Diego Aguado, el nuevo ganador del bote de Cifras y Letras, al que el programa ha dado más de lo que soñaba: «No somos muchos los que duramos tanto»

Diego Aguado Hernández ya forma parte del altar de los ganadores de concursos históricos de la televisión. Anoche se proclamó el nuevo ganador del bote de Cifras y Letras. Para él, «el hito» no es el dinero, sino haber podido participar en su concurso de la infancia Leer Diego Aguado Hernández ya forma parte del altar de los ganadores de concursos históricos de la televisión. Anoche se proclamó el nuevo ganador del bote de Cifras y Letras. Para él, «el hito» no es el dinero, sino haber podido participar en su concurso de la infancia Leer  

Hace unas pocas semanas que Diego Aguado Hernández salió de los estudios en los que se graba Cifras y Letras con 83.000 euros en sus bolsillos y el galardón de entrar a formar parte de la historia de los concursos más míticos de la televisión. Tuvo que guardar el secreto, aguantar los nervios, asumir todo lo que le iba a venir encima sin siquiera haber catado las mieles del éxito. Esta semana todo se le ha venido encima, pues ha sido la semana en que por fin se ha emitido su victoria en Cifras y Letras.

«Perdona que te haya colgado hace un rato, pero es que estaba atendiendo otra llamada», nos dice tras intentar contactar con él una primera vez. «Estoy desbordado», continúa. Anoche, este licenciado en Matemáticas, amante de los videojuegos, de los juegos de mesa y de Cifras y Letras, se convirtió en el ganador del bote. Un total de 70.000 euros acumulados más los 13.000 que él había sumado después de 16 programas aguantando cada noche en Cifras y Letras.

«Estoy casi sin creérmelo. El programa llevaba tiempo grabado y parece que lo tienes asimilado, pero hasta que no lo vives no te das cuenta de lo que es», cuenta emocionado.

Lo cierto es que la cantidad no es tan alta como sus predecesores (Miguel Borrego (113.400 euros), José Antonio Prado-Bassas (174.300) y José Antonio Montalbán (252.500), pero sí lo es los 16 programas que ha aguantado hasta llevarse el bote. «No somos muchos los que duramos tanto. Es un programa dificil y hasta el final no se decide», nos explica. Esa es una de las características más propias de Cifras y Letras: encontrar un concursante que aguante, se sostenga y se mantenga hasta convertirse en un miembro más de las familias que lo ven. Cifras y Letras es un pim, pam; un día, uno y al día siguiente o a los dos días, otro. Aguantar como ha aguantado Diego es todo hito, pero no es el más importante para él.

«La verdad que el premio económico para mí es secundario», asegura. La razón es que para Diego haber podido participar en Cifras y Letras es haberse arrancado una espinita que tenía clavada desde hacía mucho tiempo. En la primera época del concurso en TVE en 1991, a Diego le pilló demasiado joven para concursar -aún era menor de edad cuando dejó de emitirse-. En su siguiente época en las autonómicas llegó a hacer el casting, pero aún no había concursado en nada y no fue elegido. De hecho, fue entonces la primera vez que se presentó a un casting.

«Puede sonar exagerado llamarlo sueño, pero de verdad que concursar en Cifras y Letras es uno de ellos, ya que pensaba que era una oportunidad que nunca volvería. Mi concurso favorito siempre había sido Cifras y Letras«. «Y ahora que volvía quería estar como fuera. Ya el hecho de poder ir y ganar el primero fue un hito para mi», dice.

Y es que Diego Aguado hace tiempo que dejó de ser un concursante novatos, pues llegó a Cifras y Letras sabiendo muy bien lo que es participar en un concurso televisivo. El matemático había participado en Pasapalabra, Saber y ganar, Trivial Pursuit, Ahora caigo, El cazador… En los 16 programas de Cifras y Letras en los que ha participado, Diego ha demostrado ser un hacha en el cálculo mental, pero también en las letras. Esta noche ha conseguido sin despeinarse descifrar las 12 palabras ocultas en tres minutos.

«Es la eterna dualidad entre ciencias y letras que parecen dos ramas del saber irreconciliables. La realidad es que a la mayoría de las personas con cierta curiosidad les gusta jugar con el lenguaje, con los números, con la historia… Y es que yo soy una persona curiosa«, cuenta para explicar cómo siendo matemático se le podían dar tan bien las pruebas de letras.

Dice que no encaja con él lo de «de profesión, concursante», sino que es más bien «una afición»: «Desde que lo probé siempre lo he disfrutado, y esa es la clave. Ten en cuenta que he estado en muchos programas donde he entrado y salido con lo puesto».

Aun así es casi obligado preguntarle cuánto cuesta llegar a proclamarse ganador de un concurso. Diego no lo duda ni un segundo: «Es difícil». Sobre todo, explica, «porque no es una recompensa automática, no es como el que estudia una oposición y sabe que va a tener una recompensa proporcional a su esfuerzo». Para ganar, «hay que pillar el momento, el lugar exacto y que ese día se haga el clic».

Cuando entró en Cifras y Letras su objetivo era aguantar algunos programas y llevarse un poco de dinero para «poder invertirlo en mi profesión, en las editoriales de mesa y montar un jego de mesa». Cifras y Letras le ha dado poder volar aún más ato. Cumplió su sueño al entrar; 16 programas le despertaron para cumplir con lo que quería hacer; y el bote final, «como es un poco más, puedo empezar a pensar en mucho más».

Del momento de la victoria en la que Aitor Albizua le proclamó ganador recuerda el fuerte abrazo que le dio el presentador, la emoción de éste y cómo se contagió de ella él mismo y todo el equipo: «Lo viví como si hubiera muchísimo público cuando en Cifras y Letras no hay. Detrás, en lo no se ve, la emoción se trasladó a todos los miembros del equipo».

Diego Aguado no se obsesiona con buscar ahora otro concurso para participar, pero no lo descarta. Lo que tiene claro es que no «me voy obsesionar». «Tengo la capacidad de concentrarme mucho en algo, pero luego la misma capacidad para desconcentrarme. Si ahora volviera a concursar en Cifras y Letras no sé si se me daría tan bien porque se me ha olvidado casi todo». Diego se ríe. Nos tiene que colgar, tiene en espera otra llamada más.

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