Gout Gout, el nuevo fenómeno de la velocidad, se presenta en sociedad: «Ahora no tengo que trabajar en el McDonald’s para llenar la nevera»

El australiano de 17 años que ha mejorado las marcas de adolescencia de Usain Bolt debuta entre los mayores en este Mundial de Tokio Leer El australiano de 17 años que ha mejorado las marcas de adolescencia de Usain Bolt debuta entre los mayores en este Mundial de Tokio Leer  

Al Mundial de Budapest 2023 fueron tres periodistas australianos. Sólo tres. Los mismos tres que habían ido a la edición anterior, y a la anterior, y en realidad a todas las ediciones de las últimas dos décadas. Pero en este Mundial de Tokio el grupo australiano lo forman 20 periodistas, varios de ellos de las dos televisiones que han comprado los derechos de retransmisión, Nine y SBS. ¿Qué ha pasado? Lo que ha pasado es el adolescente que entra por la puerta del hospitality de Adidas en Tokio, al lado del cruce de Shibuya, como si no pasara nada.

Lleva un pantalón negro y una camiseta blanca, todo muy básico, y sólo se permite un detalle, un collar de oro con una cruz. En cuanto aparece por la puerta destaca su sonrisa y, en cuanto empieza a hablar, su soltura. Tiene 17 años, pero ya domina las cámaras. «En el comedor del hotel estoy viendo a los atletas que llevo siguiendo toda la vida. Es bastante loco», comenta con un discurso propio de su edad.

Parece una rueda de prensa más, una de tantas estos días en la capitán de Japón, pero no lo es: es la presentación en sociedad de Gout Gout. El nuevo fenómeno del atletismo mundial, el adolescente de 17 años que corre los 200 metros más rápido que Usain Bolt a su edad -su marca es 20.04 segundos-. Hasta ahora su entorno había tratado de protegerlo. Pese al contrato firmado con Adidas hasta los Juegos Olímpicos de Brisbane 2032 y a la atención que le dedica la World Athletics en sus canales, el australiano apenas había competido en los últimos meses -tan sólo dos competiciones menores en Europa- y únicamente había concedido una entrevista, al periódico The Australian, el más leído de su país. Pero su fama ya no admite diques.

A tres meses de acabar la secundaria en el instituto Ipswich Grammar de las afueras de Brisbane, está listo para dar el salto. «Es un ‘showman’ natural. Es como si se hubiese criado en Hollywood», cuenta su manager, James Templeton, también presente en el acto, y tiene razón: todavía no es Bolt, pero el chico tiene carisma. Si vuela en la pista, será una superestrella. Su primera prueba entre los mayores tendrá lugar este miércoles en las series de los 200 (13:15 horas, Eurosport y Teledeporte) y si llega a la final tendrá encima los ojos de todo el planeta. «Hace un par de años sufría por las expectativas, pero ahora pienso que sólo tengo 17 años. Compito contra atletas que llevan entrenando 10 o 15 años más que yo. Mi momento todavía está por llegar», reflexiona Gout que sorprende por su físico.

Al contrario de los actuales dominadores de su distancia, los estadounidenses Noah Lyles y Kenny Bednarek o el botsuano Letsile Tebogo, Gout no está musculado, todo lo contrario. Es todo huesos. Se parece más a un maratoniano que a un velocista. Viéndolo es inevitable recordar los primeros videos de Bolt, entonces tan fino como él. «Que me comparen con él es fenomenal porque es el mejor de la historia», señala Gout, acompañado de su entrenadora, Diane Sheppard, quien lo descubrió viéndole correr en el patio de su colegio y quien ya ha estudiado su fisiología.

Con la ayuda de la universidad de Flinders, Sheppard quiso saber el secreto de su pupilo y lo encontró en sus pies, concretamente en su talón: su tendón de Aquiles. «Es muy largo y rígido y su velocidad está relacionada con esa característica. Cada vez que su pie toca el suelo puede almacenar toda la energía que recibe, no se disipa porque apenas se flexiona. Almacena y libera energía de manera eficiente», analizaba Sheppard en una entrevista con The Australian y añadía que no se atreve a dibujar el futuro de Gout. Al fin y al cabo, nunca había trabajado con nadie igual. Nadie en Australia lo había hecho. Más allá de Cathy Freeman, en su país nunca hubo velocistas y, por eso, Gout ya es el plusmarquista nacional en los 100 y los 200 metros, es un ídolo, es todo un personaje. Para lo bueno y para lo malo.

Como ocurre en España y en tantos otros países, Gout es cuestionado en su tierra por sus orígenes. Sus padres emigraron de Sudán del Sur a Australia a través de Egipto y, pese a que el sprinter ya nació en Ipswich, sus raíces y su color de nivel le han costado mucho odio a través de las redes sociales. Hace unos meses, The Australian destacaba que el tenista Bernard Tomic se compró un Lamborghini amarillo con sus primeros premios y Gout, en cambio, se ha comprado un Hyundai i30 negro para no llamar la atención.

«La fama me ayuda a construir mi carrera. Puedo centrarme en mis estudios [quiere hacer Psicología] y en el atletismo y no tengo que buscar un trabajo en el Maccas [el McDonald’s] para llenar la nevera», cuenta Gout que tiene en su nombre la muestra más clara de racismo en su país. Cuando nació, su padre Bona, cocinero en un hospital, le inscribió en el registro como Guot Guot, pero los funcionarios hicieron lo que quisieron. Desde entonces el hombre lucha para cambiar el nombre a su hijo, pero es imposible. El mundo ya le conoce.

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