El impacto de las altas temperaturas es global y provoca unos 546.000 fallecimientos al año en todo el mundo, según un nuevo informe que evalúa el impacto sobre la salud de los cambios en el clima Leer El impacto de las altas temperaturas es global y provoca unos 546.000 fallecimientos al año en todo el mundo, según un nuevo informe que evalúa el impacto sobre la salud de los cambios en el clima Leer
El cambio climático avanza cobrándose vidas y dañando el bienestar de la gente. Así lo pone de manifiesto un nuevo informe de The Lancet Countdown, una colaboración de 128 expertos de 71 instituciones mundiales que, desde hace nueve ediciones, analiza el impacto del calentamiento global sobre la salud de las personas.
Los datos de la nueva entrega son demoledores. Según su análisis, 12 de los 20 indicadores que miden las amenazas para la salud han alcanzado niveles sin precedentes.
«El balance sanitario de este año presenta un panorama sombrío e innegable de los devastadores daños para la salud que llegan a todos los rincones del mundo, con amenazas nunca vistas para la salud provocadas por el calor, los fenómenos meteorológicos extremos y el humo de los incendios forestales que están matando a millones de personas. La destrucción de vidas y medios de subsistencia continuará escalando hasta que pongamos fin a nuestra adicción a los combustibles fósiles y mejoremos drásticamente nuestros esfuerzos para adaptarnos», ha señalado en un comunicado Marina Romanello, directora ejecutiva de The Lancet Countdown e investigadora del University College de Londres.
El año 2024 fue el más caluroso desde que hay registros, recuerda el documento, que desgrana las consecuencias que ese aumento de las temperaturas acarrea para la salud de las personas. Las muertes relacionadas con el calor se han disparado un 63% desde la década de los 90, alcanzando los 546.000 fallecimientos globales al año.
Solo en España, aclara el informe, las estimaciones muestran unas 5.800 muertes anuales atribuibles al calor, una cifra que supera en más de dos veces la media alcanzada entre 1990 y 1999.
En el periodo 2020-2024, el 61% del territorio español tuvo, al menos un mes de sequía extrema al año, una cifra que es seis veces mayor que el promedio durante el periodo 1951-1960.
Para Joan Ballester, investigador del centro impulsado por ‘La Caixa’ ISGlobal y uno de los firmantes del trabajo, «hay muchas medidas en muchos ámbitos que se podrían desarrollar para mitigar el impacto de las altas temperaturas sobre la salud». Entre ellas, el científico cita la utilización de «mejores sistema de alerta temprana que incluyan alertas personalizadas basándose en el impacto que tiene el calor sobre cada segmento de la población». También sería clave una «mejor coordinación entre los distintos agentes (meteorólogos, epidemiólogos, gestores de salud pública, servicios hospitalarios y de emergencias, servicios sociales y asistenciales, patronales y sindicatos…), así como modificaciones en la jornada laboral, un aumento del espacio verde en las ciudades, bonos energéticos durante las olas de calor (con la consiguiente mejora en la red eléctrica), planes de rehabilitación de viviendas o un impulso de las energías renovables», entre otras intervenciones.
«Revertir el calentamiento ya observado es una utopía, y por lo tanto, no podemos volver al clima preindustrial donde los eventos extremos (calor, sequías, inundaciones) eran menos intensos», continúa Ballester. «En este contexto es muy difícil pensar que algún día desarrollaremos métodos de adaptación que nos harán inmunes a los cada vez más intensos eventos extremos. Es por esto que la estrategia más inteligente para nuestra autoprotección es limitar el calentamiento«.
El informe también muestra que alrededor de 2,5 millones de muertes anuales en el mundo son atribuibles a la contaminación atmosférica provocada por la quema continua de combustibles fósiles.
En España, las estimaciones del informe hablan de 22.000 muertes anuales ligadas a la contaminación antropogénica del aire. Los combustibles fósiles estarían detrás del 44% de esas muertes en 2022.
Además, las condiciones climáticas también han propiciado los incendios forestales, que contribuyen a la contaminación por partículas finas (PM 2,5), que se ha asociado a la cifra récord de 154.000 muertes globales en 2024, lo que supone un aumento del 36% con respecto al promedio anual registrado entre 2003 y 2012. En España, esta cifra de defunciones ronda las 1.000 muertes anuales.
El cambio climático también está aumentando las amenazas infecciosas. Según los datos del informe, el potencial de transmisión del dengue ha aumentado, de media, un 49% desde la década de los 50. Suben asimismo los riesgos globales de enfermedades transmitidas por garrapatas y otros vectores que ganan terreno gracias al aumento de las temperaturas.
Pese a estas crecientes amenazas, lamentan los autores, la acción contra el cambio climático no solo sigue siendo inadecuada, sino que en muchos casos el progreso alcanzado en los últimos años se ha revertido. En lugar de bajar, las emisiones contaminantes alcanzaron un pico en 2023 y la industria de los combustibles fósiles sigue expandiendo sus planes de producción. Además, denuncian, la banca privada está financiando esta expansión.
«La cruda realidad es que una de las mayores amenazas a la prosperidad humana proviene de líderes y empresas que están dando marcha atrás en los compromisos climáticos, retrasando la acción y doblando la apuesta por la producción de combustibles fósiles», ha señalado en un comunicado Nadia Ameli, copresidenta del Grupo 4 de The Lancet Countdown. «Si seguimos atrapados en la dependencia de los combustibles fósiles, los sistemas sanitarios, la infraestructura de refrigeración y las capacidades de respuesta a desastres pronto se verán desbordados, lo que supone un riesgo aún mayor para la salud y la vida de los ocho mil millones de personas que habitan el planeta», ha añadido.
El informe, de cualquier manera, también destaca algunos avances logrados. Pese a que algunos gobiernos nacionales han dado marcha atrás en sus compromisos climáticos, algunos gobiernos locales, la sociedad civil y el sector sanitario sí están dando pasos claves hacia un futuro más saludable.
Según el informe, el impulso global para la acción contra el cambio climático ya está arrojando beneficios. Así, el progresivo abandono del carbón que han llevado a cabo principalmente los países ricos ha permitido evitar unas 160.000 muertes prematuras anualmente entre 2010 y 2022.
«Dado que un número creciente de líderes mundiales amenaza con revertir el poco progreso logrado hasta la fecha, se necesitan esfuerzos urgentes en todos los niveles y en todos los sectores para exigir y llevar a cabo medidas aceleradas que produzcan beneficios inmediatos para la salud», ha reclamado Anthony Costello, copresidente de The Lancet Countdown. «Mientras algunos gobiernos mantienen un status quo insostenible, insalubre y, en última instancia, inviable, personas de todo el mundo están pagando el precio más alto. Tenemos que aprovechar el impulso que hemos visto en la acción local: lograr una transición justa, equitativa y que proteja la salud requiere de la participación de todos»,
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