Café con tortitas, jerséis mullidos, música nostálgica… Cada otoño, millones de espectadores regresan a esta serie de principios de siglo, que muchos consideran su «lugar feliz» Leer Café con tortitas, jerséis mullidos, música nostálgica… Cada otoño, millones de espectadores regresan a esta serie de principios de siglo, que muchos consideran su «lugar feliz» Leer
Octubre, 2000. En el mes y año en que se emitía el primer episodio deLas chicas Gilmore, nacía también Tania Rego, gallega de 25 años que se confiesa fanática de uno de los shows que goza de más simpatías entre los seriéfilos. «He perdido la cuenta de las veces que he llorado y reído con la historia de Rory y Lorelai Gilmore. Veo mi vida reflejada en cada capítulo«, cuenta.
«Recuerdo vagamente ver episodios sueltos cuando llegó a España. Se emitía en La 2 y yo por aquel entonces era adolescente. Desde ese momento la he visto incontables veces, y de un tiempo a esta parte se ha convertido en tradición anual«, recuerda también Berta F. Del Castillo, Digital Communications Manager en Freemantle España y crítica de cine y series.
La treintañera apunta a un hecho constatado. Para muchos fans, regresar a Stars Hollow cada otoño se ha convertido, más que en una rutina, en un ritual. Cae la primera hoja, y toca revisionado. Las chicas Gilmore está disponible en las principales plataformas de streaming (Netflix, Prime Video y Disney+), lo que facilita el plan de maratonear sus siete temporadas.
El año pasado, la serie creada por Amy Sherman-Palladino se encontraba entre las 10 ficciones más vistas en estas plataformas. En Estados Unidos, Netflix registró 500 millones de horas de visualización de la serie solo en el primer semestre de 2024, superando éxitos como Stranger Things. Y es que, pese a los grandes éxitos del gigante del streaming, hay una métrica invariable: la retención de Las chicas Gilmore casi 18 años después de su cierre. Según los datos del balance bianual de Netflix, la primera temporada superó los cinco millones de visualizaciones de enero a junio de 2025.
«Su guion rápido, ingenioso y lleno de referencias culturales conserva su frescura a pesar del tiempo. Aunque hoy se evitarían algunos chistes o actitudes puntuales de los protagonistas, el fondo no ha pasado de moda«, sostiene Pilar Baradat, investigadora predoctoral de Comunicación en Blanquerna, centro de la Universidad Ramón Llull. «Con los años se ha establecido como una serie de referencia tanto para las audiencias originales como para aquellas que se han sumado ahora. Las redes sociales ayudan a influenciar a más personas para que la vuelvan a ver».
En un hilo de Reddit, cientos de usuarios comparten por qué vuelven a ver la serie tan a menudo: «Es como un buffet de comida reconfortante»; «es mi mayor apoyo emocional»; «me ayudó a superar una ruptura»; «me une más a mi madre»; «me recuerda a mi infancia».
«Representa un espacio de confort y familiaridad que resulta especialmente atractivo en tiempos convulsos como los de ahora»
Pilar Baradat, investigadora predoctoral de Comunicación en Blanquerna
Un estudio del Journal of Experimental Social Psychology, publicado en 2009, reveló que volver a ver nuestras series favoritas «puede reducir la sensación de soledad y mitigar la caída de la autoestima y el estado de ánimo». Las series de televisión actúan como un ancla de certeza en tiempos de incertidumbre: son algo así como un mecanismo de defensa en momentos de estrés. Ante tanta sobrestimulación y saturación del catálogo, acabamos recurriendo a aquel contenido «amable», del que guardamos los mejores recuerdos.
«Representa un espacio de confort y familiaridad que resulta especialmente atractivo en tiempos convulsos como los de ahora. Esa sensación de hogar, de pertenencia y de cotidianidad idealizada sigue siendo uno de los mayores encantos de la serie», considera Baradat.
Es lo que se conoce como comfort series o cozy fiction: historias que endulzan el frenetismo cotidiano como un chocolate caliente en noches de sofá y manta. Algo así como las telenovelas de toda la vida a la hora de la siesta. Ejemplos los hay de sobra en décadas de televisión: desde Friends, Sexo en Nueva York o Mujeres desesperadas, hasta las más recientes Derry Girls, Anne with an ‘E’ y Heartstopper.
Para Baradat, Las chicas Gilmore captura como pocas el ambiente más romántico del otoño: tonalidades cálidas, jerséis mullidos, música suave y nostálgica, festivales del pueblo, el café diario con tortitas en Luke’s… «Todo nos transmite una caricatura de lo que pensamos cuando oímos otoño, incluso si nuestro otoño no tiene nada que ver con el de Connecticut», dice.
Pero, ¿cuál es el ingrediente que logra conectar con madres e hijas generación tras generación? «Es una de las ficciones que mejor explora los conflictos de las relaciones maternofiliales, pero también las de amistad, las románticas, el sentimiento de comunidad… Es un lugar feliz nacido en una época en la que las propuestas de entretenimiento no menospreciaban al espectador», opina F. Del Castillo.
Aunque la serie concluyó en 2007, exactamente un mes antes de que se presentara el primer iPhone, ha encontrado también un nicho más joven en TikTok. Allí, usuarios de la Generación Z publican montajes con escenas memorables y discuten sobre sus parejas favoritas. Señala Rego que el personaje de Rory, aunque insufrible a veces, logra conectar con la frustración adolescente: «Empatizas con ese síndrome de la impostora que sufrimos muchas o con la sensación de que todo lo que te han prometido a nivel profesional termina siendo un fraude».
Pero da igual en la etapa vital que te encuentres: siempre habrá un habitante de Stars Hollow con el que identificarse. «Es muy curioso cómo el paso del tiempo afecta con qué personajes conectas más y la manera en la que cambia tu percepción de cada uno de ellos. También evoluciona la forma en que vives los romances», dice F. Del Castillo. «Ahora mismo, el interés romántico que encuentro más atractivo es Luke. Un señor con negocio propio y hábitos saludables que se desvive por Lorelai y haría literalmente cualquier cosa por hacerla feliz… ¿Dónde hay que firmar?».
Sin posibilidad de spin-offs más allá de la miniserie de 2016, Un año en la vida, que dividió a la crítica ante el abrupto final, Baradat insiste en que a Las chicas Gilmore «todavía les quedan muchos años de popularidad, aunque quizá más en octubre que en julio». Con el reencuentro de las protagonistas en la última gala de los Emmy, el anuncio de un documental para celebrar los 25 años y la recién inaugurada estrella en el Paseo de la Fama para Lauren Graham, parece que la serie vive una nueva época dorada.
«Me acompañará mientras viva, en todas las etapas. Es como mi rincón seguro en los días grises. Me emociona saber que las Gilmore siempre tendrán un hueco en televisión», concluye Rego.
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