El nuevo laboratorio en el aire de la NASA es un Boeing 777 modificado, el avión más grande de su flota

La NASA está preparando el que será su próximo laboratorio
en el aire
y el avión más grande de su flota. Se trata de un Boeing 777 que ha sido trasladado este mes a Waco, Texas, para ser
reconvertido en un laboratorio en el aire en sustitución del Douglas DC-8,
que cumplió este rol hasta el pasado mes de mayo, cuando se retiró del
servicio. Las modificaciones en el 777 están siendo realizadas por L3Harris
Technologies
.

El ‘nuevo’ Laboratorio de Ciencia Aerotransportado de la NASA fue fabricado originalmente en 2003. Japan Airlines operó
este Boeing 777-200ER a lo largo de toda su vida comercial, tras lo que
fue almacenado en el Aeropuerto Logístico del Sur de California en Victorville
en mayo de 2020. Dos años después, la NASA lo adquirió por algo menos de 30
millones de dólares
, y en diciembre de 2022 volvió a ser matriculado y
enviado a la Base Aérea Langley, en Virginia, donde se sometió a una
serie previa de modificaciones en el Centro de Investigación Langley de
la NASA.

Esta variante del 777, que puede transportar más de 500
pasajeros y fue introducida en 1997
, tiene una mayor capacidad de
combustible y puede despegar con mayor peso. Su alcance es de 14.300 km y tiene
el récord de distancia recorrida sin aterrizar.

El 777 llevará a cabo misiones de investigación similares
a las de su predecesor
, el DC-8 de 1969, un avión comercial adaptado que
entró al servicio de la NASA en 1987. Estas misiones se dividen en cuatro
categorías principales
:

  • Desarrollo de sensores, incluyendo la verificación de
    prototipos de instrumentos para satélites antes de lanzarlos al espacio.
  • Verificación de sensores satelitales, comparando sus
    datos con los que recoja el laboratorio.
  • Recuperación de datos de telemetría y seguimiento óptico
    para lanzamientos y reingresos de vehículos espaciales.
  • Estudios sobre la superficie y atmósfera terrestre.

El 777 es un avión bastante más grande que el DC-8 y podrá acomodar
entre 50 y 100 operadores a bordo
, un incremento significativo sobre los 45
investigadores y tripulantes
que solían volar en el DC-8. Además, ofrece
una capacidad de carga útil de 34 toneladas, frente a las 13,6 toneladas
del DC-8.

Mientras que el avión de Douglas podía volar misiones de 6
a 10 horas
(y hasta 12 en casos excepcionales), el de Boeing tendrá una
duración de misión de 18 horas
, dependiendo de la carga y las condiciones
climáticas.

Las modificaciones ya realizadas en Langley incluyen
la instalación de puertos de observación, sistemas de energía, datos y
comunicaciones, y espacio para operadores de instrumentos. Aunque por fuera
el avión muestra pocos cambios, es probable que se hagan más evidentes en la
nueva fase de trabajo en Waco
.

El DC-8, con un aspecto exterior más distintivo, estaba
equipado con múltiples puertos de instrumentos, ventanas modificadas para
sensores, antenas externas y sondas de muestreo aéreo. También podía desplegar
sondas atmosféricas no guiadas, conocidas como sondas de caída. Se espera
que el 777 reciba capacidades similares y que las modificaciones estén
completadas para el 30 de septiembre
.

 Se espera que la NASA concluya las modificaciones del 777, iniciadas en 2022, este otoño.  

La NASA está preparando el que será su próximo laboratorio en el aire y el avión más grande de su flota. Se trata de un Boeing 777 que ha sido trasladado este mes a Waco, Texas, para ser reconvertido en un laboratorio en el aire en sustitución del Douglas DC-8, que cumplió este rol hasta el pasado mes de mayo, cuando se retiró del servicio. Las modificaciones en el 777 están siendo realizadas por L3Harris Technologies.

El ‘nuevo’ Laboratorio de Ciencia Aerotransportado de la NASA fue fabricado originalmente en 2003. Japan Airlines operó este Boeing 777-200ER a lo largo de toda su vida comercial, tras lo que fue almacenado en el Aeropuerto Logístico del Sur de California en Victorville en mayo de 2020. Dos años después, la NASA lo adquirió por algo menos de 30 millones de dólares, y en diciembre de 2022 volvió a ser matriculado y enviado a la Base Aérea Langley, en Virginia, donde se sometió a una serie previa de modificaciones en el Centro de Investigación Langley de la NASA.

Esta variante del 777, que puede transportar más de 500 pasajeros y fue introducida en 1997, tiene una mayor capacidad de combustible y puede despegar con mayor peso. Su alcance es de 14.300 km y tiene el récord de distancia recorrida sin aterrizar.

El 777 llevará a cabo misiones de investigación similares a las de su predecesor, el DC-8 de 1969, un avión comercial adaptado que entró al servicio de la NASA en 1987. Estas misiones se dividen en cuatro categorías principales:

  • Desarrollo de sensores, incluyendo la verificación de prototipos de instrumentos para satélites antes de lanzarlos al espacio.
  • Verificación de sensores satelitales, comparando sus datos con los que recoja el laboratorio.
  • Recuperación de datos de telemetría y seguimiento óptico para lanzamientos y reingresos de vehículos espaciales.
  • Estudios sobre la superficie y atmósfera terrestre.

El 777 es un avión bastante más grande que el DC-8 y podrá acomodar entre 50 y 100 operadores a bordo, un incremento significativo sobre los 45 investigadores y tripulantes que solían volar en el DC-8. Además, ofrece una capacidad de carga útil de 34 toneladas, frente a las 13,6 toneladas del DC-8.

Mientras que el avión de Douglas podía volar misiones de 6 a 10 horas (y hasta 12 en casos excepcionales), el de Boeing tendrá una duración de misión de 18 horas, dependiendo de la carga y las condiciones climáticas.

Las modificaciones ya realizadas en Langley incluyen la instalación de puertos de observación, sistemas de energía, datos y comunicaciones, y espacio para operadores de instrumentos. Aunque por fuera el avión muestra pocos cambios, es probable que se hagan más evidentes en la nueva fase de trabajo en Waco.

El DC-8, con un aspecto exterior más distintivo, estaba equipado con múltiples puertos de instrumentos, ventanas modificadas para sensores, antenas externas y sondas de muestreo aéreo. También podía desplegar sondas atmosféricas no guiadas, conocidas como sondas de caída. Se espera que el 777 reciba capacidades similares y que las modificaciones estén completadas para el 30 de septiembre.

 Noticias de Tecnología y Videojuegos en La Razón

Noticias Similares