Trump anuncia una reunión con Putin en Budapest para poner fin a la guerra de Ucrania: “Será rápido, probablemente antes de dos semanas”

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este jueves tras una llamada telefónica “larga y productiva” con su homólogo ruso, Vladímir Putin, que ambos se han comprometido a reunirse en “un lugar acordado, Budapest (Hungría), para ver” si pueden “poner fin a [la] guerra ignominiosa entre Rusia y Ucrania”.

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 La llamada entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia llega en la víspera de una cumbre en Washington con Zelenski para tratar el envío de misiles Tomahawk a Kiev  

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este jueves tras una llamada telefónica “larga y productiva” con su homólogo ruso, Vladímir Putin, que ambos se han comprometido a reunirse en “un lugar acordado, Budapest (Hungría), para ver” si pueden “poner fin a [la] guerra ignominiosa entre Rusia y Ucrania”.

Trump habló con Putin un día antes de la visita a la Casa Blanca este viernes del ucranio Volodímir Zelenski. Trump avisó de la llamada en su red social, Truth. En ese mismo foro dio detalles sobre el fruto de esa charla. En una comparecencia en el Despacho Oval con la prensa, avanzó horas después que esa reunión en Budapest tendrá lugar “probablemente en las dos próximas semanas”. No especificó, con todo, si se espera la participación de Zelenski.

En Truth, había contado que Putin lo había felicitado a él “y a Estados Unidos por el gran logro de la paz en Oriente Próximo”. “Creo firmemente que este éxito contribuirá a nuestras negociaciones para poner fin a la guerra con Rusia y Ucrania”, escribió Trump. “También dedicamos un tiempo considerable a hablar sobre el comercio entre Rusia y Estados Unidos una vez finalizada la guerra con Ucrania. Al finalizar la llamada, acordamos una reunión de nuestros asesores de alto nivel la próxima semana. Las reuniones iniciales de Estados Unidos estarán dirigidas por el secretario de Estado, Marco Rubio, junto con otras personas que se designarán próximamente. El lugar de la reunión [con Rubio] está por determinar”, aclaró.

Después, ante la prensa, habló de la participación junto al secretario de Estado del vicepresidente, J. D. Vance, y de su negociador de cabecera, Steve Witkoff. “He acabado con ocho guerras. Esta será la novena”, prometió. No en todos conflictos con los que presume haber terminado su Administración desempeñó un papel crucial y menos aún están por resolver.

“Creo que la conversación telefónica de hoy [con Putin] ha significado un gran paso adelante”, había escrito en Truth.En ella, el presidente ruso advirtió al estadounidense contra una hipotética entrega de misiles de precisión a Kiev, según Moscú. “Putin le dijo a Trump que los Tomahawk no cambiarán la situación en el campo de batalla, pero sí perjudicarán las relaciones ruso-estadounidenses y el acuerdo sobre Ucrania”, declaró tras la llamada el asesor del líder ruso Yuri Ushakov, que definió la charla como “extremadamente franca y confidencial”, además de “muy sustancial”.

En su transcurso, Putin, siempre según Moscú, también trató de convencer de nuevo a Trump de que Rusia “conserva la iniciativa estratégica” pese a que su ofensiva de verano no ha logrado ningún avance sustancial a costa de numerosas bajas. Ushakov aseguró que la idea de verse en Budapest fue del presidente ruso. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, se declaró “listo” para recibir a los dos presidentes, con los que se alinea; “es una gran noticia para los pueblos amantes de la paz del mundo”, escribió en la red social X.

La cita en Washington con Zelenski ―en la que, avanzó Trump, se hablará de la conversación de este jueves con Putin “y de muchos otros temas”― es para un “almuerzo de trabajo” en el que, según está previsto, ambos líderes discutirán la posibilidad de un nuevo envío de armamento para la defensa de Kiev. Trump y Zelenski hablaron por teléfono dos veces el fin de semana pasado. A lo largo de esta semana, una delegación ucrania encabezada por la primera ministra, Yulia Svyrydenko, y el jefe de la Oficina Presidencial, Andrii Yermak, ha mantenido reuniones preparatorias a distintos niveles en la capital estadounidense, entre otros, con Rubio.

“El liderazgo de Estados Unidos y, personalmente, del presidente Donald Trump han hecho posible la paz en Oriente Próximo. Esta es la visión que el mundo, y Ucrania en particular, necesita hoy”, ha señalado Yermak en sus redes sociales.

Trump afirmó el domingo pasado durante su viaje a Oriente Próximo para asistir a la firma de la primera fase del plan de paz entre Israel y Hamás en Gaza, que le había comunicado a Zelenski que estaba listo para un nuevo ultimátum a Putin: o Rusia se compromete a conversaciones de paz serias o Ucrania recibirá potentes misiles Tomahawk de Estados Unidos. “[A Ucrania] le gustaría tenerlos. Para ser sincero, quizás tenga que hablar con Rusia sobre los Tomahawk. ¿Quieren tener [ese tipo de] misiles dirigiéndose hacia su país? No lo creo“, dijo a los periodistas que lo acompañaban a bordo del avión presidencial.

Putin no se ha mostrado en ningún momento inquieto ante esa supuesta entrega de Tomahawk a Ucrania. No solo eso: el mandatario no respondió esta semana con una escalada y se limitó a decir que Rusia necesitará “más sistemas antiaéreos”.

La idea de que Trump está listo para seguir con Ucrania, tras el logro diplomático, aún incierto, la semana pasada con Gaza, cobra estos días fuerza en Washington. El presidente de Estados Unidos ganó las elecciones con, entre otras, la promesa de que acabaría con la invasión rusa en su primer día en el Despacho Oval. Han pasado 269 días y la guerra está lejos de aflojar en su intensidad mientras enfila hacia su cuarto invierno.

Trump ha lanzado varios ultimátums a Putin en estos nueve meses con el anuncio de más sanciones que luego nunca se materializaron. Ambos líderes se vieron en Alaska el pasado 15 de agosto, en una reunión de la que el presidente ruso salió reforzado.

En la propaganda rusa, un buen termómetro de los planes del Kremlin, se insinuaba hace dos días que la entrega de Tomahawk solo será una teatralización acordada por los dos mandatarios en Alaska. “Así una de las dos partes saldrá a hacer alguna concesión y dará una oportunidad para empezar negociaciones de nuevo”, afirmaba en Rossiya 1 el expolítico ucranio exiliado en Rusia Spiridón Kilinkarov.

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En aquella cumbre en Anchorage, el presidente estadounidense no solo sacó a su homólogo del aislamiento internacional en el que se hallaba y olvidó las amenazas de imponer nuevos gravámenes a Rusia para forzar un cambio de idea del Kremlin; también dio por buenas las principales reclamaciones de Putin para empezar a hablar del final de la guerra. En total, Rusia ha ocupado cerca de un 20% del país vecino.

Después, el republicano probó una nueva estrategia con, también, escasos resultados: apretar a Moscú a través de terceros países, fundamentalmente, China y la India, que aún compran petróleo a Rusia. El republicano maniobró además para lograr que la OTAN deje de comprar crudo de petróleo procedente de ese país.

El viernes pasado, en otra demostración de los imprevisibles vaivenes de Washington en este asunto, la primera dama, Melania Trump, aseguró que mantiene un “canal de comunicación abierto” con Putin desde Alaska. El objetivo: repatriar a los niños ucranios trasladados de manera forzosa a Rusia. Algunos, dijo la primera dama, ya han sido devueltos. “De hecho, ocho niños se han reunido con sus familias durante las últimas 24 horas”, añadió. Este jueves, Trump escribió en Truth que ese gesto de su esposa también había formado parte de la conversación con Putin.

Semana intensa

El anuncio de la llamada entre Trump y Putin llega en una semana intensa en la política exterior de la Casa Blanca en la que el estadounidense ha seguido presionando al régimen de Nicolás Maduro con la quinta operación extrajudicial contra una supuesta narcolancha en aguas internacionales del Caribe. En esa acción, el ejército de EE UU mató a los seis tripulantes sin juicio previo y sin aportar pruebas sobre su identidad o sobre la carga que portaban. Después llegó la confirmación de que el republicano ha autorizado a la CIA a que lleve a cabo acciones encubiertas en Venezuela.

Trump también ha amenazado a España con aranceles por no subir el gasto de defensa hasta el 5% del PIB, como ha pedido el líder estadounidense a los socios de la OTAN. Lo hizo en el marco de una visita del presidente argentino Javier Milei durante la que Washington selló su compromiso con echar a Buenos Aires un balón de oxígeno al otorgar un swap de divisas por 20.000 millones de dólares para apuntalar la economía del país sudamericano. En un intento de injerencia en la política interna de otro país, el republicano condicionó esa ayuda a que los argentinos voten por Milei en las elecciones del próximo 26 de octubre.

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