Alfombra roja del Reino Unido a Emmanuel Macron para dejar atrás los recelos del Brexit

El punto más bajo de una relación hecha añicos llegó en diciembre de 2021, cuando Emmanuel Macron describió en privado al entonces primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, como “un payaso” que se comportaba con una “actitud vulgar”. La tribu de euroescépticos que impulsó el Brexit hasta sus últimas consecuencias siempre tuvo en Francia el sparring perfecto para ventilar su frustación con Europa, a costa de deteriorar gravemente la amistad entre ambos países. La visita de Estado de Emmanuel Macron, que comienza este martes y se prolongará hasta el jueves, supone el broche de oro de un proceso de reconciliación que comenzó tímidamente con el último primer ministro del Partido Conservador, Rishi Sunak, y que se aceleró con el actual inquilino de de Downing Street, el laborista Keir Starmer.

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 El presidente de Francia se adelanta a Donald Trump y realizará la primera visita de Estado a territorio británico desde la de 2008 de Nicolas Sarkozy  

El punto más bajo de una relación hecha añicos llegó en diciembre de 2021, cuando Emmanuel Macron describió en privado al entonces primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, como “un payaso” que se comportaba con una “actitud vulgar”. La tribu de euroescépticos que impulsó el Brexit hasta sus últimas consecuencias siempre tuvo en Francia el sparring perfecto para ventilar su frustación con Europa, a costa de deteriorar gravemente la amistad entre ambos países. La visita de Estado de Emmanuel Macron, que comienza este martes y se prolongará hasta el jueves, supone el broche de oro de un proceso de reconciliación que comenzó tímidamente con el último primer ministro del Partido Conservador, Rishi Sunak, y que se aceleró con el actual inquilino de de Downing Street, el laborista Keir Starmer.

El matrimonio Macron se alojará en el Castillo de Windsor, en cuya capilla reposan lo restos de Isabel II, por las obras de remodelación que se están llevando a cabo en la actualidad en el palacio de Buckingham. Los prínicipes de Gales, Guillermo y Kate, serán los encargados de recibir a los invitados a pie de escalerilla en la base aérea de Northolt, cuando lleguen este martes al mediodía. Los reyes Carlos III y Camilla esperarán al jefe de Estado francés y su esposa en un entarimado especial construido en el centro del pequeño pueblo de Windsor. Con el castillo como escenario de fondo, las dos parejas escucharán las salvas de cañón de bienvenida disparadas desde el cercano Home Park.

Será un carruaje real el que transporte hasta la residencia real a los Macron. Allí asistirán al primer acto de una intensa visita de Estado: una cena banquete oficial donde por primera vez intercambiarán discursos el monarca y el presidente. El jefe de Estado francés y su esposa tendrán ocasión de rendir una visita privada y presentar una corona de flores ante la tumba de la fallecida reina, en la capilla de San Jorge. El viaje oficial de Carlos III a Francia, apenas iniciado su reinado, fue un acicate para acelerar la mejora de las relaciones entre ambos países.

Macron visitará el palacio de Westminster, como se denomina al edificio que acoge al Parlamento británico, para dirigir un nuevo discurso a un grupo de diputados y lores congregados en la Galería Real. Más tarde, ese mismo miércoles, podrá reunirse con la líder de la oposición conservadora, Kemi Badenoch, en el palacete oficial de Lancaster House.

Las sesiones de trabajo más específicas tendrán lugar el jueves, con la celebración de una cumbre bilateral franco-británica. El matrimonio francés compartirá ese día almuerzo en el número 10 de Downing Street, la residencia oficial del primer ministro, con Keir Starmer y su esposa.

Agenda con grietas mínimas

En la agenda de trabajo de la cumbre están los asuntos que han concentrado la atención de ambos países en los últimos meses: la guerra de Ucrania y los esfuerzos por alcanzar un alto el fuego; la lucha por frenar la inmigración irregular que viaja desde la costa francesa a la del sur de Inglaterra a través del canal de la Mancha; y la necesidad de reforzar la cooperación entre ambos países en materia de defensa, en un momento en que toda Europa está volcada en rearmarse.

Starmer y Macron quieren dar, durante su encuentro en Londres, un nuevo impulso a la “coalición de voluntarios” que ambos países pusieron en marcha para reforzar a Ucrania frente a la amenaza rusa. Londres y París fueron los primeros en mostrar su disposición a enviar soldados a suelo ucranio para dar garantías de seguridad ante una posible tregua de las hostilidades. Ambos dirigentes tienen previsto comunicarse, durante la cumbre, con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky; con el canciller alemán, Friederich Mercz; y con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni.

Los dos líderes políticos intentarán de nuevo dar un mensaje de refuerzo a la cooperación de sus respectivas fuerzas seguridad en el esfuerzo por frenar la inmigración irregular. El auge de la derecha populista de Nigel Farage y su partido Reform UK ha aumentado la presión sobre el Gobierno británico. La cifra de embarcaciones y de personas llegadas hasta la costa en lo que va de año (cerca de 20.000), lleva camino de establecer un nuevo récord. Todo un bochorno para Downing Street, que criticó con dureza la ineficacia de sus antecesores conservadores y aprobó un endurecimiento de la legislación, hasta el punto de utilizar medidas antiterroristas para combatir a las mafias que organizan el traslado de migrantes.

El pasado viernes, el Ejecutivo de Starmer celebró públicamente las imágenes de la policía francesa deteniendo a un pequeño grupo de personas que se disponía a cruzar el canal.

A pesar de que Starmer y Macron trabajaron desde un primer momento por mantener al presidente estadounidense, Donald Trump, en la mesa de la negociación de Ucrania, para impedir que abandonase ese esfuerzo de paz, la situación sigue hoy estancada, y el modo en que uno y otro maneja su estrategia para relacionarse con el inquilino de la Casa Blanca ha provocado recelos mutuos, según han informado medios como el periódico digital POLITICO.

La actitud de Starmer hacia Trump ha sido en todo momento más precavida, cauta y, para algunos de los críticos del primer ministro británico, algo servil. El francés y el estadounidense han tenido algunos encontronazos impensables en la estrategia de Starmer, que ha logrado a cambio, para recelo de Francia y el resto de países de la UE, un tratado comercial especial con la Administración estadounidense que suaviza los aranceles a los productos británicos.

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