La calle mantiene la presión sobre Mazón: miles de valencianos se manifiestan un año después de la dana

Miles de valencianos se han echado este sábado a la calle de nuevo para pedir la dimisión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, un año después de la catástrofe en la que 229 personas murieron en Valencia. Se trata de la decimosegunda manifestación, cuatro días antes del primer aniversario de la fatídica jornada, cuando está prevista la celebración de un funeral de Estado en Valencia.

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Manifestantes portaban una pancarta de Carlos  Mazón durante la marcha.Convocada por más de 200 entidades cívicas, sociales y sindicales en su mayoría de izquierdas de la Comunidad Valenciana, junto a las asociaciones de víctimas de la dana y otras entidades. Más de 50.000 personas, según la Delegación del Gobierno, participan en Valencia en la decimosegunda manifestación por la gestión de la dana  

Miles de valencianos se han echado este sábado a la calle de nuevo para pedir la dimisión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, un año después de la catástrofe en la que 229 personas murieron en Valencia. Se trata de la decimosegunda manifestación, cuatro días antes del primer aniversario de la fatídica jornada, cuando está prevista la celebración de un funeral de Estado en Valencia.

Bajo el lema Mazón dimisión, el mismo que el resto de protestas convocadas durante los últimos 12 meses, la marcha ha arrancado media hora después de las seis de la tarde de la plaza de San Agustín de la capital, donde se oyen gritos de “el president, a Picassent”. El gentío apostado en los laterales de las principales calles del centro de la Valencia, esperando incorporarse a la marcha, ha impedido inicialmente el avance de la cabecera.

La Delegación del Gobierno en la Comunidad Valenciana estima en más de 50.000 los asistentes a la protesta que, como en anteriores ocasiones, convocan más de 200 entidades cívicas, sociales y sindicales en su mayoría de izquierdas de la Comunidad Valenciana, junto a las asociaciones de víctimas de la dana y otras entidades. La Policía Local rebaja la afluencia a 32.000. Se trata, en cualquier caso, de una nueva demostración multitudinaria que recobra la energía ciudadana de las primeras protestas. La presión continúa.

“Yo, si lo tuviera delante, le preguntaría: ¿cómo puedes dormir habiendo tanta gente que no se despertará jamás y tanta que no puede conciliar el sueño por sus muertos?”, cuenta Mercé Sarrión, jubilada de 69 años de Algemesí. “Vengo a la mani por justicia y dignidad”, añade, mientras espera para poder incorporarse. “Tiene que dimitir, para eso vengo, para pedir su dimisión. No tiene vergüenza. ¿Estará haciendo la siesta ahora?”, comenta Ana Tomás, periodista valenciana de 33 años que hoy no está ejerciendo, sino manifestándose como ciudadana. Rosa Álvarez, presienta de la Asociación Víctimas Mortales Dana 29-O ha afirmado que estos actos son “de reivindicación”, en los que el pueblo “tiene la ocasión de demostrarnos todos los meses su apoyo y también el rechazo al president de la Generalitat y al Consell”. “No reconocemos ni legitimamos a Mazón como presidente porque el día 29 no estuvo donde por cargo le correspondía”.

La transversalidad social, la diversidad de edades y procedencias, con vecinos de València y de numerosos pueblos afectados por la dana, han caracterizado a la multitud, que enarbola menos banderas que en las últimas marchas.

“Mazón, dimisión; Mazón, dimisión”, han gritado los manifestantes de una protesta. Unos tractores de agricultores que ayudaron en la dana, seguidos de músicos tocando la muixeranga, un himno popular y tradicional de Valencia, y La Processó de la Memòria, han encabezado la marcha. A continuación,manifestantes con movilidad reducida y los familiares de las víctimas mortales portando la pancarta con el lema “Mazón dimissió”.

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Nunca en la historia democrática de la Comunidad Valenciana ha habido una sucesión de manifestaciones tan concurridas y con tanta regularidad, como las que organizadas contra la gestión de la Generalitat y en concreto, de Carlos Mazón, en el último año. Hasta ahora, la afluencia había ido disminuyendo desde las cerca de 130.000 personas que acudieron a la primera protesta del 9 de noviembre a las 15.00 de la séptima y los 5.000, de la última convocatoria.

En el manifiesto leído frente al Palau de la Generalitat, protegido por un cordón policial, en una abarrotada plaza de la Virgen, que no daba abasto para acoger la riada de gente, se ha incidido en que “aún no se han asumido responsabilidades políticas y la única información que hemos recibido por parte del Gobierno valenciano han sido mentiras”. Ha criticado el maltrato a las víctimas y la promoción de políticas negacionistes del cambio climático, la especulación y la construcció desmesurades que se han hecho durante décadas”.

La manifestación se ha desarrollado en un contexto marcado por los frentes político y judicial: por un lado, Mazón pretende agotar la legislatura, con el apoyo necesario de los votos de Vox, e incluso no disimula su disposición a presentarse a la reelección; y por otro, la instrucción de la causa penal por parte de la jueza Nuria Ruiz Tobarra está desmontando el relato de la Generalitat según el cual si no se actuó con mayor celeridad y resolución en la catástrofe fue por el “apagón informativo” de las agencias del Gobierno (la Aemet y la Confederación Hidrográfica del Júcar). Además, la reciente decisión de la Audiencia de Valencia de que declare como testigo Maribel Vilaplana, la periodista que comió con Mazón la tarde de la dana, pone aún más en el foco al president, cuya estrategia se basa en alejarse de cualquier responsabilidad en la gestión directa de la emergencia.

Esta estrategia también está haciendo mella en el seno del PP valenciano y del Consell. Este, además, se encuentra en una situación de interinidad, después de que Mazón anunciara hace más de un mes que haría una crisis el 5 de noviembre con cambios en su formación para dar un impulso a su Gobierno en la segunda mitad de la legislatura. Si Mazón diseña un Consell solo de acólitos para blindarse sin abrirse a otros sectores del partido, las disensiones internas pueden aflorar sin la sordina actual.

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