Ocho años y más de 400 lunes frente al Congreso en defensa de las pensiones: “Somos la generación que aprendió a manifestarse”

Cada viernes, a las doce con dos minutos exactamente, José repite la misma operación: entra a su móvil, escribe en Google la dirección web que ya tiene marcada como favorita y envía a la Delegación de Gobierno la petición de un permiso para manifestarse en la vía pública con un mes de antelación. Si no lo hace con la misma puntualidad de siempre, correría el riesgo de perder el sitio habitual que él y una quincena de compañeros ocupan cada lunes para protestar en defensa de las pensiones. En ocho años que llevan colocándose en la plaza de Las Cortes, justo frente a la entrada del Congreso de los Diputados, tan solo ha sido una vez la que han perdido el sitio y pocas las que han dejado de ir por causas mayores como la lluvia o la pandemia.

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 Un grupo de jubilados madrileños se reúne puntualmente todas las semanas frente a las Cortes, inspirados en las grandes protestas ocurridas en Bilbao en 2018  

Cada viernes, a las doce con dos minutos exactamente, José repite la misma operación: entra a su móvil, escribe en Google la dirección web que ya tiene marcada como favorita y envía a la Delegación de Gobierno la petición de un permiso para manifestarse en la vía pública con un mes de antelación. Si no lo hace con la misma puntualidad de siempre, correría el riesgo de perder el sitio habitual que él y una quincena de compañeros ocupan cada lunes para protestar en defensa de las pensiones. En ocho años que llevan colocándose en la plaza de Las Cortes, justo frente a la entrada del Congreso de los Diputados, tan solo ha sido una vez la que han perdido el sitio y pocas las que han dejado de ir por causas mayores como la lluvia o la pandemia.

Ahora mismo tienen agendados todos los lunes entre las 12.00 y las 13.00 hasta el 15 de diciembre. Luego harán una pausa hasta enero, y regresarán cuando pasen todas las fiestas. “Los colegios ya tienen vacaciones y los abuelos tenemos que hacernos cargo de los nietos”, dice riendo José, que se apellida Sedano, tiene 72 años y es jubilado desde hace 11.

El Movimiento Pensionista de Madrid (MPM), del que forma parte, no fue el creador de esta idea de reunirse los lunes. Fue el Movimiento de Pensionistas con sede en Bilbao (MPB) el que comenzó a convocar los “lunes al sol”, que se trataba de salir a las calles ese día cada semana para pedir unas pensiones más justas. Su gran estallido ocurrió en 2018, cuando miles de jubilados salieron a las calles bilbaínas para criticar al Ejecutivo central, por entonces en manos del ex presidente Mariano Rajoy, por haberles “engañado” concediéndoles una subida de las pensiones de tan solo un 0,25%, una cifra tan imperceptible que en muchos de los casos solo se recibía alrededor de un euro más.

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Por aquel entonces, las calles se llenaron de pensionistas que cargaban paraguas para resguardarse de las inclemencias meteorológicas y así fue cómo este objeto se convirtió en un símbolo de la lucha. En aquellas fechas también surgió el MPM, con José entre los fundadores, que comenzó a celebrar sus propios “lunes al sol”, primero en Cibeles, y pocos meses después frente al Congreso. “Es un sitio muy privilegiado. Todos quisieran estar aquí”, asegura José.

Un lunes de otoño, con la temperatura rozando los cinco grados y el cielo completamente gris, unos 15 pensionistas llegan a medio día a la plaza de Las Cortes. Aquella vez en la que la coordinadora de otro movimiento les arrebató el sitio fue solo “un caso puntual”. El que quiera manifestarse frente al Congreso un lunes puede hacerlo antes de las 12.00 o después de la 13.00, pero en ese horario no, porque para eso José se encarga de evitarlo. Hace unas semanas, un grupo de afectados por la dana de Valencia les pidieron permiso para compartir el espacio que ya ellos tenían reservado. “Nosotros les dijimos que claro, que se podían poner al lado de nosotros, pero la Delegación de Gobierno fue quien no los dejó”, cuenta. En una esquina de la plaza hay una carpa con los materiales de un rodaje y los actores salen maquillados y envueltos en una manta para grabar la siguiente escena. En el tramo de calle que separa la plaza de la fachada del edificio parlamentario, un grupo de operarios repasa la pintura de las señales en el pavimento.

José y el resto de pensionistas se ponen sus chalecos amarillo neón, sacan el megáfono y despliegan la pancarta en la que se lee “Pensiones públicas dignas/ Garantizadas por ley y blindadas en la Constitución/ ¡Gobierne quien gobierne!”.

-¿Es el mismo cartel desde que empezaron?

-Sí, es que no ha cambiado nada.

En ocho años de lucha, poco han logrado. Lo reconocen. Han tenido la oportunidad de reunirse con Más Madrid para llevar a la Asamblea regional un proyecto de ley para los pensionistas con ingresos más bajos, pero la propuesta no fue aceptada finalmente. En otra ocasión, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, se ha acercado a hablar con ellos. Poco más. “Mira, ellos mismos te lo dicen, que es necesario que estemos aquí, que es imprescindible”, dice José. “Vamos a seguir, al menos para que la gente conozca nuestros problemas”.

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A veces un turista que pasa les hace una foto, otro les levanta el dedo pulgar o, con suerte, les pregunta quiénes son y qué piden. Cada semana se concentran aquí entre 15 y 20 pensionistas, entre los 50 miembros aproximados que tiene el MPM actualmente y que se van turnando para que el encuentro siempre tenga al menos una asistencia mínima. En 2025, en la Comunidad de Madrid hay 1.255.452, que representan el 17,5% de la población. Buena parte del 82,5% restante algún día lo será.

“Los más jóvenes pasan y no nos hacen caso”, dice Piedad Moreno, de 78 años, mientras sostiene la pancarta mirando hacia la puerta del Congreso. Casi todos los lunes toma un autobús en Cuatro Vientos para llegar a tiempo a su cita. “Digo yo que podrían venir, ¿no? Son sus pensiones las que estamos defendiendo. Mal que bien, las nuestras ya las tenemos”.

Otra compañera, Consuelo García, de 73 años, ve en sus hijas, que tienen una diferencia de edad de 17 años, el poco interés que muestran los más jóvenes por los temas sociales a medida que pasa el tiempo. “La mayor es muy reivindicativa, pero la pequeña… ya le dije que si vota a Vox la echo de casa”, dice entre risas.

“Somos de una generación diferente, que aprendimos a manifestarnos en los años 70 y 80. Somos los que seguimos a nuestros padres defendiendo muchos derechos y que después cogimos el relevo”. Y, pesimista, agrega: “Cuando nosotros no estemos, esto se habrá terminado”.

Cinco minutos antes de las 13.00, José, Piedad, Consuelo y el resto recogen la pancarta y guardan los chalecos. El próximo lunes, a no ser que llueva a cántaros o que venga una nueva pandemia y todos queden confinados, volverán a pedir que se incluyan las pensiones en los Presupuestos Generales del Estado, que las más bajas se equiparen al SMI, que se garantice el 100% de retribución para los que se jubilen de forma anticipada y que la edad de jubilación, nunca, vaya más allá de los 65 años.

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