El exasesor de Trump John Bolton se declara inocente de 18 cargos de manejo indebido de información clasificada

El antiguo consejero de Seguridad Nacional de Donald Trump John Bolton se ha declarado no culpable este viernes ante un tribunal en Greenbelt (Maryland) de los 18 cargos que se le imputan de tenencia y transmisión de informaciones que afectan a la seguridad de Estados Unidos, en violación de la ley de Espionaje.

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 El antiguo consejero de Seguridad Nacional comparece ante la justicia tras ser acusado de compartir datos confidenciales con su familia  

El antiguo consejero de Seguridad Nacional de Donald Trump John Bolton se ha declarado no culpable este viernes ante un tribunal en Greenbelt (Maryland) de los 18 cargos que se le imputan de tenencia y transmisión de informaciones que afectan a la seguridad de Estados Unidos, en violación de la ley de Espionaje.

Bolton, que fue acusado por un gran jurado este jueves de los cargos tras una pesquisa de más de tres años de la Agencia Federal de Informaciones (FBI, la Policía federal), es el tercer enemigo político de Donald Trump que ha sido imputado en las últimas tres semanas, desde que el republicano envió por redes sociales un mensaje a su fiscal general, Pam Bondi, en el que le ordenó forzar las comparecencias a juicio de personas que él considera que le han perjudicado en su carrera política.

El antiguo alto cargo se había entregado a primeras horas de la mañana en el juzgado de Greenbelt, según lo acordado con los responsables de su caso. En ese momento, Bolton, que compareció acompañado de sus abogados, no hizo declaraciones. De ser declarado culpable, encara una condena de diez años de prisión por cada cargo.

Inmediatamente después de que se hiciera pública su imputación, Bolton había asegurado que tenía “muchas ganas de pelear” para defender su conducta, que considera lícita, “y sacar a la luz el abuso del poder” de Donald Trump.

El pliego de cargos sostiene que Bolton, de 72 años, compartió información confidencial con dos miembros de su familia —su esposa y su hija, según los medios estadounidenses— con vistas a utilizarla en un libro que estaba escribiendo. Ese material incluía notas tomadas durante reuniones de inteligencia y conversaciones con líderes y altos cargos de otros países.

Venganza de Trump

Trump, que durante la campaña electoral prometió que se vengaría de sus enemigos si regresaba al poder, ha dado ya pasos para conseguir que se presenten cargos contra algunos de los implicados en los casos judiciales que se siguieron contra él mientras estuvo lejos de la Casa Blanca.

Casi inmediatamente después de aquel mensaje a Bondi, un gran jurado en Alexandria (Virginia) acusó al exdirector del FBI James Comey de obstrucción a la Justicia y de mentir al Congreso. Trump considera al ex alto cargo uno de sus grandes enemigos por haber abierto una investigación sobre las conexiones entre representantes rusos y su campaña presidencial en 2016.

La semana pasada fue imputada la fiscal de Nueva York, Letitia James, por supuesto fraude hipotecario. James había llevado al presidente y su empresa familiar a los tribunales en una causa civil por fraude en la que un juez ordenó a la Organización Trump desembolsar 450 millones de dólares (unos 385 millones de euros) en concepto de multa. En agosto pasado otro tribunal canceló esa decisión.

El caso de Bolton parece distinto al de James y Comey. El exconsejero de Seguridad Nacional llevaba tiempo bajo el escrutinio del FBI, y los cargos son mucho más detallados. El pasado agosto, unos agentes federales registraron tanto su residencia particular, en Bethesda (Maryland), como su oficina en el centro de Washington, en busca de indicios como parte de la investigación.

Bolton, una de las caras más reconocibles del equipo de gobierno del primer mandato de Trump, fue embajador ante la ONU durante el periodo de George W. Bush (2001-2009) antes de convertirse en el tercer consejero de Seguridad Nacional del actual presidente en su primera legislatura. Este neoconservador, considerado halcón en política exterior, ocupó el cargo en la Casa Blanca trumpista durante 17 meses. En esa etapa chocó con frecuencia con el presidente sobre cómo proceder en todo un abanico de asuntos geopolíticos. Desde Corea del Norte, con cuyo líder, el autócrata Kim Jong-un, Trump quería reunirse —lo hizo tres veces—, a Afganistán e Irak.

El entonces asesor publicó tras su dimisión en 2019 un libro de memorias, The Room Where It Happened (La habitación donde ocurrió), sobre su etapa en el Ala Oeste de la Casa Blanca. La oficina presidencial trató de impedir, sin éxito, que el volumen llegara a imprenta, asegurando que contenía material clasificado.

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