El Partido Popular y Vox han facilitado la aprobación de una enmienda para impedir que se celebren en Jumilla (Murcia) las dos grandes festividades musulmanas: el fin del Ramadán y la Fiesta del Cordero, las dos previstas para la primavera de 2026. En la moción, impulsada por Vox pero enmendada luego por el PP, se prevé la modificación del reglamento para el uso de las instalaciones municipales, lugares donde desde hacía años habían sido utilizados para rezar de manera colectiva durante las primeras horas de la mañana por alrededor de 1.500 vecinos que se estima que profesan esta fe en el municipio de 27.263 habitantes. Una medida inédita, pues el motivo que la justifica apela a la “manifestaciones religiosas tradicionales [en España]” y se enfrenta de manera directa al derecho fundamental de libertad religiosa y de culto, reconocida en la Constitución. La enmienda fue aprobada el pasado 28 de julio con los 10 votos a favor del PP (y el voto de calidad de la alcaldesa), la abstención del único concejal de Vox y los nueve votos en contra de PSOE, más el del edil de IU-Podemos-AV.
El Ayuntamiento murciano aprueba una enmienda contra el rezo colectivo del fin del Ramadán y la Fiesta del Cordero en instalaciones municipales
El Ayuntamiento murciano aprueba una enmienda contra el rezo colectivo del fin del Ramadán y la Fiesta del Cordero en instalaciones municipales


El Partido Popular y Vox han facilitado la aprobación de una enmienda para impedir que se celebren en Jumilla (Murcia) las dos grandes festividades musulmanas: el fin del Ramadán y la Fiesta del Cordero, las dos previstas para la primavera de 2026. En la moción, impulsada por Vox pero enmendada luego por el PP, se prevé la modificación del reglamento para el uso de las instalaciones municipales, lugares donde desde hacía años habían sido utilizados para rezar de manera colectiva durante las primeras horas de la mañana por alrededor de 1.500 vecinos que se estima que profesan esta fe en el municipio de 27.263 habitantes. Una medida inédita, pues el motivo que la justifica apela a la “manifestaciones religiosas tradicionales [en España]” y se enfrenta de manera directa al derecho fundamental de libertad religiosa y de culto, reconocida en la Constitución. La enmienda fue aprobada el pasado 28 de julio con los 10 votos a favor del PP (y el voto de calidad de la alcaldesa), la abstención del único concejal de Vox y los nueve votos en contra de PSOE, más el del edil de IU-Podemos-AV.
En el consistorio murciano estaban a unos días de cerrar los presupuestos municipales, que se debaten esta semana. El Partido Popular decidió aceptar la moción hace unos días y ha colocado de nuevo a un municipio de la Región de Murcia en el epicentro de una de las proclamas de la ultraderecha. Hace casi un mes, en otra localidad murciana, Torre Pacheco, diferentes grupos ultras alentados por Vox, promovieron una caza contra la comunidad de origen magrebí que reside en el pueblo y desataron cinco días de odio racista en sus calles.
El texto de la enmienda aprobada recoge: “Instar al equipo de gobierno a promover actividades, campañas y propuestas culturales que defiendan nuestra identidad y protejan los valores y manifestaciones religiosas tradicionales” en España. Además, pide al Ejecutivo local que modifique el reglamento del uso de las instalaciones deportivas para que se empleen “exclusivamente para actividades organizadas por el Ayuntamiento” y “en ningún caso para actividades culturales, sociales o religiosas ajenas al Ayuntamiento”.
La medida que ha aprobado Jumilla supone una constatación en una norma municipal de una amenaza recurrente de la ultraderecha contra la fe islámica, explica a este diario el presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas, Mounir Benjelloun Andaloussi Azhari: “No van contra otras confesiones, van contra la nuestra. Se trata de una propuesta islamófoba. Es una normativa discriminatoria para que solo los musulmanes no puedan disfrutar de sus fiestas”, advierte.
El objetivo de la moción presentada por Vox era prohibir la celebración en público del Aid el-Fitr (rezo del fin del mes de ayuno) y Aid el-Adha (la Fiesta del Sacrificio). La moción de los ultras se justificaba en que son actos “ajenos a la identidad del pueblo”. “El PP lo que hizo fue presentar una enmienda blanqueando la moción”, explica a este diario la exalcaldesa y portavoz socialista en Jumilla, Juana Guardiola. La enmienda consistió en permitir la modificación del reglamento de instalaciones deportivas “para que no se pueda realizar ninguna actividad ajena al deporte, a no ser que esté promovida por el Ayuntamiento”, señala.
El concejal de Vox argumentó para presentar la moción la defensa de —en sus palabras— “nuestras tradiciones frente a la constante ofensiva ideológica de la izquierda por imponernos costumbres ajenas a nuestra identidad”; “a partir de ya no se va a volver a celebrar el fin del Ramadán o el rezo del cordero”, dijo tras el pleno el edil. “¿Pero a qué se refieren con la identidad?, ¿y el legado musulmán en nuestra localidad de cientos de años? Nunca habíamos tenido ningún problema y es un disparate. Hay fiestas de la población ecuatoriana que celebran a la Virgen El Cisne, por ejemplo”, replica ahora Guardiola.
“Esos dos días son los que habitualmente congregan a más gente”, explica Paulino Ros, periodista de Onda Regional de Murcia y autor del blog Islam en Murcia. “Normalmente, los ayuntamientos ceden los polideportivos, campos de futbol, para que se reúnan los musulmanes a rezar. La gracia del rezo es que es colectivo, van familias completas. Además, es desde las siete de la mañana hasta las nueve más o menos de la mañana. Luego se van a sus casas a celebrar en familia”, explica Ros.
En los dos últimos años han coincidido las festividades musulmanas con la Semana Santa de Jumilla. “Y hasta ahora se ha hecho con normalidad y sin problema”, apunta Ros. “No olvidemos que en estos actos que quieren prohibir la gente va a rezar; no hay nada más pacífico”, resume.
“Estamos un poco sorprendidos con todo lo que está ocurriendo en España. Vemos un cambio radical. Este era un país en el que su gente ha trabajado mucho para conseguir gozar de una paz y libertad que tienen. Pero yo por primera vez en 30 años tengo miedo”, lamenta Benjelloun.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Añadir usuarioContinuar leyendo aquí
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
Flecha
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Es reportera de la sección de Nacional. Antes trabajó ocho años en la redacción de EL PAÍS México, donde se especializó en temas de narcotráfico, migración y feminicidios. Es coautora del libro ‘Rabia: ocho crónicas contra el cinismo en América Latina’ (Anagrama, 2022) y Premio Gabriel García Márquez de Periodismo a la mejor cobertura en 2020.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos
Más información
Archivado En
Feed MRSS-S Noticias