La Administración de Donald Trump lanzó este lunes un nuevo dardo a Harvard con una carta enviada a la universidad en la que la acusa de “violar con violencia” el Título VI de la Ley de los Derechos Civiles en lo referido a los estudiantes israelíes y judíos y en mitad de las protestas propalestinas que han tomado desde los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023 los campus de todo el país, también el del centro de educación superior más rico y antiguo y uno de los más prestigiosos de Estados Unidos. El citado Título VI “prohíbe la discriminación por motivos de raza, color y origen nacional”.
El Gobierno de EE UU envía un ataque por carta a la universidad al principio de la semana en la que el presidente prometió que habría un acuerdo entre ambas partes
El Gobierno de EE UU envía un ataque por carta a la universidad al principio de la semana en la que el presidente prometió que habría un acuerdo entre ambas partes


La Administración de Donald Trump lanzó este lunes un nuevo dardo a Harvard con una carta enviada a la universidad en la que la acusa de “violar con violencia” el Título VI de la Ley de los Derechos Civiles en lo referido a los estudiantes israelíes y judíos y en mitad de las protestas propalestinas que han tomado desde los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023 los campus de todo el país, también el del centro de educación superior más rico y antiguo y uno de los más prestigiosos de Estados Unidos. El citado Título VI “prohíbe la discriminación por motivos de raza, color y origen nacional”.
“Si no se aplican los cambios adecuados de inmediato, [Harvard] perderá todos los recursos financieros federales y [eso] seguirá afectando la relación de la universidad con el Gobierno estadounidense”, afirma una misiva dirigida al decano, Alan Garber, cuyo contenido desveló el diario The Wall Street Journal. “Por supuesto, Harvard puede seguir operando sin privilegios federales, y tal oportunidad quizás impulse un compromiso con la excelencia que la ayude a prosperar de nuevo”.
No es, ni mucho menos, la primera vez que Washington acusa a Harvard de antisemitismo, pero en esta ocasión lo hace tras completar una investigación que concluye que las autoridades universitarias sabían que los alumnos judíos e israelíes se sentían amenazados —según la Administración de Trump, “los escupían” y se vieron obligados a ocultar signos externos de su fe, como las kipás que coronan sus cabezas— y que no hicieron nada al respecto. El informe afirma que las imágenes antisemitas, como una que “mostraba un signo de dólar dentro de una estrella de David” u otra, de una bandera israelí “con una esvástica”, eran constantes en la vida del campus.
El último ataque contra Harvard llega al final de las negociaciones entre la universidad y el Gobierno federal, que, según afirmó Trump el 21 de junio en su red social, Truth, habían enfilado en una buena senda. El presidente estadounidense calculó en ese mensaje que el acuerdo llegaría antes del final de este mes (“la próxima semana o así”, escribió). También dijo que la universidad “ha actuado de manera extremadamente apropiada durante las negociaciones, y parece comprometida a hacer lo correcto”. “Si se llega a un Acuerdo basado en lo que se negocia ahora mismo, será ‘asombrosamente’ HISTÓRICO, y muy bueno para nuestro País”, añadió.
Cambio de tono
Aquel aparente cambio de parecer (y de tono) se interpretó como una respuesta a los reveses judiciales que en ese caso había recibido su Administración, a la que Harvard, cantera de algunos de los mejores abogados de Estados Unidos, ha llevado varias veces a los tribunales. Una jueza de distrito en Boston, Indira Talwani, anuló por “arbitraria y caprichosa” una medida del Gobierno que recortaba fondos federales para la investigación a las universidades. Otra magistrada, Alison Burroughs, canceló temporalmente la orden del Departamento de Seguridad Nacional que retiraba el permiso a Harvard para matricular estudiantes extranjeros. Y en un caso que afecta a otra universidad de elite, Columbia, el estudiante palestino Mahmud Khalil, detenido y amenazado de deportación por su papel en las protestas universitarias del año pasado contra la guerra de Gaza, había quedado esa semana en libertad también por orden judicial.
No está claro si la carta enviada este lunes es un elemento de presión en los últimos pasos del camino hacia un pacto o un puñetazo en la mesa de negociación que la pone en serio riesgo.
La propia universidad llevó a cabo un informe sobre las acusaciones que le hace la Administración de Trump. Fue en abril, y este concluyó que el antisemitismo era, junto al sentimiento antimusulmán, un “problema crucial” en el campus. Y admitió que la respuesta de la universidad inmediatamente después de los ataques de Hamás ante los ataques a miembros de su comunidad de ambos bandos pudo haber sido más contundente.
El último episodio del enfrentamiento entre Harvard y Trump llega pocos días después de que la universidad anunciara que la Escuela de Negocios y la Escuela Kennedy de Gobernanza habían alcanzado un acuerdo con la universidad de Toronto para permitir a sus alumnos, una buena parte de los cuales son extranjeros, estudiar a distancia desde Canadá. El arreglo persigue sortear la prohibición de matricular a no estadounidenses en sus clases del próximo curso.
Para lograrlo, Harvard reactivó algunos de los recursos ensayados durante la pandemia, cuando de la noche a la mañana las universidades y colegios de todo el país tuvieron que activarse como centros de educación a distancia. Aquel anuncio hizo que en las redes sociales proliferaran los irónicos comentarios que comparaban la figura de Trump con la del coronavirus, que alteró la vida y las costumbres de miles de millones de personas de la noche a la mañana.
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Sobre la firma

Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.
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