El legendario astronauta de la NASA viajó cuatro veces al espacio pero se hizo mundialmente conocido por sobrevivir a la crisis espacial más famosa de la historia, ocurrida en 1970 cuando la explosión de un tanque obligó a abortar su viaje a la Luna. El actor Tom Hanks le interpretó en la película ‘Apolo 13’ Leer El legendario astronauta de la NASA viajó cuatro veces al espacio pero se hizo mundialmente conocido por sobrevivir a la crisis espacial más famosa de la historia, ocurrida en 1970 cuando la explosión de un tanque obligó a abortar su viaje a la Luna. El actor Tom Hanks le interpretó en la película ‘Apolo 13’ Leer
Fue un astronauta legendario, uno de los grandes pioneros de la exploración espacial, pero si por algo se conoce a Jim lovell es por haber pronunciado la que se convertiría en una de las frases más famosas y repetidas de la historia: «Houston, tenemos un problema». El comandante de la misión Apolo 13 murió el jueves a los 97 años de edad, tal y como ha anunciado este viernes la NASA.
El exastronauta y piloto de pruebas, cuya nave sufrió un grave incidente en pleno viaje a la Luna, falleció en Lake Forest, en el estado de Illinois. «Su vida y obra inspiraron a millones de personas a lo largo de las décadas. El carácter y la valentía inquebrantable de Jim ayudaron a nuestra nación a llegar a la Luna y transformaron una posible tragedia en un éxito del que aprendimos muchísimo. Lamentamos su muerte al tiempo que celebramos sus logros», ha señalado la agencia espacial de EEUU en un comunicado en el que expresan sus condolencias a su familia.
Como comandante de la misión Apolo 13, dice la NASA, «su serenidad y fortaleza bajo presión ayudó a la tripulación a regresar sana y salva a la Tierra y demostró la rapidez de pensamiento y la innovación que inspiraron las futuras misiones de la NASA». Y es que a esta misión se la ha denominado también «el fracaso exitoso».
La agencia ha recordado los años que Lovell sirvió en el Ejército de EEUU. De hecho, su perfil era el más habitual entre los astronautas que inauguraron la carrera espacial. Nacido en Cleveland (Ohio) en 1928, se crio en Milwaukee. Estudió dos años en la Universidad de Wisconsin y después siguió su formación en la Academia Naval de EEUU de Annapolis. Se graduó en 1952 y se convirtió en piloto de pruebas naval. «La Marina ha perdido a un orgulloso graduado de la academia y piloto de pruebas. Jim Lovell encarnó la audaz determinación y el optimismo de los exploradores del pasado y del futuro, y le recordaremos siempre».
Su expediente, de hecho, es uno de los más impresionantes de la NASA, que le seleccionó en 1962 para su segunda promoción de astronautas tras haberle rechazado para el programa Mercury por un asunto médico que posteriormente no fue impedimento para que la agencia le reclutara.
Aunque se le recuerda por la misión Apolo 13 de 1970, que tuvo que abortar el alunizaje previsto por la explosión de un tanque de oxígeno días después el despegue, anteriormente había volado al espacio en otras tres ocasiones, formando parte de Gemini 7 (en 1965), Gemini 12 (en 1966) y Apolo 8 (en 1968). Tres misiones que allanaron el camino para que sus compañeros Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins hicieran historia en junio de 1969 a bordo del Apolo 11, la culminación del éxito del programa que en 1961 lanzó John F. Kennedy, y con el que por fin, EEUU superaba a Rusia en la carrera espacial.
Apolo 13 fue la séptima misión tripulada del programa Apolo de la NASA y la tercera que iba a alunizar, tras el Apolo 11 y el Apolo 12. Jim Lovell como comandante, Jack Swigert como piloto del módulo de mando y Fred Haise como piloto del módulo lunar, despegaron desde Cabo Cañaveral a bordo de un cohete Saturno V el 11 de abril de 1970. Swigert había sustituido a última hora a Ken Mattingly, que no pudo volar al haber estado expuesto a la rubeola.
Dos días después del inicio de su viaje hacia la Luna, un tanque de oxígeno del módulo de servicio hizo explosión. Fue en este momento cuando Lovell, comandante de la misión, pronunció la célebre frase «Ok, Houston, hemos tenido un problema aquí», que más tarde acabaría popularizándose como «Houston, tenemos un problema».
El incidente obligó a abortar el alunizaje y a cambiar los planes. Todos los esfuerzos de los ingenieros de la NASA se centraron en un objetivo: lograr que sus tres hombres volvieran a la Tierra sanos y salvos. Debido a la explosión del tanque de oxígeno, se perdió su contenido y el oxígeno era crucial tanto para que pudieran respirar como para generar energía eléctrica y que funcionasen los sistemas de propulsión y los sistemas de soporte vital.
Todas las mentes del Centro de Control de Houston, entre las que destacó la labor del director de vuelo, Gene Kranz, se pusieron manos a la obra para optimizar los escasos recursos que tenían y que pudieran sobrevivir al viaje de vuelta. Se decidió que desconectasen los sistemas del módulo de mando para preservar los recursos restantes para el reingreso en la atmósfera, lo que obligó a los tres tripulantes a trasladarse al módulo lunar, convertido en improvisado bote salvavidas.
Este módulo estaba concebido para mantener a solo dos personas, pues en la arquitectura Apolo, uno de los tres tripulantes se quedaba en el módulo de mando en el espacio, mientras los otros dos astronautas eran los que, a bordo del módulo lunar, aterrizaban en la superficie, realizaban los experimentos y recogían muestras. Posteriormente, a bordo de su módulo lunar despegaban desde la superficie y se acoplaban en órbita con el módulo de mando para emprender el viaje de regreso. Ese fue el plan que funcionó con el Apolo 11 y el Apolo 12, pero ellos no tuvieron ocasión de alunizar.
Desde Houston, se elaboraron a contrarreloj una serie de procedimientos que permitieron que los tres subsistieran cuatro días, no sin padecer todo tipo de incomodidades, como la escasez de agua potable, el frío y la humedad en el módulo, y hacer frente a diversos problemas técnicos para los que se fueron encontrando soluciones.
Gracias al trabajo conjunto del del equipo de la NASA y de los astronautas, y a su templanza, la operación de rescate fue un éxito, y la muy accidentada misión concluyó felizmente con un exitoso regreso a la Tierra el 17 de abril de 1970. Millones de personas siguieron por televisión el amerizaje de la nave en el Pacífico sur.
La fama de la misión se amplificó en todo el mundo a raíz del estreno en 1995 de la película Apolo 13, que narra su historia. El film es una adaptación libre de la novela Lost Moon, escrita por el propio Jim Lovell y Jeffrey Kluger. Aunque parece ser que Lovell quería que Kevin Costner le diera vida en la gran pantalla, Tom Hanks fue finalmente el actor elegido para ese papel. El propio Lovell hace un cameo en la película, como capitán del buque USS Iwo Jima que rescata a los astronautas cuando la cápsula Apolo cae al mar.
Además, los trabajos y la coordinación que cientos de personas llevaron a cabo en equipo para resolver los problemas técnicos y salvarlos ha pasado a ser un ejemplo sobre cómo resolver crisis.
Un pequeño cráter en el lado oculta de la Luna fue bautizado con su nombre en 1970. Aunque él nunca llegó a pisar su superficie, estuvo cerca de hacerlo: Fue suplente en la misión Apolo 16 y, de no haber sido cancelado el programa lunar, habría tenido una nueva oportunidad, dado que fue seleccionado como comandante de la misión Apolo 19. Sin embargo, las estrecheces presupuestarias por la Guerra en Vietnam, el alto coste del programa Apolo y la relativa pérdida de interés en él por parte de la sociedad estadounidense llevaron al Gobierno estadounidense a establecer la misión Apolo 17 como la última y Apolo 18, 19 y 20 fueron canceladas.
Desde diciembre de 1972, nadie más ha vuelto a explorar la Luna aunque hay en marcha un programa, Artemisa, para regresar en 2027. Lovell dejó la NASA el 1 de marzo de 1973, apenas un par de meses después de que concluyera el programa Apolo.
Posteriormente ocupó varios cargos como directivo en varias compañías y en organizaciones como la Astronautics Corporation of America. En 1999 abrió un restaurante familiar en Lake Forest, llamado Lovell’s of Lake Forest», en el que se exhibían objetos de la misión y de la película Apolo 13, y que vendió en 2014.
Su esposa, Marilyn, falleció hace dos años. En el comunicado en el que anuncian su fallecimiento, su familia se ha mostrado «enormemente orgullosa» de sus logros. «Fue piloto y oficial de la Armada, astronauta, líder y explorador espacial… Pero, para todos nosotros, era papá, abuelo y el líder de nuestra familia. Y lo más importante, era nuestro héroe. Echaremos de menos su optimismo inquebrantable, su sentido del humor y la forma en que nos hacía sentir que podíamos lograr lo imposible. Era verdaderamente único».
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