La negociación del Partido Popular Europeo (PPE) de una resolución sobre las elecciones en Venezuela únicamente con las fuerzas más ultras de la Eurocámara supuso, el pasado septiembre, un punto de inflexión de los conservadores europeos: abrieron la puerta, varias veces franqueada desde entonces, a abandonar su tradicional alianza con las fuerzas proeuropeas para apostar por una mayoría apoyada solo en los partidos más al extremo derecho del hemiciclo, muy reforzados tras las elecciones de junio. Una nueva resolución sobre la crisis política en el país sudamericano, aprobada este jueves, apunta a una corrección de rumbo de los populares europeos, que en esta ocasión han preferido bajar el tono —para indignación de partidos como Vox— a cambio de sacar adelante un texto negociado con los liberales y ampliamente apoyado también por los socialdemócratas.
La votación en la Eurocámara supone una marcha atrás en la apuesta de los conservadores europeos de buscar mayorías solo con las fuerzas más ultras. Vox acusa al PP de “traicionar al pueblo venezolano”
La negociación del Partido Popular Europeo (PPE) de una resolución sobre las elecciones en Venezuela únicamente con las fuerzas más ultras de la Eurocámara supuso, el pasado septiembre, un punto de inflexión de los conservadores europeos: abrieron la puerta, varias veces franqueada desde entonces, a abandonar su tradicional alianza con las fuerzas proeuropeas para apostar por una mayoría apoyada solo en los partidos más al extremo derecho del hemiciclo, muy reforzados tras las elecciones de junio. Una nueva resolución sobre la crisis política en el país sudamericano, aprobada este jueves, apunta a una corrección de rumbo de los populares europeos, que en esta ocasión han preferido bajar el tono —para indignación de partidos como Vox— a cambio de sacar adelante un texto negociado con los liberales y ampliamente apoyado también por los socialdemócratas.
La resolución conjunta “sobre la situación en Venezuela tras la usurpación de la presidencia el 10 de enero de 2025” ha sido aprobada en el último día de pleno en Estrasburgo con 374 votos a favor, entre ellos todos los del PPE (también los populares españoles), los de los liberales de Renew y casi la totalidad de los socialdemócratas presentes, incluidos todos los eurodiputados del PSOE. En contra han votado 53 parlamentarios, y 163 más se han abstenido, entre ellos la mayor parte de los Verdes y, también, los Patriotas por Europa, ente ellos el eurodiputado de Vox Jorge Buxadé, que ha denunciado la negociación como una “traición” al pueblo venezolano y una rendición del PP al PSOE.
La nueva resolución denuncia con contundencia la “usurpación de la presidencia” por parte de Nicolás Maduro el 10 de enero para prolongar un “régimen ilegítimo”. Pero no busca ya, como intentó el PPE en ocasiones anteriores, presionar a los Estados para que reconocieran a González como el presidente electo legítimo, una demanda que en su momento lideró el Partido Popular español y que provocó el alejamiento de las fuerzas más proeuropeas del Parlamento de las negociaciones para la resolución de septiembre, que de todos modos acabó pasando sin ese reclamo concreto. Salvo Italia, ningún país de la UE ha reconocido oficialmente a González, ni siquiera los gobiernos en manos del PPE. “Maduro carece de legitimidad democrática y, por lo tanto, el Parlamento no lo reconoce”, señala la nueva resolución, que entre otros insta a Caracas a revocar la injustificada orden de detención contra González y a publicar las actas electorales, además de pedir que se amplíen las sanciones Europeas a Maduro y su círculo. También respalda las investigaciones del Tribunal Penal Internacional sobre “los incontables crímenes del régimen venezolano” y pide a todos los actores democráticos regionales e internacionales alinearse “de forma incondicional, como deber moral”, con las fuerzas democráticas de Venezuela.
El texto final llegó, tras días de negociaciones, firmado por el PPE, impulsor nuevamente de la resolución, y el grupo de Conservadores y Reformistas (ECR) de Giorgia Meloni, pero también con la de los liberales de Renew pese a las reticencias de estos a alinearse con la formación de la primera ministra italiana ultra. Socialistas y Demócratas (S&D) y los Verdes no rubricaron el texto consensuado, pero participaron activamente en las discusiones.
Fuentes de estas formaciones han reconocido los esfuerzos de los conservadores por buscar elementos comunes que permitieran un consenso más amplio y, sobre todo, que participaran las fuerzas proeuropeas, en vez de alienarlas en favor de los ultras.
“La situación en Venezuela requiere un enfoque constructivo de todos los grupos políticos proeuropeos de este hemiciclo para reforzar nuestra voz ante una situación crítica que necesita, más que nunca, una respuesta unificada”, ha declarado la eurodiputada socialista Leire Pajín, que participó en las conversaciones en nombre de S&D.
“Hemos hecho un esfuerzo enorme por tratar de acordar una resolución conjunta y sumar a una mayoría amplia”, explica por su parte la eurodiputada de EAJ-PNV y la Coalición CEUS Oihane Agirregoitia, que negoció el texto por Renew. “La actitud durante la negociación ha sido muy distinta a la que nos encontramos en septiembre, cuando el Partido Popular Europeo optó por aliarse con los Patriotas de Vox. Esta vez no ha sido el caso”, celebra.
En aquella ocasión, el PPE ignoró las demandas de sus tradicionales aliados y sacó adelante un texto apoyado exclusivamente por las fuerzas más a la derecha extrema de la Eurocámara, que con su refuerzo tras las elecciones de junio les permitieron a los conservadores buscar una “mayoría alternativa”, como la llaman los ultras, en vez de buscar consensos con liberales y socialdemócratas. Una “mayoría Venezuela”, como la han denominado desde entonces sus críticos, que volvió a emplear en otras ocasiones: pactó así el calendario de audiencias de confirmación de los nuevos comisarios europeos —otro momento de agudo enfrentamiento político entre el PPE, socialdemócratas y liberales— y la usó para intentar vaciar de contenido una normativa medioambiental clave, la ley de deforestación, paso que finalmente fue frenado por los Estados, incluidos varios donde gobierna el PPE, que rechazaron esos cambios. La gran duda es si este cambio de rumbo será permanente o se quedará en algo puntual en un momento clave para el futuro de muchas políticas europeas, sobre todo medioambientales, cuestionadas desde fuera, sobre todo por el nuevo Gobierno de Donald Trump y, también, cada vez más desde dentro de la propia UE, especialmente por las fuerzas más populistas.
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