“Me duele ver la ciudad así. Hay bolsas en el suelo cada día y, con el calor que hace, el olor es insoportable”, lamenta Núria, vecina del barrio de Santa Eugènia. Desde hace meses, Girona arrastra una crisis en la gestión de los residuos: el nuevo sistema de recogida, la falta de civismo de algunos ciudadanos y los constantes fallos de la empresa concesionaria han provocado imágenes diarias de contenedores desbordados, muebles abandonados en la vía pública y palomas o gaviotas rebuscando entre restos de comida. Escenas que ya se han vuelto cotidianas y que indignan a buena parte de la ciudadanía, poniendo en serios apuros al gobierno municipal de Lluc Salellas.
El nuevo sistema de recogida, el incivismo y los reiterados incumplimientos de la empresa concesionaria generan a diario escenas de abandono y suciedad en las calles.
“Me duele ver la ciudad así. Hay bolsas en el suelo cada día y, con el calor que hace, el olor es insoportable”, lamenta Núria, vecina del barrio de Santa Eugènia. Desde hace meses, Girona arrastra una crisis en la gestión de los residuos: el nuevo sistema de recogida, la falta de civismo de algunos ciudadanos y los constantes fallos de la empresa concesionaria han provocado imágenes diarias de contenedores desbordados, muebles abandonados en la vía pública y palomas o gaviotas rebuscando entre restos de comida. Escenas que ya se han vuelto cotidianas y que indignan a buena parte de la ciudadanía, poniendo en serios apuros al gobierno municipal de Lluc Salellas.
El Ejecutivo local —formado por Guanyem (CUP), Junts y Esquerra— asegura que está haciendo esfuerzos para mejorar un sistema que, según afirma, no puede revertirse. “Europa nos exige mejorar los índices de reciclaje, y este modelo nos tiene que ayudar a conseguirlo. Nos guste o no, ha llegado para quedarse”, afirma Sergi Cot, concejal responsable de residuos. No obstante, Cot reconoce deficiencias en el servicio y atribuye buena parte de los problemas a los incumplimientos de la empresa concesionaria, Girona+Neta, que ya ha recibido dos sanciones: la más reciente, esta misma semana, por un importe de más de 258.000 euros.
El expediente sancionador detalla retrasos en la implantación del nuevo modelo, deficiencias “graves o muy graves” en la limpieza con agua a presión y la falta de salidas de camiones en rutas programadas. La primera sanción, de más de 16.000 euros, se impuso hace unos meses. Cot ha asegurado que el Gobierno seguirá actuando “siempre que no se cumplan los servicios pactados”.
El Consistorio también señala como responsables a los vecinos que actúan de forma incívica: desde quienes aún no han recogido las tarjetas para abrir los nuevos contenedores inteligentes, hasta quienes dejan bolsas de basura fuera de horario o en lugares no autorizados. En el último mes, se han detectado400 vertidos no comunicados —más de 10 al día— y el alcalde Lluc Salellas ha llegado a hablar de un “boicot permanente de unos pocos contra la mayoría de gerundenses”. Solo entre enero y mayo, la Policía Municipal ha impuesto 327 sanciones por actitudes incívicas.
El gran cambio
El origen del conflicto radica en el nuevo sistema de recogida selectiva, pionero en Cataluña, que ha sustituido los contenedores tradicionales por un modelo más restrictivo de recogida selectiva. En los barrios más poblados, se han instalado contenedores inteligentes que solo se abren con una tarjeta personal y permiten depositar únicamente la fracción de residuos asignada para ese día, según un calendario municipal. Si alguien intenta tirar envases, cartón o restos orgánicos en un día no autorizado, el contenedor no se abre. Es un cambio que afecta directamente a más de 100.000 personas y que está provocando un choque evidente entre el modelo previsto y la realidad del día a día.
El descontento vecinal se ha materializado en una recogida de firmas que ha sumado 6.848 adhesiones. Este jueves, unas 150 personas se concentraron en la Plaça del Vi para entregarlas en el Ayuntamiento. Los convocantes denuncian el estado “lamentable” de la ciudad y piden al Consistorio que modifique el contrato con la empresa.
“Vecino que te encuentras, vecino que está enfadado”, resumía Jordi Tomàs, uno de los impulsores de la iniciativa. “Hay personas que viven en pisos pequeños y deben guardar los pañales de los niños en casa hasta que toca tirarlos. Es indignante”, denunciaba Laura, vecina de Fontajau, ante el concejal Cot, que salió a hablar con los manifestantes y les aseguró que se están aplicando cambios y que a partir de otoño habrá más modificaciones.
De momento, el Ayuntamiento ha anunciado que recuperará los contenedores exclusivos para vidrio y ampliará las frecuencias de recogida de las fracciones orgánica y resto. Esta medida entrará en vigor el 14 de julio.
Un año con el nuevo sistema
El sistema fue diseñado por el anterior Gobierno municipal (Junts) con el objetivo de alcanzar, en 2030, un 70% de recogida selectiva y que el 60% de los residuos acaben reciclándose. Con la instalación de los contenedores en los barrios del este durante el mes de junio, Girona ha culminado la implantación del nuevo sistema de recogida de residuos, una transformación que comenzó de forma progresiva en mayo del año pasado.
El modelo combina cuatro métodos distintos, adaptados a las características específicas de cada zona de la ciudad. En la mayoría de barrios se han instalado contenedores cerrados “inteligentes”, que solo pueden abrirse mediante una tarjeta personalizada, que permite identificar al usuario y ejercer un mayor control sobre el uso correcto de la separación de los residuos.
En los entornos residenciales, el Ayuntamiento ha apostado por el modelo puerta a puerta, que consiste en la entrega de cubos individuales a cada domicilio. La recogida se realiza en días alternos, en función del tipo de residuo. En el Barri Vell, los contenedores fijos se han sustituido por contenedores móviles. Cada tarde, los operarios del servicio municipal Girona+Neta los colocan temporalmente, permitiendo a los vecinos depositar sus residuos dentro del horario establecido y según el calendario de recogida predefinido. Para dar respuesta a situaciones puntuales, el consistorio también ha habilitado contenedores de emergencia, disponibles exclusivamente para la fracción resto y orgánica, en distintos puntos de la ciudad. Solo pueden utilizarse con tarjeta identificativa, en casos justificados y durante un número limitado de días al año.
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