La espiral de Vinicius, uno más en el Madrid de Alonso (y de Mbappé): menos regates, menos goles y menos gestos

El brasileño volvió a ser suplente por segunda vez este curso. «Nadie se tiene que sentir ofendido», dijo Alonso. Su renovación, estancada desde el Balón de Oro. Leer El brasileño volvió a ser suplente por segunda vez este curso. «Nadie se tiene que sentir ofendido», dijo Alonso. Su renovación, estancada desde el Balón de Oro. Leer  

Courtois, Huijsen, Carreras, Tchouaméni, Arda Güler y Mbappé han sido titulares en los cinco encuentros oficiales del Real Madrid esta temporada. Fede Valverde y Militao en cuatro, mientras que Vinicius Júnior, segundo clasificado en el Balón de Oro y estrella del conjunto blanco durante las últimas cuatro temporadas, sólo ha salido de inicio en tres partidos. El martes, en el Santiago Bernabéu y en el estreno del equipo en la Liga de Campeones, momento importante del curso, el brasileño comenzó el duelo en el banquillo. Un detalle sintomático sobre su realidad y su situación en la rotación de Xabi Alonso. Vini, principio y fin del Madrid campeón de Europa en 2022 y 2024, es ahora uno más.

«Nadie se tiene que sentir ofendido por quedarse en el banquillo«, aseguró el técnico tolosarra en la sala de prensa sobre la suplencia de Vinicius. «Estamos en un momento muy exigente y necesitamos a todos. Queremos tener a todos conectados, a Vini, a Mastantuono, a Rodrygo«, explicó, rechazando hablar sobre una posible conversación con el brasileño. «Lo que hayamos hablado se queda en Valdebebas, pero va a haber momentos para todos y los cambios están teniendo un impacto muy bueno en el partido», añadió.

Las palabras son interesantes en este caso, porque el nombre de Vinicius aparece al lado de Mastantuono y Rodrygo y no en la misma línea que Mbappé, convertido ahora en buque insignia y principal estrella de la galaxia madridista. «Otros dos goles… No ha estado mal«, bromeaba el técnico ante las cámaras sobre la actuación del francés, que se reía a su lado. La complicidad entre ambos es máxima.

«Tuve una gran impresión de él», comentó Mbappé sobre Alonso la semana pasada. «Ves a un tipo que quiere tener éxito y que conoce perfectamente el club porque él mismo jugó en el Madrid como jugador. Es muy exigente, tiene hambre y la transmite. Todos tenemos que trabajar», dijo.

El galo ha asumido el dorsal 10, es «uno de los líderes del vestuario«, como destacó su técnico el viernes, y brilla sobre el césped, con seis goles en las cinco citas de este año. El Madrid es ahora suyo y su nivel contrarresta con el de Vinicius, irregular desde el inicio del curso pasado.

El brasileño suma dos goles esta temporada y ha mostrado un nivel físico que nada tiene que ver con el futbolista que maravilló a Europa hace sólo unos meses. En los últimos años, Vinicius lideraba la clasificación de regates realizados en la Liga, pero ahora no aparece entre los primeros puestos. Lamine Yamal es el mejor, con seis por partido, seguido de Nico Williams y Mbappé (cinco). El brasileño, por su parte, apenas llega a 1,5 por encuentro (el año pasado realizó 2,7) después de haber sufrido para superar a sus rivales en los duelos ante Osasuna, Mallorca, Oviedo o Real Sociedad.

Además, no es que consiga pocos regates, es que lo intenta mucho menos. Mbappé intenta 7,5 por encuentro y Rodrygo 6,5, mientras que Vinicius se queda en 5,3. Datos que hace meses eran muy superiores. En Valdebebas se espera que recupere su mejor versión, necesaria para que el equipo pueda aspirar a ganar los títulos más importantes de este curso, pero también se apoya la decisión de Xabi Alonso de rotar en la banda izquierda teniendo en cuenta el nivel actual del ex del Flamengo, una situación que en el club se ve con «naturalidad«.

Pero Vinicius nunca ha sido uno más. Ahí está el respaldo que le dio el club cuando las votaciones del Balón de Oro le entregaron el premio a Rodri y no al brasileño. Una decisión que provocó el plantón de la expedición madridista a France Football y a la UEFA y que afectó al futbolista, que todavía hoy sigue sin entender ni compartir la elección.

Aquellos hechos, sucedidos a finales de octubre del año pasado, provocaron el famoso tuit de Vinicius: «Lo haré multiplicado por diez si es necesario. No están preparados». Una promesa, la de elevar todavía más su nivel, que de momento no se ha materializado. Terminó la pasada Liga con 11 tantos (por los 15 de la 23-24) y con 22 entre todas las competiciones (anotó 24 en la 23-24).

El delantero vive su momento más extraño en el Madrid y parece haber perdido la sonrisa. El martes, acostumbrado a ser él el que agitara a la grada pidiendo ánimos en cada remontada, no levantó los brazos ni se dirigió al público. Provocó el penalti del 2-1 y felicitó a Mbappé, pero en sus gestos no había la intensidad de otras ocasiones.

Al fondo, su renovación, estancada desde hace meses después de que la primera oferta del Madrid no convenciera al futbolista ni a sus agentes. Un acuerdo que parecía cerca de conseguirse en el otoño pasado, en las mismas fechas del Balón de Oro, pero que, como el premio, se le escapó de las manos al brasileño. Esa falta de entendimiento en las conversaciones contractuales también ha enfriado a Vinicius, que se veía punta de lanza del club y que ahora ha visto cómo ese lugar lo ocupa Mbappé a nivel futbolístico y salarial.

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