Jumilla vivió el 28 de julio un ambiente mucho más tenso en su Ayuntamiento que en sus calles. Ese día se debatió la moción de Vox en contra de que se sigan celebrando en espacios municipales dos fiestas religiosas que llevan tiempo conmemorando, sin que consten graves incidentes, los aproximadamente 1.500 musulmanes que residen en la población vinícola de algo más de 27.000 habitantes. El PP, que gobierna en minoría, la aprobó modificada pero avalando su objetivo, “frente a las prácticas culturales foráneas, como la Fiesta del Cordero”, como figura en el título, que los populares no han tocado como tampoco su exposición de motivos. Gracias a los votos populares y a la abstención de Vox, la polémica propuesta salió adelante. Y los ultras se apuntaron el éxito.
El concejal ultra de la localidad se jactó de que la enmienda del PP avala el veto de Vox a la Fiesta del Cordero en las instalaciones municipales
Jumilla vivió el 28 de julio un ambiente mucho más tenso en su Ayuntamiento que en sus calles. Ese día se debatía la moción de Vox en contra de que se sigan celebrando en espacios municipales las fiestas religiosas que llevan tiempo conmemorando, sin que consten graves incidentes, los aproximadamente 1.500 musulmanes que residen en la población vinícola. El PP, que gobierna en minoría, la modificó pero avalando el objetivo de la moción “frente a las prácticas culturales foráneas, como la Fiesta del Cordero”, con el mismo título que la original y sin tocar la exposición de motivos. Gracias a los votos populares y a la abstención de Vox, la polémica propuesta salió adelante. Y los ultras se apuntaron el éxito.
“Objetivo cumplido”, se congratuló poco antes de la votación el concejal de Vox, Juan Agustín Carrillo. El PP se había esforzado durante el pleno por desligar la cuestión religiosa del uso de los espacios municipales, a pesar de que la propuesta incluye ambas. La alcaldesa, Seve González, insistió en que ya antes de la moción de Vox se venía hablando de modificar el reglamento de los espacios municipales deportivos para que se usaran solo para el deporte (aunque su partido no había presentado ninguna propuesta al respecto) y, en un difícil equilibrio, recalcó que de lo que se trataba también era: “Defender lo nuestro, nuestras tradiciones, las de todos” con actividades “que pongan en valor nuestras raíces”.
Pero Vox no le dio respiro al PP en su disquisición para justificar que la moción “no prohibía” nada. Los ultras consideraban que el tanto era suyo y se lo anotaban a pesar o gracias a los retoques del PP: “Sobre la modificación del Reglamento de uso de instalaciones municipales, no se va a permitir de alguna forma la celebración de la Fiesta del Cordero en espacios deportivos en Jumilla. Por lo tanto, objetivo cumplido”, celebró el concejal. En ese punto, en tono titubeante, la alcaldesa le matizaba que lo que se celebraba en las instalaciones municipales era “el rezo, no la fiesta del cordero”.
Si el PP enmendó solo en parte a Vox, Vox enmendó del todo la Constitución. “Defendemos la libertad de culto. Por supuesto, solo faltaba. Defendemos la libertad de culto. Pero en el ámbito privado”, aseguró con vehemencia el único concejal con que los ultras cuentan en Jumilla. La Ley Fundamental reconoce y protege la libertad religiosa y de culto, pero con ellas también “la posibilidad de manifestar individual o colectivamente las creencias religiosas, tanto en público como en privado” (artículo 16).
Por si no quedaba clara su posición, Carrillo le espetó a la única representante de IU-Podemos con vehemencia: “Lo que tiene que hacer usted a partir del año que viene, es llamar a toda la comunidad musulmana (…), los llama y se los lleva a su campo o se los lleva a su casa y, privadamente, usted los ayuda y que lo celebren en su campo, en su casa, pero no en la casa de todos los jumillanos”.
Aunque la alcaldesa insistió en que la propuesta del PP eliminaba las prohibiciones que se incluían en la propuesta original y reconoció que en el caso de Murcia capital su partido sí rechazó de plano la moción de los ultras en lugar de solo enmendarla, las culpas de “dividir” a la población fueron directas hacia la izquierda. La enmienda popular era “una forma para solucionar o para llegar a un entendimiento”. “¿Que ustedes lo ven como un hilo de marginación? (…) Si ustedes lo siguen viendo así, creo que el problema lo tiene ustedes”, les afeó la primera edil a PSOE y IU-Podemos.
El elefante en la habitación, o en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, era el caso reciente de Torre Pacheco, con una llamada en redes a un pogromo contra los inmigrantes musulmanes tras la agresión a un hombre sexagenario. Vox lo trajo a cuento a los 23 minutos de empezar el debate de la moción y el PP se puso nervioso. “Les recuerdo que aquí los que han callado son todos ustedes. Ante la agresión a un anciano en Torre Pacheco. Todos ustedes”, culpó el concejal de Vox a la bancada de la izquierda. Ahí, la primera edil lo cortó en seco: “Debemos de reconducir el asunto. Estamos en Jumilla hablando de Jumilla. Lo que ocurrió en Torre Pacheco (…) Creo que todos tenemos que pedir disculpas de lo que ocurrió allí. Absolutamente todos”.
Al final Vox vio aprobada su moción modificada y el PP, este mismo jueves y también gracias a la abstención de Vox, sus Cuentas municipales.
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