A tres semanas de la jornada de votación, el primer debate de los tres candidatos a la alcaldía de Nueva York, celebrado este jueves, ha sido una de las últimas oportunidades que tenían los dos contrincantes del demócrata Zohran Mamdani para cambiar la dinámica de la carrera. El favorito aún saca una ventaja de doble dígito al independiente Andrew Cuomo y al republicano Curtis Sliwa, pese a la campaña generalizada en su contra: de los milmillonarios de Nueva York al mismo presidente Donald Trump. Según la última encuesta, de la Universidad Quinnipiac y publicada la semana pasada, Mamdani cuenta con el 46% de apoyos, frente al 33% de Cuomo y el 15% de Sliwa, que no se alinea con el movimiento MAGA.
Mamdani, el favorito en los sondeos con un programa basado en atajar el coste de la vida, es blanco de virulentos ataques de sus rivales por sus críticas a Israel
A tres semanas de la jornada de votación, el primer debate de los tres candidatos a la alcaldía de Nueva York, celebrado este jueves, ha sido una de las últimas oportunidades que tenían los dos contrincantes del demócrata Zohran Mamdani para cambiar la dinámica de la carrera. El favorito aún saca una ventaja de doble dígito al independiente Andrew Cuomo y al republicano Curtis Sliwa, pese a la campaña generalizada en su contra: de los milmillonarios de Nueva York al mismo presidente Donald Trump. Según la última encuesta, de la Universidad Quinnipiac y publicada la semana pasada, Mamdani cuenta con el 46% de apoyos, frente al 33% de Cuomo y el 15% de Sliwa, que no se alinea con el movimiento MAGA.
El debate, supuestamente destinado a explicar los respectivos programas y no a discutir de política internacional, se convirtió sin embargo en un cuerpo a cuerpo entre Mamdani y Cuomo, que intentó enredar a su rival, conocido por sus críticas a Israel, en el campo minado del conflicto israelo-palestino. Cuomo intentó repetidamente sacar el tema a colación, viniera o no a cuento, mientras Mamdani, que ha prometido detener a Benjamín Netanyahu si pisa la Gran Manzana, se defendía intentando no alienar a su base más crítica con Israel sin que eso le restase apoyo entre otros votantes más moderados.
Mamdani, un asambleísta estatal que en junio ganó las primarias demócratas pese a ser casi un desconocido, se presenta como “socialista”, una etiqueta que en EE UU tiene un timbre amenazante, aunque sus propuestas se basen en hacer Nueva York asequible para amplios segmentos de la población que no pueden pagar un alquiler o la atención de sus hijos. Pero sus críticas a Israel y su confesión religiosa —sería el primer alcalde musulmán de la ciudad— ofrecen blanco a sus detractores.
Con la retirada hace dos semanas del independiente, y antes demócrata, Eric Adams, que es el alcalde saliente, Cuomo, también en su día demócrata —ambos casos, más como bandera de conveniencia que por ideología—, ha ganado tracción: si en septiembre iba 22 puntos por detrás, ahora solo 13, de ahí su agresividad durante el debate. Porque la contienda se reduce al bisoño candidato, de 33 años, y el exgobernador al que varias denuncias por acoso sexual desalojaron del poder en 2021 y que fueron recordadas en el debate por el republicano Sliwa. Este, fundador de una patrulla de defensa ciudadana, se empleó en el debate con más energía de la que se esperaba por su obligado papel de comparsa: en Nueva York hay un votante republicano registrado por cada seis demócratas. Sliwa ofreció un punto de vista republicano clásico, hoy sepultado por el trumpismo.
La contienda local llega mucho más allá, hasta la Casa Blanca: Trump ha amenazado con detener a Mamdani, un “comunista”, si es elegido; también con retener fondos federales de la ciudad para yugular sus finanzas. A instancias del presidente, conocidos empresarios como Bill Ackman o Ronald Lauder han desembolsado millones de dólares en la campaña de Cuomo, único capaz de frenar a Mamdani, que a su vez se presenta como el más capacitado para plantar cara a Trump: como si, en vez de unas municipales, estuviera en juego mucho más.
Pero la campaña de Mamdani va también más allá por lo que supone su figura: carismático, muy popular en las redes; con propuestas que en Europa no pasan de socialdemócratas y en EE UU, en cambio, son un desafío para cualquier establishment, incluido el demócrata. Por eso también incomoda en su partido, algunos de cuyos representantes han marcado distancias con él. Sus ataques a Israel —que intenta modular con un acercamiento a líderes de la comunidad judía de la ciudad— le ha puesto también en la línea de tiro de algunos correligionarios suyos. Esta semana acogió con satisfacción el alto el fuego en Gaza, pero también criticó a Israel por la “mancha imborrable” que, según él, dejará la guerra respaldada por EE UU en la Franja, un “genocidio pagado por los contribuyentes estadounidenses”.
Este asunto protagonizó la primera encerrona del debate: como señaló el diario The New York Times, “un debate en el que no participan judíos… que dedica mucho tiempo a los judíos”. Mamdani se mostró categórico sobre la obligación de desarmarse “de Hamás y del Ejército israelí”, en una respuesta mucho más clara que la formulada la víspera en una entrevista en la cadena Fox, imprecisa y muy criticada por ambos partidos, y que también le valió ataques islamófobos. Cuomo, sin soltar ese hueso, le recordó su llamamiento a “globalizar la intifada”, desoído por Mamdani.
“Nueva York [es la ciudad], donde un duro día de trabajo no basta para ganarse un buen descanso nocturno”, clamó Mamdani el lunes en un multitudinario mitin, en alusión al estratosférico coste de la vida en la ciudad. Y a ese argumentario se ciñó en el debate, una y otra vez: la palabra que más pronunció fue “asequibilidad”. “Creemos que en la ciudad más rica de la nación más rica de la historia mundial, los trabajadores merecen una vida digna”, insistió.
Entre sus prioridades figuran congelar los alquileres de los apartamentos con renta fija, la gratuidad de los autobuses urbanos y de las guarderías para menores de cinco años. También propuso que un Departamento de Seguridad Comunitaria aborde el grave problema de los sin techo —en esa categoría hay censados nada menos que 140.000 escolares neoyorquinos, aunque las cifras reales pueden ser mucho más altas— y también la atención especializada, no policial como hasta ahora sino clínica, a los numerosos casos de trastorno mental entre los indigentes. Otra de sus ideas es reformular en el tramo de la educación infantil un programa para alumnos superdotados, pues a su juicio perjudica a los menores de hogares desfavorecidos.
El candidato favorito remedia la distancia existencial, casi sideral, que media entre él y esos potenciales votantes desfavorecidos —Mamdani un producto de las élites, con padre profesor universitario y madre cineasta, a quien Cuomo tilda de “socialista de champán”— mediante una campaña imaginativa y con abundantes toques de humor. Este jueves bromeó por enésima vez en las redes sociales sobre la supuesta amenaza que para las élites financieras supone su candidatura… y su edad: “No se preocupen, este fin de semana dejaré de tener 33 años”. Y sí, asumió en ese vídeo publicado horas antes del debate, “soy una amenaza”. “Somos una amenaza existencial para los multimillonarios que piensan que su dinero puede comprar nuestra democracia”, había dicho el lunes.
En otros asuntos ha debido dar marcha atrás, por ejemplo para congraciarse con el poderoso departamento de policía de la ciudad desde su inicial promesa de quitarle fondos (defund the police, el grito de guerra surgido de las movilizaciones por la muerte a manos de la policía del afroamericano George Floyd en 2020 en Minneapolis). Otro flanco débil que Cuomo no desaprovechó para intensificar sus ataques. “Cuomo miente una y otra vez. No me presento para recortar los fondos de la policía. Me presento para trabajar con la policía”, replicó Mamdani.
En plan posibilista, si bien no lo explicitó durante el debate, Mamdani ha tendido incluso la mano a la Casa Blanca, asegurando que está dispuesto a hablar con Donald Trump si ello es necesario para cumplir sus promesas. Lo hizo el miércoles, en una entrevista en directo en la Fox, la cadena conservadora que sirve de caja de resonancia a la Administración republicana. El candidato también reiteró su apoyo a los palestinos y reiteró su promesa de arrestar al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, si visita Nueva York, señalando que “agotaría todas las opciones legales”.
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