El 18 de junio de 2023, el sumergible Titan,
de la empresa OceanGate, implosionó matando a sus cinco ocupantes
mientras descendía hacia los restos del Titanic en el océano Atlántico. Este
martes, la Junta Marítima (MBI, por sus siglas en inglés) de la Guardia
Costera de Estados Unidos ha publicado una investigación de 300
páginas en las que analiza todo lo que llevó a la tragedia, con dos
conclusiones principales: esta se pudo haber evitado y el principal
responsable del accidente fue una de las víctimas, Stockton Rush, CEO de
OceanGate.
Cuando aquel día se perdió el contacto con el Titan, a las 15:17
horas en España, se inició una operación de rescate que duró cuatro días
más, hasta encontrar los restos del sumergible el 22 de junio. Las
cuatro personas que acompañaban a Rush en la decimotercera inmersión que
realizaba el Titan, de 6,7 metros de longitud, hasta el Titanic habían pagado 250.000
dólares por una expedición que debía durar ocho horas. El informe da las
respuestas de por qué tuvo lugar el fatal desenlace.
Las principales causas de la implosión del Titan
Para llegar a la ‘pérdida de integridad estructural del
casco de fibra de carbono del sumergible’ que provocó la implosión del
Titan, tuvieron lugar muchos años de decisiones equivocadas y comportamientos
tóxicos. El MBI señala como factores causales principales:
- Un proceso de diseño e ingeniería estructural defectuoso.
- Ausencia de análisis sobre la vida útil del casco.
- Un sistema de monitoreo en tiempo real (RTM) para
evaluar el casco cuyos datos no se analizaron en detalle. - Seguir usándolo después de incidentes graves y no
investigarlos lo suficiente. - Defectos en el diseño y construcción del casco.
- Cultura de seguridad tóxica que amenazaba con
despedir a quien pusiera objeciones. - Falta de mantenimiento preventivo y protección del
casco en periodos de inactividad. - Decisiones logísticas y financieras que
comprometieron su integridad.
Así, corroborando informaciones que han trascendido tras el
desastre del Titan, la MBI relata que OceanGate utilizó durante años ‘tácticas
de intimidación’ para esquivar la supervisión regulatoria, mantenía un
entorno laboral ‘tóxico’ y su cultura de seguridad era ‘críticamente
defectuosa’.
El propio sumergible era un vehículo ‘no documentado, no
registrado, sin certificación y sin clasificación’ y Rush logró ‘ignorar
por completo inspecciones vitales, análisis de datos y procedimientos de
mantenimiento preventivo’.
El resultado fue un ‘evento catastrófico’ provocado
por una presión de agua de 347 kg por cm² que quebró el casco de fibra
de carbono y titanio del Titan y aplastó a sus cinco ocupantes en un
instante.
La Junta Marítima señala que, Rush, de haber sobrevivido,
habría sido procesado por la justicia. ‘Este siniestro marítimo y la
pérdida de cinco vidas se pudieron evitar’, ha señalado Jason Neubauer,
responsable de la investigación.
Rush, un CEO tóxico que despreciaba la seguridad y cuyos sumergibles habían tenido numerosos problemas
El informe retrata el carácter tóxico del CEO y
recoge numerosas historias que reflejan su desprecio sistemático por la
seguridad. Por ejemplo, la que tuvo lugar en 2016, cuando el Cyclops
I, un sumergible anterior de OceanGate, se encontraba frente a la costa de Nantucket,
Massachusetts, para explorar los restos del Andrea Doria, situados a
77 metros de profundidad.
Rush, que ejercía de piloto, dejó el Cyclops I ‘atrapado
bajo la proa del pecio del Andrea Doria’, sin ser capaz de liberarlo. Según
el informe, entonces ‘tuvo una crisis nerviosa y se negó a permitir que [el
copiloto] ayudara a resolver la situación’. Cuando un especialista de
misión sugirió que Rush entregara el mando al copiloto, este declaró que el
mando fue ‘lanzado hacia él’. El mando era un simple controlador de
videojuegos Logitech F710 ligeramente modificado, también utilizado en el Titan. Una vez que lo tuvo, el copiloto logró
liberar el Cyclops I del pecio.
Algo parecido sucedió con el Titan un año antes de la
tragedia. El sumergible estaba siendo pilotado ‘por el experto en el
Titanic, que no era empleado de OceanGate ni piloto cualificado’. Al llegar
al pecio, se acercó demasiado y una de sus patas quedó ‘físicamente enredada
en el Titanic’. Logró liberarse, pero el informe destaca la ‘ausencia
de un plan de mitigación de riesgos ante un enredo a esa profundidad’,
así como la ‘falta de un ROV de apoyo o de un segundo sumergible que
pudiera ayudar a liberar el Titan si la situación hubiera sido más grave’.
En 2021, en otro descenso al Titanic, ‘se produjeron
varios fallos críticos de equipo, incluido uno en los motores
del sistema de lastre, lo que obligó a soltar la bandeja con pesos para
iniciar el ascenso’. Pero Rush no quería soltar toda la bandeja porque eso
podría afectar a futuras misiones, ya que ‘no había bandejas de repuesto’.
Su plan era que el submarino ‘descendiera de nuevo al fondo del océano y permaneciera
allí hasta 24 horas, hasta que los ánodos de sacrificio se deterioraran y
liberaran los pesos de emergencia’.
Esta es una decisión que correspondía al director de misión,
a quien Rush no tuvo problema en desautorizar. Su ‘negativa a acatar las
órdenes del director de misión puso a la tripulación del Titan en una
situación peligrosa a una profundidad extrema de aproximadamente 3.800 metros’,
explica el informe. Al final, el submarino logró soltar parte del lastre sin
perder toda la bandeja y ascendió con seguridad, pero el incidente demostró ‘un
desprecio peligroso por la autoridad del director de misión y una disposición
a operar el Titan a profundidad con múltiples fallos técnicos’.
En otra ocasión, Rush ordenó que se usaran ‘solo cuatro
pernos’ para sujetar la cúpula del Titan de titanio, de 1.600 kg,
pese a que estaba diseñada para usar 18. Lo hizo porque ‘tomaba menos tiempo’.
Su director de ingeniería le expresó su preocupación, pero no le hizo caso.
Esta decisión condujo a un accidente en 2021: mientras se izaba el Titan
a la cubierta de un barco, los pernos se rompieron y la enorme cúpula
cayó sobre la plataforma de lanzamiento del sumergible.
Rush tenía dificultades financieras, lo que
probablemente influyó en sus decisiones. Otra forma en la que OceanGate quiso
ahorrar dinero fue almacenando el Titan al aire libre durante el invierno, en
Canadá, lo que ‘expuso el casco a fluctuaciones térmicas extremas que
comprometieron su integridad’.
La MBI determina que el probable punto de fallo del
casco fue la unión adhesiva entre la cúpula frontal del Titan y el anillo,
también de titanio, que lo unía al cuerpo central de fibra de carbono, o
bien esta última, cerca del extremo frontal del Titan. Cuando el casco
cedió, la muerte de los cinco tripulantes resultó ‘inmediata’.
En ese momento, el ‘equipo de comunicaciones y seguimiento
del Titan a bordo del Polar Prince’ oyó un ‘golpe’ proveniente de la
superficie del océano, que la investigación correlacionó después con la implosión
del Titan.
La Junta Marítima de la Guardia Costera relata numerosos incidentes con los sumergibles de OceanGate antes de producirse el accidente que mató a cinco personas
El 18 de junio de 2023, el sumergible Titan, de la empresa OceanGate, implosionó matando a sus cinco ocupantes mientras descendía hacia los restos del Titanic en el océano Atlántico. Este martes, la Junta Marítima (MBI, por sus siglas en inglés) de la Guardia Costera de Estados Unidos ha publicado una investigación de 300 páginas en las que analiza todo lo que llevó a la tragedia, con dos conclusiones principales: esta se pudo haber evitado y el principal responsable del accidente fue una de las víctimas, Stockton Rush, CEO de OceanGate.
Cuando aquel día se perdió el contacto con el Titan, a las 15:17 horas en España, se inició una operación de rescate que duró cuatro días más, hasta encontrar los restos del sumergible el 22 de junio. Las cuatro personas que acompañaban a Rush en la decimotercera inmersión que realizaba el Titan, de 6,7 metros de longitud, hasta el Titanic habían pagado 250.000 dólares por una expedición que debía durar ocho horas. El informe da las respuestas de por qué tuvo lugar el fatal desenlace.
Las principales causas de la implosión del Titan

Para llegar a la ‘pérdida de integridad estructural del casco de fibra de carbono del sumergible’ que provocó la implosión del Titan, tuvieron lugar muchos años dedecisiones equivocadas y comportamientos tóxicos. El MBI señala como factores causales principales:
- Un proceso de diseño e ingeniería estructural defectuoso.
- Ausencia de análisis sobre la vida útil del casco.
- Un sistema de monitoreo en tiempo real (RTM) para evaluar el casco cuyos datos no se analizaron en detalle.
- Seguir usándolo después de incidentes graves y no investigarlos lo suficiente.
- Defectos en el diseño y construcción del casco.
- Cultura de seguridad tóxica que amenazaba con despedir a quien pusiera objeciones.
- Falta de mantenimiento preventivo y protección del casco en periodos de inactividad.
- Decisiones logísticas y financieras que comprometieron su integridad.
Así, corroborando informaciones que han trascendido tras el desastre del Titan, la MBI relata que OceanGate utilizó durante años ‘tácticas de intimidación’ para esquivar la supervisión regulatoria, mantenía un entorno laboral ‘tóxico’ y su cultura de seguridad era ‘críticamente defectuosa’.
El propio sumergible era un vehículo ‘no documentado, no registrado, sin certificación y sin clasificación’ y Rush logró ‘ignorar por completo inspecciones vitales, análisis de datos y procedimientos de mantenimiento preventivo’.
El resultado fue un ‘evento catastrófico’ provocado por una presión de agua de 347 kg por cm² que quebró el casco de fibra de carbono y titanio del Titan y aplastó a sus cinco ocupantes en un instante.
La Junta Marítima señala que, Rush, de haber sobrevivido, habría sido procesado por la justicia. ‘Este siniestro marítimo y la pérdida de cinco vidas se pudieron evitar’, ha señalado Jason Neubauer, responsable de la investigación.

Rush, un CEO tóxico que despreciaba la seguridad y cuyos sumergibles habían tenido numerosos problemas
El informe retrata el carácter tóxico del CEO y recoge numerosas historias que reflejan su desprecio sistemático por la seguridad. Por ejemplo, la que tuvo lugar en 2016, cuando el Cyclops I, un sumergible anterior de OceanGate, se encontraba frente a la costa de Nantucket, Massachusetts, para explorar los restos del Andrea Doria, situados a 77 metros de profundidad.
Rush, que ejercía de piloto, dejó el Cyclops I ‘atrapado bajo la proa del pecio del Andrea Doria’, sin ser capaz de liberarlo. Según el informe, entonces ‘tuvo una crisis nerviosa y se negó a permitir que [el copiloto] ayudara a resolver la situación’. Cuando un especialista de misión sugirió que Rush entregara el mando al copiloto, este declaró que el mando fue ‘lanzado hacia él’. El mando era un simple controlador de videojuegos Logitech F710 ligeramente modificado, también utilizado en el Titan. Una vez que lo tuvo, el copiloto logró liberar el Cyclops I del pecio.

Algo parecido sucedió con el Titan un año antes de la tragedia. El sumergible estaba siendo pilotado ‘por el experto en el Titanic, que no era empleado de OceanGate ni piloto cualificado’. Al llegar al pecio, se acercó demasiado y una de sus patas quedó ‘físicamente enredada en el Titanic’. Logró liberarse, pero el informe destaca la ‘ausencia de un plan de mitigación de riesgos ante un enredo a esa profundidad’, así como la ‘falta de un ROV de apoyo o de un segundo sumergible que pudiera ayudar a liberar el Titan si la situación hubiera sido más grave’.
En 2021, en otro descenso al Titanic, ‘se produjeron varios fallos críticos de equipo, incluido uno en los motores del sistema de lastre, lo que obligó a soltar la bandeja con pesos para iniciar el ascenso’. Pero Rush no quería soltar toda la bandeja porque eso podría afectar a futuras misiones, ya que ‘no había bandejas de repuesto’. Su plan era que el submarino ‘descendiera de nuevo al fondo del océano y permaneciera allí hasta 24 horas, hasta que los ánodos de sacrificio se deterioraran y liberaran los pesos de emergencia’.
Esta es una decisión que correspondía al director de misión, a quien Rush no tuvo problema en desautorizar. Su ‘negativa a acatar las órdenes del director de misión puso a la tripulación del Titan en una situación peligrosa a una profundidad extrema de aproximadamente 3.800 metros’, explica el informe. Al final, el submarino logró soltar parte del lastre sin perder toda la bandeja y ascendió con seguridad, pero el incidente demostró ‘un desprecio peligroso por la autoridad del director de misión y una disposición a operar el Titan a profundidad con múltiples fallos técnicos’.
En otra ocasión, Rush ordenó que se usaran ‘solo cuatro pernos’ para sujetar la cúpula del Titan de titanio, de 1.600 kg, pese a que estaba diseñada para usar 18. Lo hizo porque ‘tomaba menos tiempo’. Su director de ingeniería le expresó su preocupación, pero no le hizo caso. Esta decisión condujo a un accidente en 2021: mientras se izaba el Titan a la cubierta de un barco, los pernos se rompieron y la enorme cúpula cayó sobre la plataforma de lanzamiento del sumergible.
Rush tenía dificultades financieras, lo que probablemente influyó en sus decisiones. Otra forma en la que OceanGate quiso ahorrar dinero fue almacenando el Titan al aire libre durante el invierno, en Canadá, lo que ‘expuso el casco a fluctuaciones térmicas extremas que comprometieron su integridad’.
La MBI determina que el probable punto de fallo del casco fue la unión adhesiva entre la cúpula frontal del Titan y el anillo, también de titanio, que lo unía al cuerpo central de fibra de carbono, o bien esta última, cerca del extremo frontal del Titan. Cuando el casco cedió, la muerte de los cinco tripulantes resultó ‘inmediata’.
En ese momento, el ‘equipo de comunicaciones y seguimiento del Titan a bordo del Polar Prince’ oyó un ‘golpe’ proveniente de la superficie del océano, que la investigación correlacionó después con la implosión del Titan.
Noticias de Tecnología y Videojuegos en La Razón