La desesperación de Pablo Motos con las Azúcar Moreno: una pelotera detrás de otra

No era la primera vez que las Azúcar Moreno estaban en El Hormiguero, pero, sin embargo, fue la entrevista en la que más nerviosas estuvieron. Completamente descolocadas, especialmente Toñi, las artistas discutieron, volvieron loco a Pablo Motos y terminaron dejando turulatas hasta a las hormigas Leer No era la primera vez que las Azúcar Moreno estaban en El Hormiguero, pero, sin embargo, fue la entrevista en la que más nerviosas estuvieron. Completamente descolocadas, especialmente Toñi, las artistas discutieron, volvieron loco a Pablo Motos y terminaron dejando turulatas hasta a las hormigas Leer  

Hace más de 10 años que las Azúcar Moreno no visitaban El Hormiguero. Su última visita fue allá por 2014 y estuvieron acompañadas de sus hermanos, Los Chunguitos. Si aquella visita ya fue de agárrate a los machos, la de anoche fue el «sujétame el cubata» de las hermanas Salazar. De pelotera en pelotera y tiro porque me toca; de despiste en despiste y vuelve a tirar; de «no nos entendemos» a «no sé de qué va este juego». Los nervios, tal vez, jugaron una mala pasada a las Azúcar Moreno, o, tal vez, decidieron que una iba a ser el poli bueno y la otra el poli malo, y la partida les salió mal.

Tras muchos años separadas -malos rollos hay en todas las familias-, hace tiempo que las Azúcar Moreno decidieron limar asperezas y volver a juntarse. Anoche, de esos lodos no se habló nada. No hacía falta. A Pablo Motos no le hacía falta preguntar por aquellos años de distanciamiento, pues ellas mismas se encargaron de mostrar que donde hubo fuego siempre quedan brasas.

Resulta que las Azúcar Moreno acudieron a El Hormiguero para presentar su nueva canción -por favor, canción, no disco, que nos la lían- Ya no queda nada, y resulta que ni en eso estaban de acuerdo. Tras una entrada triunfal de ambas, que hizo que Pablo Motos tuviera que poner parte del videoclip para recuperar el aire, las Azúcar Moreno comenzaron un show. Un show que hubo momento que se les fue de las manos, pues quisieron jugar, pero no supieron controlar sus cartas.

«El tema es muy gitano y muy flamenco. Volvemos un poco a nuestros orígenes. A nuestro gitaneo. Fíjate que decimos, «que no te quereles…», arrancó Toñi Salazar. Quiso saber Pablo Motos que era eso del «querele» y Toñi Salazar quiso explicárselo. Pero Toñi anoche no estaba fina. Tal vez, los nervios, el despiste, a saber… Cuando Toñi empezó a explicar que significaba eso del «querele» aseguró que era como cuando quieres a alguien y éste te vacila. Cierto que no había Cristo que la entendiese, pero Encarna (la poli mala) salió como un Miura. «Que no es eso, que no es así, que no te enteras». Comenzaba el festival.

«Es suspirar por amor», interrumpió Toñi Salazar. «Que no es eso», insistió Encarna, «es cuando estás por alguien y éste ronea», explicó Encarna Salazar. Entre griterío, entre que «si eso no es así», que «no te enteras», y demás, quiso Pablo Motos poner algo de orde. Voy avisando, imposible. «Quiero pedir a la audiencia que me haga una redacción explicando que significa querele«, exclamó Pablo Motos intentando poner un poco de orden entre las hermanas. No les gustó un pelo la broma de Pablo Motos. «Vamos a dejarlo, tronco», le espetó Toñi Moreno. Se estaba poniendo la entrevista tensa, tensa y sólo llevaban cinco minutos.

«Es que no os ponéis de acuerdo», espetó Pablo Motos, a lo que Encarna Salazar le dijo sin reparo: «No nos ponemos de acuerdo ninguno de los tres». Razón no le faltaba. «Ando por las calles suspirando tus quereles, quiere decir que estoy por ti pero que no te lo creas tanto», puso punto final Encarna Salazar. Mejor dicho, puso punto y parte, porque iba a ser la primera, pero no la última.

A partir de ahí, todo fue un «esta mujer no se entera», «es que no sé qué dices», «es que estáis que no hay manera». Quiso Pablo Motos ponerlo más fácil. Ya que la canción hablaba de estar enamorado de alguien, preguntó que tenía que tener un hombre o mujer para enamorar a las Azúcar Moreno. Y otra vez venga la mula al trigo. «A ella no le gusta los chicos con rastas, pero igual mañana se enamora de uno. Y a mí no me gustan los ejecutivos e igual mañana me enamoro de uno», explicó Toñi Salazar. «A mí me gustan los locos con cordura. Hay gente que está un poquito loca, pero está cuerda a la vez», arrancó Toñi Salazar. Para qué queremos más.

El hormiguero
Pablo Motos y las Azúcar Moreno, anoche en El Hormiguero.ATRESMEDIA

«Pero cómo alguien con locura que esté cuerdo», le señaló su hermana. Y otra vez a la gresca. «Yo voy todo a mi hora, pero también me gusta hacer locuras que si no la vida es muy aburrida. Como decía Joaquín Sabina en una de sus canciones, soy una golfa decente», explicó Toñi Salazar con su abanico en la mano que falta hacía a ella y a todos. Y entonces fue a Pablo Motos al que se le ocurrió decir que la gente que «no se sabe divertir no es de fiar». Apaga vámonos, en qué momento se le ocurrió. «Pues no estoy de acuerdo», soltó de repente Encarna Salazar. «Explicame por qué. Claro… es que dices eso y ¡hala!», le advirtió la artista. «Pues que la gente que no se sabe divertir no se sabe relajar», le explicó el presentador con más paciencia que el santo Job. «Pues ahora soy yo la que no te entiendo». Punto y seguido, otra vez.

Con infinita paciencia Pablo Motos utilizó la metáfora de una manguera para intentar explicarle a qué se estaba refiriendo. «Sí tú pisas una manguera está todo retenido y si levantas el pie sale disparado. La parte salvaje hay que dejarla salir», afirmó el presentador. Pues ni por esas. «Sí, hombre, pero no puedes sacar la parte salvaje por ahí», sentenció Encarna Salazar. Insisto, la poli mala.

«Pues yo sí lo entiendo», interrumpió entonces Toñi Salazar, intentando echar un cable a su hermana. Era un espejismo. «Veis que mi hermana y yo no nos ponemos de acuerdo. Yo no he venido a hablar de locura he venido a hablar de mi canción». Chimpún. Y se las llevó todas Pablo Motos.

Medio en broma, medio en serio Toñi Salazar le señaló a Pablo Motos que él también les daba caña. «Ahora tendré yo la culpa», le respondió el presentador. Efectivamente, Pablo Motos de lo único que se le puede culpar anoche es de querer saber que era eso del «querele», el resto fue cosecha de las Azúcar Moreno.

«Ahora quiero ponerme seria», espetó de repente Toñi Salazar. A ver, que ellas habían venido hablar de su canción. «Vale, qué quieres decir de vuestro digo», dijo Pablo Motos, y la cagó. «Es que esto no es un disco es una canción. No estás informando». ¡Zas! Ahora, vuelves a por otra. «Nosotras siempre hemos hecho pop. Y está canción es más gitana, más pura, es la gitana que llevábamos dentro», explicó Toñi Salazar corriendo un tupido velo del bofetón que le acababa de soltar a Pablo Motos. Quiso Toñi Salazar arreglarlo, asegurando que hacen falta programas como El Hormiguero que apostaban por la música, porque la cosa «está muy mal para todos». A buenas horas mangas verdes.

Pero Pablo Motos ya sabe lo que es enfrentarse a miuras. No hace mucho tuvo en el mismo sitio donde se sentaron anoche las Azúcar Moreno a Karla Sofía Gascón, así que sabe cómo torear en estas plazas. Cambió de tercio y preguntó por algunas de las anécdotas más surrealistas que les habían ocurrido en sus 40 años de carrera. La cosa se relajó, pero tampoco demasiado, pues ni contando sus propias vivencias se ponía de acuerdo.

Preguntó Pablo Motos por un concierto en Uruguay donde todos acabaron en el hospital. «Fue por una indigestión», dijo Toñi Salazar. «No, fue por los piojos», le corrigió Encarna. «Bueno, por una indigestión de piojos», añadió Toñi. «¿Cómo vas a coger una indigestión de piojos». Y así una y otra vez, y así cada pregunta.

Menos mal que en algo sí están de acuerdo. Ninguna de las dos se sube en un ascensor. Le tienen pánico desde que hace muchos años se quedaron encerradas en uno en un hotel de Argentina con medio equipo de rugby. Por eso siempre piden que les den las habitaciones más bajas y por eso, espera que viene lo mejor, Toñi Salazar aceptó participar en un programa para superar sus miedos y le metieron en una alcantarilla. «Me contratas en un programa para superar retos -se emitía en Mediaset-, y me dicen que me meta en una alcantarilla y le digo que para qué si no voy a meterme en mi vida en una alcantarilla, si no voy a entrar nunca. Vino la psicóloga y entré, pero fatal. Había hasta ratas». No hace falta añadir más.

Quedaba el colofón, el final de la entrevista. A Trancas y Barrancas sólo se les ocurrió jugar a la telepatía entre las hermanas. A Encarna Salazar casi le da un parraque. «Es que no estoy muy fina», decía Toñi Salazar. Fina no sería la palabra. No es que no coincidieran en ninguna de las respuestas es que Toñi no sabía por dónde le venía el aire. «Lugar dónde te pondrías un pendiente», preguntaron las hormigas. Encarna Salazar respondió la oreja, y Toñi… ¡Ay Toñi! «En el coche». Las Azúcar Moreno en estado puro. El juego se les fue de las manos.

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