Los momentos más vergonzosos de Rodríguez Menéndez en televisión, adalid de lo más oscuro de una época

«Individuo de los bajos fondos con incursiones en la prensa del colorín», ha escrito esta mañana Karmele Marchante en una dura publicación en sus redes sociales. Y es que la historia de Rodríguez Menéndez estaría incompleta sin su paso por la televisión y por los medios Leer «Individuo de los bajos fondos con incursiones en la prensa del colorín», ha escrito esta mañana Karmele Marchante en una dura publicación en sus redes sociales. Y es que la historia de Rodríguez Menéndez estaría incompleta sin su paso por la televisión y por los medios Leer  

Hubo una época en televisión en la que todo valía. No había límites, ni redes sociales, ni medios especializados que pudieran sacar las vergüenzas de lo que se emitía. Los más jóvenes de hoy al escuchar el nombre de Emilio Rodríguez Menéndez les sonará a chino, pero a los hoy adultos que fueron jóvenes en aquella época el nombre de Rodríguez Menéndez les trae a la memoria algunos de los momentos más vergonzosos de aquella televisión y también de los medios.

El abogado Rodríguez Menéndez se enganchó a la televisión gracias a representar a muchos famosos de finales de los 90 y principios de los 2000. Para él la tele era como la mierda para las moscas, y viceversa. Se atraían el uno a la otro y la otra a la una. Rodríguez Menéndez daba ese espectáculo que se consumía sin descanso, que se pedía, que provocaba noches en vela de muchos espectadores esperando verle frente a cualquier personaje al que quisiera humillar.

Empezó siendo un contertulio de mesas televisivas sobre sucesos o tribunales en programa como Día a día o La máquina de la verdad hasta pasar a ser uno de los colaboradores más polémicos de la crónica social y, a posteriori, uno de los personajes de esa prensa del corazón.

Una prensa del corazón en la que también entró a saco con su revista Dígame, cuya primera portada fue una fotografía de Karmele Marchante metida entre rejas. «Se ha ido al infierno una rata de la peor especie: Rodríguez Menéndez. Individuo de los bajos fondos con incursiones en la prensa del colorín. Asociado con ADFlores… sacó la revista Dígame. En el primer número metió una foto mía en una jaula», ha escrito esta mañana la propia Karmele en sus redes sociales, mostrando lo que supuso para muchos famosos la existencia de esa revista que Rodríguez Menéndez utilizaba como arma arrojadiza contra sus enemigos, inventando noticias, falseando portadas… Todo valía.

En los 80, Rodríguez Menéndez se hizo con el control del diario Ya. Y fue en este periódico donde vivió uno de sus episodios más sonados. En 1997 publicó una falsa entrevista con Antonio Anglés, el fugitivo desaparecido del crimen de Alcàsser. Las fotos eran las de un modelo argentino. Se querellaron contra él, tuvo que dimitir como editor del periódico y le costó el puesto a José María de Juana, director de Ya.

Pero fue en la televisión donde Rodríguez Menéndez encontró el mejor trampolín para dar eco a sus conspiraciones. Empezó en Esta noche cruzamos el Misisipi y siguió en Crónicas marcianas como experto en el caso de las niñas de Alcásser. Mejor no recordar todo lo que en estos programas llegó a soltar por su boca sobre el espantoso caso.

En el programa de Javier Sardá protagonizó algunos de sus mayores enfrentamientos televisivos, pero también las mayores demostraciones del poder que ejercía sobre determinados personajes de la prensa del corazón, el miedo que le tenían cada vez que aparecía en pantalla ante lo que pudiera decir. De hecho, en Crónicas marcianas, Rodríguez Menéndez se convirtió en el colaborador que más sabía sobre el divorcio de Antonio David Flores y Rocío Carrasco. Primero, por ser el abogado del ex guardia civil y, segundo, porque Antonio David Flores era su socio en Dígame.

En el programa llegó a amenazar a Rocío Jurado con demandarla tras asegurar la más grande que Antonio David maltrataba a su hija. Rocío Carrasco le tenía absoluto pánico, como ella misma relató en su docuserie, Rocío, contar la verdad para seguir viva. Llegó incluso a afirmar en su revista que Fidel Albiac, el marido de Rocío Carrasco, tenía relación con «el narcotráfico y la trata de blancas». «Empecé a vivir con miedo, yo miraba el coche cada mañana antes de montarme, no sabíamos bien lo que nos podía pasar», relató en su docuserie la hija de Rocío Jurado.

«Drogadicta», «alcohólica», «proxeneta» y «prostituta» fueron algunos de los terribles descalificativos que el abogado lanzó contra Mila Ximénez en un Sálvame Deluxe. Aquel enfrentamiento llevó a que Mila Ximénez tuviera que abandonar temporalmente la televisión. Cuando volvió cada vez que salía un tema sobre Rodríguez MenéndezMila Ximénez expresaba su terror al abogado. Mila Ximénez lo odiaba profundamente y lo odió hasta el final, pues el daño que le hizo a la colaboradora televisiva nunca se llegó a curar.

Rodríguez Menéndez
Rodríguez Menéndez y Belén Esteban, durante uno de sus enfrentamientos en televisión.

También fue en el Deluxe donde Rodríguez Menéndez llevó al límite a Belén Esteban. Tanto tiraba las intervenciones del jurista que el Deluxe dedicó un programa a una intervención de Rodríguez Menéndez, que se encontraba prófugo en Argentina, en el que éste aseguraba que iba a desenmascarar a colaboradores como Lydia Lozano o Raquel Bollo.

Durante su intervención, se dirigió a Belén Esteban como «la princesa de los cuernos». Belén Esteban no se achantó, se enfrentó a él, el cual, siempre con ese tono en el que nada parecía le alterase, puso en evidencia a la de Paracuellos diciéndola que no se tocara tanto el pelo. Belén Esteban le contestó con un «como si me toco el coño». La reacción de la colaboradora le sirvió a Rodríguez Menéndez para atacarla sin compasión: «Como usted es una analfabeta y una inculta, lo único que puede hacer es tocarse el co…, que se lo tocaba bien el señor Jesulín».

Con Raquel Bollo también tuvo lo suyo. Durante otra de las intervenciones del abogado, la ex mujer de Chiquetete le llamó «so feísimo». El abogado saltó sin control:»Eres vomitiva, asquerosa, te huele el sobaco, que te lo olí cuando nos vimos, cerda».

Nunca pidió perdón a ninguno de los personajes, víctimas de su escarnio y mentiras. Sólo a una, a Malena Gracia, a la que acusó de prostitución en su revista y años después, también en televisión, se mostró arrepentido de haber publicado aquello.

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