La irrupción de innovaciones tecnológicas como la Inteligencia Artificial (IA) o el uso de los datos ha llevado a administraciones y a empresas a intentar aprovechar sus ventajas a medida que se iban desarrollando. El riesgo es que en esta carrera tecnológica se queden atrás los que deberían verse beneficiados por todo ello: los ciudadanos. Sobre todo ello han versado este martes las dos mesas dedicadas a la innovación en el foro World In Progress (WIP) Barcelona 2025, organizado por el Grupo PRISA, editor de EL PAÍS.
El consejero de Presidencia defiende el uso de la IA en la gestión pública, y el CEO de Glovo augura que en diez años serán robots los que entreguen los pedidos a domicilio
La irrupción de innovaciones tecnológicas como la Inteligencia Artificial (IA) o el uso de los datos ha llevado a administraciones y a empresas a intentar aprovechar sus ventajas a medida que se iban desarrollando. El riesgo es que en esta carrera tecnológica se queden atrás los que deberían verse beneficiados por todo ello: los ciudadanos. Sobre todo ello han versado este martes las dos mesas dedicadas a la innovación en el foro World In Progress (WIP) Barcelona 2025, organizado por el Grupo PRISA, editor de EL PAÍS.
En la primera mesa, el consejero de Presidencia de Gobierno de la Generalitat catalana, el socialista Albert Dalmau, ha defendido la necesidad de acoger e integrar todos los desarrollos tecnológicos para ganar eficiencia en la gestión pública, pero sin olvidar que es necesario que haya más contacto directo y presencial entre los ciudadanos y la administración. En la segunda mesa, dedicada a la innovación en las empresas, el cofundador y consejero delegado de Glovo, Oscar Pierre, ha analizado la trayectoria de su compañía de reparto a domicilio y cómo irrumpió hace 10 años la tecnología de las plataformas digitales en la economía.
Ya desde que hace algo más de un año Salvador Illa tomó posesión como presidente de la Generalitat, el Govern se ha puesto como objetivo prioritario reformar la administración: integrar la innovación y ganar eficiencia, sin olvidar a los ciudadanos. El encargado de llevar a cabo este reto es el consejero Albert Dalmau, quien presentó hace un año las líneas generales del proyecto: profesionalizar la gestión de las empresas y organismos públicos, aligerar la normativa y fomentar el contacto con la ciudadanía con medidas como la eliminación de la cita previa obligatoria.
En opinión de Dalmau, estos retos no solo son necesarios sino inevitables. “Soy muy contundente en esto: o reformamos el sistema, o se hunde, porque no podrá responder al nivel que la ciudadanía nos está pidiendo”, ha dicho. “El de la IA es un camino que no tiene marcha atrás, tenemos que ver cómo la aprovechamos para ser más eficientes, para ganar tiempo, para prestar más servicios. Pero también necesitamos mucho más contacto humano”, ha señalado el consejero, quien ha recordado que el Gobierno de Illa se ha tomado este reto como una prioridad, mientras que gobiernos anteriores “quizá tenían otras banderas”.
La reforma que plantea la Generalitat va en varias direcciones. Una es mejorar la gobernanza, con la introducción, por ejemplo, de la figura del consejero independiente en los consejos de empresas públicas, o con la apertura de procesos selectivos para contratar a los directivos de empresas y organismos públicos: “Queremos reducir el ámbito discrecional desde la política para escoger a estos directivos”, ha dicho.
Otra de las direcciones es suprimir las barreras que se encuentra la ciudadanía cuando entra en contacto con la administración, como la cita previa obligatoria. El Govern también reconocerá el derecho al error: cuando alguien cometa una equivocación en un trámite burocrático, podrá continuar con el procedimiento subsanándolo rápidamente, sin necesidad de volver a empezar todo el trámite. Esto vale para empresas y para ciudadanos.
“En general, se trata de una guerra contra la burocracia. Se han hecho las cosas muy difíciles. No puede ser que haya que esperar 290 días para reconocer el grado de dependencia o discapacidad de un ciudadano o que los trámites urbanísticos sean tan complicados“, ha ejemplificado.
Dalmau ha admitido que hay cosas que llevan su tiempo, como la gestión eficiente y sin incidencias de la red de Rodalies (el servicio ferroviario de Cercanías), pero que otras se pueden acelerar. Por ejemplo, la posible inversión europea para ubicar una gigafactoría en Móra la Nova, en el sur de Cataluña, una opción que la Comisión Europea está estudiando. “Estamos trabajando para que la candidatura sea la más solvente, y es fruto de una de las prioridades de este Gobierno: la prosperidad que generamos se tiene que compartir con todas las capas de la sociedad y también con todos los territorios. Porque, si no, se deja un espacio para el populismo”, ha explicado.
En la siguiente mesa, sobre la innovación en empresas, el consejero delegado de Glovo, Oscar Pierre, ha intentado hacer un pronóstico sobre cómo el impulso tecnológico, que estuvo en el origen de la compañía hace 10 años, puede tener un impacto transformador en la próxima década. Pierre ha considerado que en cinco o 10 años la plataforma usará robots “terrestres o aéreos” para realizar las entregas de sus pedidos. De momento, ya está electrificando las bicicletas de su flota, que ahora tiene que contratar tras los reveses judiciales a su modelo laboral. La bicicleta eléctrica, ha dicho Pierre, parece ser el vehículo más eficiente para las entregas.
Sobre la irrupción de la IA, el cofundador de Glovo ha explicado que la manera en la que se ha introducido de forma generalizada es para automatizar tareas manuales como la gestión de incidencias, la subida de fotos o los cambios de precios. Todos estos mecanismos permiten ganar eficiencia, ha afirmado. Esto, augura, permitirá a la compañía crecer en otros frentes más allá de los pedidos de comida, que ahora constituyen el 80% de su actividad.
Feed MRSS-S Noticias