La falta de apoyo de EE UU hunde el arsenal de Ucrania

Donald Trump sigue la ley del péndulo para poner fin a la guerra en Ucrania. Un día está en un extremo y al siguiente, en el otro. La estrategia del presidente estadounidense es mantener una relación cercana con ambos contendientes, aunque hasta ahora, los palos y las decepciones se las ha llevado Kiev. La retirada de EE UU como principal contribuyente militar de Ucrania es la principal causa de que la asistencia armamentística para el país invadido haya caído un 43% respecto al primer semestre de 2025.

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 La estrategia de Trump de frenar el envío de armas a Kiev ahonda en la crisis de abastecimiento para las tropas del país invadido, que ahora dependen de Europa  

Donald Trump sigue la ley del péndulo para poner fin a la guerra en Ucrania. Un día está en un extremo y al siguiente, en el otro. La estrategia del presidente estadounidense es mantener una relación cercana con ambos contendientes, aunque hasta ahora, los palos y las decepciones se las ha llevado Kiev. La retirada de EE UU como principal contribuyente militar de Ucrania es la principal causa de que la asistencia armamentística para el país invadido haya caído un 43% respecto al primer semestre de 2025.

La cifra la aportó el 14 de octubre el Instituto de Kiel, institución alemana de referencia para el seguimiento de la ayuda que recibe Ucrania durante la guerra. El Instituto de Kiel ya advirtió el pasado agosto que las potencias de la Unión Europea se convirtieron por primera vez en 2025 en el principal suministrador de armas del país invadido.

El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, y su Gobierno viajaron esta semana a Washington con la esperanza de regresar a casa con más apoyo armamentístico. El propio Trump había alimentado estas esperanzas, sobre todo ante la posibilidad (y amenaza para Rusia) de que el Pentágono suministrara a Ucrania los misiles de crucero Tomahawk, armamento de largo alcance de primer nivel. Pero Zelenski volvió a quedarse con la miel en los labios porque el péndulo de Trump osciló de nuevo hacia Moscú.

Una de las conclusiones de la reunión del viernes en la Casa Blanca entre Trump y Zelenski es que de momento no hay misiles Tomahawk para Ucrania, tampoco nuevas sanciones para Rusia, por lo menos hasta después de la cita en Hungría con Vladímir Putin. El líder estadounidense anunció el jueves que se reuniría con el autócrata ruso en Budapest en las próximas semanas. Trump dejó claro que esperará hasta esta cumbre para decidir si aprieta las tuercas a Moscú. Se repite así el guion de la conferencia que tuvieron ambos en agosto en Alaska. De aquella reunión salió el presidente ruso triunfante, con un nuevo respaldo diplomático y sin que su homólogo estadounidense cumpliera con sus amenazas de aumentar la presión económica sobre Rusia.

Zelenski mantiene desde el inicio del segundo mandato presidencial de Trump, el pasado enero, una estrategia de cortejo para convencerlo de que la única manera de forzar a Putin a negociar la paz es con las armas. Trump siempre fue crítico con la asistencia a Ucrania que llevó a cabo su predecesor, Joe Biden, y ahora solo acepta que, si llega su armamento a Ucrania, sea previa adquisición por parte de los aliados en la OTAN.

La caída de activos armamentísticos es alarmante para Ucrania. Según cálculos del Instituto de Kiel, la media mensual de apoyo militar estadounidense entre 2022 (primer año de la guerra) y 2025 rondaba los 2.000 millones de euros. En los meses de verano de este año, la aportación de Washington ha sido nula. Cerca de 900 millones de euros mensuales en material de guerra estadounidense sí han llegado desde agosto a partir de la compra previa por parte de seis países de la OTAN.

El Kremlin ha subrayado que la compra de misiles Tomahawk para Ucrania sería considerada una decisión especialmente hostil porque el alcance de este cohete, de 2.500 kilómetros, amenazaría a todo el territorio de la Rusia occidental. Trump admitió el viernes en su reunión en Washington con Zelenski que vender los Tomahawk supondría una “escalada” y que prefiere que no sea necesario transferirlos: “Hablaremos [con Zelenski] de los ataques dentro de Rusia, y sí, sería una escalada, pero tenemos que hablar de ello”.

La reunión entre Trump y Zelenski de este viernes evidenció sus diferentes aproximaciones a la solución del conflicto. Mientras el líder ucranio aseguró que Putin no tiene voluntad de sellar la paz, y que solo el castigo con las armas y las sanciones pueden forzarlo a negociar, Trump reiteró que está convencido de que el presidente ruso sí está listo para el diálogo y que quiere la paz cuanto antes.

Derrotas estratégicas y moral debilitada

Con excepción de su potente industria de drones, la debilidad armamentística ucrania respecto a Rusia es notoria, según explicó el viernes en un encuentro con periodistas el expresidente ucranio Víktor Yúschenko: “Por desgracia, cada año sufrimos derrotas estratégicas, sobre todo en las campañas militares de verano, por una razón, porque no contamos con el suficiente armamento”. En esta guerra de desgaste se da además un círculo vicioso: al no tener superioridad armamentística, la moral de la tropa se debilita. Esta semana coparon titulares en la prensa ucrania las cifras aportadas por la Fiscalía General sobre deserciones en las Fuerzas Armadas: la justicia ha abierto en Ucrania cerca de 290.000 procesos contra militares que han desertado o que han abandonado su puesto sin autorización. Esto equivale a un 20% de los soldados con los que cuenta Ucrania. Hace un año, la cifra era del 10%.

Lo que no ha variado en el apoyo estadounidense a Ucrania es en la transmisión de información de inteligencia. El Pentágono suministra a Kiev, directamente o a través de la OTAN, datos clave sobre la logística militar rusa y sobre posibles objetivos. El diario británico Financial Times aseguró esta semana que EE UU incluso facilita la información necesaria para los ataques prácticamente diarios, desde este verano, de los drones ucranios contra la industria petrolera y gasística rusa. El general Kirilo Budánov, jefe de los servicios de inteligencia del Ministerio de Defensa ucranio (GUR), afirmó el jueves en una conferencia en Kiev que “el 99% de los recursos para estos ataques son completamente ucranios”. Budánov no precisó de dónde procedía el 1% restante.

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