Enrique Ruiz Escudero: «La prevención del suicidio requiere de una respuesta urgente y más coordinación y financiación. Hay que darle un marco legislativo adecuado»

El portavoz ‘popular’ hace balance de la situación tras las comparecencias de expertos, familiares y responsables de la administración pública y advierte de que este ámbito «no debe tener el más mínimo matiz político» Leer El portavoz ‘popular’ hace balance de la situación tras las comparecencias de expertos, familiares y responsables de la administración pública y advierte de que este ámbito «no debe tener el más mínimo matiz político» Leer  

Desde hace un año hay un espacio parlamentario donde los aplausos no tienen ideología política y las bancadas se quedan sumidas en el silencio para una escucha atenta. Y la comprensión es, más que nunca, vital. En septiembre de 2024, la Comisión de Sanidad del Senado comenzó, a propuesta del PP, la elaboración de una ponencia sobre prevención del suicidio para analizar con profundidad un problema social y de salud pública de primer orden que suma once muertes cada día en España y deja un impacto emocional incalculable.

Familiares de personas que han muerto por suicidio, profesionales especializados de diferentes ámbitos, desde el sanitario y de emergencias al educativo o de la comunicación, y responsables de las distintas administraciones públicas, han ido explicando a lo largo de 42 comparecencias a los grupos políticos cúal es la situación real de la red de protección en España y qué pasos son necesarios para mejorar la detección del riesgo, la intervención y el seguimiento a personas vulnerables así como la prevención y la posvención (atención al entorno cercano tras un fallecimiento).

«Las muertes por suicidio son cifras que tienen que preocuparnos todos los días»

El senador ‘popular’ Enrique Ruiz Escudero, médico de profesión y ex consejero de Sanidad en la Comunidad de Madrid, hace balance en esta entrevista de las conclusiones a las que ha llegado su partido tras estos meses de escucha a personas que vuelcan su esfuerzo día a día en reducir el sufrimiento y la desesperanza en la sociedad: se requiere una mayor «coordinación» entre las CCAA, equidad en la atención y el seguimiento a una persona en riesgo en todo el país y un «respaldo financiero» firme y continuado que refuerce los recursos y ayude a implementar medidas efectivas en todos los ámbitos, no solo el sanitario.

«Hay que realizar acciones que tengan impacto y que esas cifras empiecen a descender cuanto antes. Reducir las muertes es un reto absoluto como sociedad» y «urgente» de acometer, asegura desde la firme convicción de que desde el plano político se le debe dar a la prevención del suicidio «un marco legislativo adecuado».

Según los últimos datos oficiales, 4.116 personas se quitaron la vida en España en 2023. Supone una disminución del 2,6% respecto a 2022 pero continúa siendo la segunda cifra más alta de los últimos seis años. Es una realidad que a juicio de Ruiz Escudero «tiene que preocuparnos todos los días».

Hace un año el PP impulsó en la Comisión de Sanidad del Senado la elaboración de una ponencia sobre prevención de suicidio, un problema social aún profundamente estigmatizado. ¿Qué les llevo a dar este paso?
Era una preocupación del propio PP. Dentro del programa sobre el abordaje de la salud mental la prevención del suicidio era uno de los puntos importantes . Solo hay que ver las cifras. Alicia García [portavoz de los ‘populares’ en la Cámara Alta] ha sido una de las principales impulsoras. Nos reunimos con Hagamos un plan, una plataforma que agrupa a muchas asociaciones y valoramos que había que organizar comparecencias de todos los ámbitos. Buscamos tres grupos de comparecientes: las administraciones que han tomado decisiones, la voz de los pacientes y expertos de todos los ámbitos. Lo primero era hacer un diagnóstico de situación, saber de dónde partimos y que es un problema multifactorial. No hay que asociar la prevención del suicidio solo al mundo sanitario porque implica a toda la sociedad.
¿Cuáles son los siguientes pasos?
Una vez que se han acabado las comparecencias, ahora llega el trabajo. La ponencia tiene que elaborar un documento que trataremos de que sea aprobado por unanimidad en el Pleno, porque esto no tiene que tener el más mínimo matiz político. Yo creo que es un problema que tenemos como sociedad y hay que dar una respuesta con urgencia. Nosotros vamos a tratar de lograr el máximo apoyo de todos los grupos. Buscamos que lo que se refleje en ese dictamen final de la ponencia sea, sobre todo, aportar mejoras al Plan de Acción [aprobado por el Gobierno el pasado 14 de febrero]
¿Qué tipo de mejoras?
El Plan de Acción lleva aún muy poco tiempo pero, por ahora, a nosotros no nos está gustando por la falta de liderazgo en lo que son los problemas principales.

Una cosa es la estrategia y otra cosa, la parte operativa de la estrategia, o sea, cómo llegas a igualar los recursos. Esos son los objetivos de un plan. Hay que buscar que se concrete en actuaciones en todos los niveles y ámbitos, no solo en la parte estrictamente sanitaria, hay que evaluarlo cada trimestre o cada semestre, de manera continua, porque si no puede caer en el problema de muchos documentos que elabora el Ministerio, que es solo un plan muy bien redactado. Es un plan de acción y hay que ir a la acción, que requiere voluntad política, financiación, indicadores, evaluación permanente.

Hay cuestiones, por ejemplo, que vimos con todos los comparecientes de las administraciones públicas, de todas las comunidades autónomas de distinto signo y de distinto color político, que tienen esa intención de mejorar la respuesta pero si no hay recursos humanos, si no hay profesionales, es muy complicado. Los planes, sean del ámbito que sean, requieren financiación.

¿Considera insuficiente la partida asignada de 38 millones de euros al Plan de Acción?
Sí, claramente. Los planes de salud mental de cualquier comunidad autónoma lo superan con creces.
¿Han detectado disparidad entre las CCAA a la hora de implementar medidas en prevención de la conducta suicida, intervención y posvención?
En cuanto a la respuesta o en cuanto a los planes de acción en prevención del suicidio van en distinto modo. Esa es la realidad y lo primero es no eludirla. Hay problemas en cuanto al acceso [a los servicios ] ya que, como se dice siempre, depende del código postal. Y es algo que no podemos permitir.
¿Se plantean impulsar una ley que dé continuidad al trabajo en prevención de suicidio y que garantice la equidad en la atención a una persona en riesgo y a sus familiares, una coordinación efectiva y recursos e inversión suficientes en todo el país?
Esa fue una petición de uno de los comparecientes, el psicólogo clínico Miguel Guerrero Díaz [coordinador de la Unidad de Prevención e Intervención intensiva en conducta suicida Cicerón en Málaga]. Fue muy claro y lo expresó con contundencia. Y es verdad que aunque nosotros creemos que hay que cuidar la parte operativa del plan de acción y que como digo, se concrete en actuaciones, el grado de compromiso máximo es la ley. Hay que dar a la prevención del suicidio un marco legislativo adecuado para dar respuesta.
Durante estos meses ha tenido la oportunidad de escuchar a 42 comparecientes que por su trabajo o por sus propias vivencias miran de frente el sufrimiento que conlleva la conducta suicida ¿en qué aspectos ha cambiado el concepto que tenía de usted de esta realidad al escucharles?
He aprendido muchísimo. Ha sido una labor de aprendizaje permanente.

En su memoria aparecen los testimonios de Cecilia Borrás, de cuyo dolor y de la soledad en su duelo por la pérdida de su hijo adolescente nació hace una década la primera asociación para supervivientes en Barcelona, Después del Suicidio-Asociación de Supervivientes (DSAS); de Sergio Tubío, bombero especializado en intervención en conducta suicida de una unidad pionera en el Ayuntamiento de Madrid o de Francisco Villar, que atiende como psicólogo clínico en el Hospital Sant Joan de Déu en Barcelona a adolescentes que han pensado en quitarse la vida o lo han intentado.

Recuerda con admiración la claridad y serenidad con la que hablaba la madre, le impresionó saber que dependiendo de cómo aborde un equipo de emergencias una crisis suicida puede «salvarse o no» la vida y no olvida la frase «demoledora» con la que el sanitario cerró su intervención sobre el dolor de los más jóvenes: «Cuando se apagan las pantallas, brota la vida». A su juicio esta conclusión, así como el impacto de la soledad no deseada especialmente en jóvenes y ancianos, nos debería llevar a «hacer una reflexión como sociedad».

Durante su etapa como consejero tuvo la oportunidad de escuchar a supervivientes en el primer acto que se hacía en la Comunidad de Madrid con las asociaciones que tejen redes de apoyo para quienes ha perdido a un ser querido por suicidio. Reconoce que aquella experiencia le «marcó muchísimo» al ver la «valentía» de los familiares y romper el silencio. «Aquello fue un cambio», asegura.

Conocer de forma directa algunas de las prácticas que se habían implementado en esta región como la unidad de seguimiento intensivo en el Doce Octubre y la coordinación multidisciplinar (psicólogos, psiquiatras, enfermeras y trabajadores sociales) o la detección de señales de riesgo de los pacientes a través de las nuevas tecnologías le llevan a la convicción de la necesidad de hacer un ejercicio mayor de puesta en común de buenas prácticas para extenderlas a las diversas regiones. «Es bueno que todas las comunidades autónomas tengan iniciativas, pero no que no estén coordinadas entre ellas».

¿Cuáles son para usted son las carencias más importantes y las medidas más urgentes que hay que implementar en la prevención de suicidio?
Yo lo que creo que la más urgente es un plan que lleve a una acción absolutamente coordinada, conjunta, y en todos los ámbitos de la sociedad. También, abordar la dificultad para contratar profesionales y tener un registro fiable que recoja todos los suicidios. Todas esas acciones se pueden traducir en hacer un buen dictamen y recoger acciones concretas y urgentes.
¿Cómo ayudaría a entender a un lector o lectora de esta entrevista la importancia de la implicación social para reducir el sufrimiento que existe tras la conducta suicida y generar esperanza?
El suicidio se puede prevenir y esto es algo importante de saber. Hay que tener información sobre comportamientos, situaciones o en qué momentos vitales se produce el riesgo. Hay una acción que tiene que ser de toda la sociedad y aquí juegan un papel fundamental los medios de comunicación. La información que den sobre el suicidio debe abandonar el sensacionalismo y ser informativo y formativo. Y por parte de las administraciones públicas, la labor es dar información, tener los planes y comunicarlos. Eso es un trabajo continuo. No puede ser que salga un plan de acción y que ya no sepamos nada más.
El estigma es una de las principales barreras para la prevención del suicidio. ¿Qué pasos considera claves para avanzar en la sensibilización social y derribar el tabú?
La lucha contra el estigma ha sido una de los de las grandes banderas del personal sanitario que ha trabajado en Psiquiatría. Parece que de la enfermedad mental no se podía hablar, que había que ocultar. No, hay que hablar con claridad, con transparencia para tratar de ayudar siempre. Y en la prevención del suicidio, exactamente lo mismo. Todos hemos tenido algún alguien de entorno cercano.
El pasado año, en septiembre, surgieron casi de forma paralela diversas iniciativas desde el ámbito político para avanzar en la comprensión del suicidio y en su prevención: se elaboró un informe de la oficina C del Congreso para ofrecer a los diputados una base de conocimiento rigurosa, el Gobierno impulsó el plan de acción y desde el Senado su grupo parlamentario, la elaboración de la ponencia.
Voluntad hemos tenido siempre porque es una prioridad. El objetivo fundamental es salvar vidas. Es verdad que ha habido muchas acciones, lo cual refleja que la preocupación es de todos y el ambiente de confrontación política no se tendría que traducir en esto. Yo creo que hay que tener generosidad de voluntad y este gobierno tiene poca. Para el plan, por ejemplo, no se ha contado con el Senado. Esa es la realidad.

En la Comisión de Sanidad el ambiente era de respeto compartido hacia los ponentes. Todos los grupos parlamentarios han aplaudido la «práctica totalidad» de las comparecencias, explica gratamente sorprendido. El siguiente paso es buscar esa «unanimidad» para la aprobación del dictamen y que el contenido se traslade a un debate en pleno para darle «todavía más visibilidad». Éste es, asegura, «un ejercicio de responsabilidad«. Si hay «un compromiso de todos los grupos parlamentarios», tiene que reflejarse «de manera inmediata» en «acción por parte del Gobierno». Y también tener «máxima visibilidad» en comunidades autónomas y ayuntamientos, que tienen un papel»vital». Las administraciones regionales y locales «han elaborado planes propios y saben cómo hacer las cosas» pero también, asegura el senador ‘popular’, comparten la necesidad de que la estrategia nacional ofrezca un mayor «respaldo» y coordinación con el objetivo único de salvar vidas.

Ruiz Escudero considera el dictamen un punto de partida de un trabajo que debe ser permanente. «El próximo año habrá que evaluar medidas concretas. Hay que seguir, hay que seguir…», defiende porque «salvar vidas es el fundamento que nos tiene que mover en todo momento».

Esta entrevista forma parte del proyecto ‘Once vidas’, impulsado por EL MUNDO para la prevención del suicidio y del que forman parte Rafael Álvarez, Yaiza Perera, Rebeca Yanke y Santiago Saiz.

 Ciencia y salud // elmundo

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