El madrileño habla con EL MUNDO antes de su debut en la NBA con 19 años. «Siento que estoy cumpliendo un sueño, el de jugar con los mejores del mundo». Leer El madrileño habla con EL MUNDO antes de su debut en la NBA con 19 años. «Siento que estoy cumpliendo un sueño, el de jugar con los mejores del mundo». Leer
Son las nueve de la mañana en Boston y Hugo González (Madrid, 2006), el último prodigio del baloncesto nacional, responde la llamada de EL MUNDO un rato antes de acudir al Auerbach Center. Es su primera entrevista con un medio español y será uno de sus últimos entrenamientos antes de debutar con los Celtics, el jueves ante los Sixers en el arranque de la temporada NBA. «Miras al techo y ves todas esas camisetas retiradas. Havlicek, Robert Parish, Larry Bird… Empiezo a conocer toda esa historia, se respira tradición. Es la franquicia que más anillos tiene, no es un equipo cualquiera. Por eso considero que vestir esta camiseta es una responsabilidad», reflexiona.
Ha sido un verano único e intenso para la familia González Peña. Desde que el pasado 26 de junio, apenas unas horas después de conquista la Liga con el Real Madrid en Valencia, la madrugada trajera la elección del primogénito en el puesto número 28 del draft. A la capital de Nueva Inglaterra se mudaron Montse, ex jugadora profesional, y Darío, el pequeño (14 años ahora) que sigue los pasos. También la perrita Kora. No Paco, un clásico del baloncesto madrileño, por motivos laborales. Todo en torno a la canasta, desde la infancia en San Agustín de Guadalix. «He crecido en ese ambiente y puedo estar muy agradecido por ello. Gracias a mis padres nunca me perdí un entrenamiento ni un partido. Hicieron un gran esfuerzo».
- ¿Cómo está siendo la adaptación a la NBA y a EEUU?
- Buena, aunque todo lleva un proceso, evidentemente. Por ahora las cosas están saliendo bien. La ciudad es muy bonita, con muchas cosas que ver. Tiene historia y por suerte es un poco ‘europea’, con edificios no tan altos, por decirlo así. Con la ayuda de los Celtics me estoy adaptando bien. Después de la Summer League volví a España para 10 días y llevo seguido aquí desde el 9 de agosto, más de dos meses. Para todos es algo nuevo, sobre todo para mi madre y mi hermano, que aún no hablan mucho el idioma.
- ¿Usted sí, no? Ya lo dejó claro su propio entrenador, muy enfadado con algunas informaciones confusas.
- Pagué el precio de no ser claro, y eso que me habían avisado. Se me sacó de contexto. Y estoy agradecido a Mazzulla. Me impactó su reacción.
- ¿Siente que la NBA era el siguiente paso de su carrera?
- Lo estuve madurando mucho tiempo y es el rumbo que quería. Pensaba que era algo bueno para mí. Inmediatamente, pero sobre todo de cara al futuro. Por suerte, nunca me he arrepentido de mis decisiones. Lo tuve claro, aunque un día jugara bien y salieran tres artículos y otro mes no jugara mucho en el Madrid y pareciera que se olvidaban un poco de mí.
- Y sin pasar por la NCAA, como casi todos ahora.
- A parte de que hubiera oportunidades para ir a la NCAA, en mi balanza personal siempre estuvo quedarme compitiendo en el Real Madrid. Me quedaba con jugadores, casi todos, que habían jugado en NBA durante varios años. Iba ser lo más cerca de tener un año rookie sin estar en la NBA. Es lo que yo pensaba. Nunca he querido dar pasos gigantes, siempre intermedios.
- ¿Esperaba jugar más la temporada pasada?
- La temporada fue de aprendizaje. He tenido un modelo a seguir de jugadores súper exitosos, leyendas en el baloncesto nacional e internacional. Quieres ser como los que estás viendo. Ves su rutina, cómo trabajan, lo que les ha llevado a ser lo que son y simplemente lo intentas replicar.
- Especialmente a Rudy. ¿Tan importante fue?
- Desde pequeño siempre me ha gustado mucho Rudy. Yo quería jugar como él. Sobre todo cuando me fui desarrollando más como un alero. Me ponía vídeos repetidos de sus jugadas, para analizar el proceso mental que él seguía en cada caso. Un año con él, el último de su carrera, más que una experiencia, fue un privilegio. Estoy muy agradecido de que me enseñara tantas cosas. Cuando el Palacio le ovacionó en su último partido algo cambió. Dejé de idolatrarle como el niño que le veía en la tele y alucinaba, o cuando me cruzaba con él en Valdebebas. Ese día de su despedida pensé: ‘ojalá algún día yo pueda tener algo parecido’.
- Y del Madrid a los Celtics, posiblemente las dos entidades más laureadas de la historia del baloncesto.
- La verdad es que la noche del draft no sabía nada, todo son sorpresas. Pero cuando me eligieron los Celtics, fue una oportunidad enorme. Es una responsabilidad. No soy Hugo González jugador de baloncesto. Soy Hugo González, jugador de los Celtics. Representas a una entidad muy exitosa. Y esperan de ti lo mejor, dentro y fuera de la pista.
- ¿Con Tatum lesionado de larga duración, cuál es el objetivo esta temporada y el rol que intuye?
- Aunque ahora mismo no este Jayson, el objetivo sigue siendo ganar. En lo personal, no es que tenga un papel definido. Tengo que aportar al equipo lo que necesite en cada momento. Ellos saben cuáles son mis características. Me piden que las intente explotar, que juegue como sé. Que me coma la pista.
- Le llueven los elogios por su defensa y su intensidad.
- Cuando has llegado hasta aquí haciendo una cosa, lo mínimo que esperan de ti es que intentes dar lo mismo. Sé que puedo mejorar en todo lo que hago en el baloncesto, pero también que lo que mejor hago está en las ganas que le pongo y el esfuerzo que le dedico. Si hay algo que puedo mantener siempre en mi carrera, es eso.
- Cuando le preguntan sus amigos, ¿qué les cuenta del universo NBA?
- Les intento explicar que, por ejemplo, por cada puesto de trabajo que hay en un club europeo, aquí hay tres o cuatro personas. Imagina, hay casi un entrenador por jugador. Tareas que pueden parecer menores, gente que trabaja en la sombra y que hace que esto funcione de maravilla.
- ¿Y las novatadas al rookie?
- No muchas. De momento, lo máximo fue que tuve que llevar una baraja de cartas al avión.
- ¿Por dónde pasa su evolución como jugador?
- Me encantaría decirte algo concreto en lo que tengo que mejorar… El tiro, tengo que ser más fiable y regular. No tener un día extraordinario y dos malos. La toma de decisiones, el bote, en alguna lectura defensiva… Un poco todo. Por suerte, todavía me queda mucho.
- ¿Cómo es Joe Mazzulla, un entrenador de 37 años?
- Muy exigente, pero con eso no hay ningún problema. Lo prefiero. Él espera de ti cada día la más exquisita perfección. Te exprime hasta que saca todo lo que puedes dar. Y forja unas relaciones personales muy fuertes.
- ¿Quiénes son sus ídolos NBA?
- Siempre me ha gustado mucho Ginóbili. Es mi jugador favorito de la NBA. Me quedo con él. Me enfrenté a Santi Aldama en pretemporada que, siendo los dos únicos españoles, fue divertido. Y será especial con Luka (Doncic), por lo que supone para el Madrid y para los chicos jóvenes que salimos de allí.
- ¿Siente que todo le está pasando demasiado deprisa?
- Siento que estoy cumpliendo un sueño, el de verme con los mejores del mundo. Algo que te marcas como objetivo cuando eres niño. Porque siempre he querido más. Siempre he sido ambicioso y estoy orgulloso de ello. Desde los 14 años quería jugar en el Palacio. Y, cuando llegué a mi primera pretemporada con el Madrid, que no tenía ni 17, pensé: ‘Ahora la cosa se pone seria’. Ese primer día de entrenamiento estaba ahí y de repente a mi alrededor aparecen el Chacho, Tavares… Siempre he tenido ganas de que pasen esas cosas. Y cuando llegan, con todos los nervios del mundo, lo disfrutas.
Deportes // elmundo