¿Qué puede haber más terrible que el secuestro de tu hija y su asesinato? Descubrir años después que sigue viva y tener que rodarlo. Los sin nombre, la nueva serie de Movistar Plus+ es tan «heavy» -así lo describen los actores- verla como haberla interpretado Leer ¿Qué puede haber más terrible que el secuestro de tu hija y su asesinato? Descubrir años después que sigue viva y tener que rodarlo. Los sin nombre, la nueva serie de Movistar Plus+ es tan «heavy» -así lo describen los actores- verla como haberla interpretado Leer
«Mamá, soy yo, Ángela. ¡Por favor, ven a buscarme!». Ahora, póngale la voz de su hija o de cualquier ser querido y piense que esa voz llevaba varios años muerta. Así comienza «la redención» de Miren Ibarguren, Rodrigo de la Serna y Milena Smit, los protagonistas de Los sin nombre, la nueva serie de Movistar Plus+ que promete convertirse en uno de los grandes éxitos de este verano. Y es que Los sin nombre lo tiene todo, tanto que resulta casi imposible encontrarle un género.
«Es una serie inexplicable que merece una segunda temporada», afirma Miren Ibarguren (Claudia, la madre), probablemente de los tres actores la que más a saco ha entrado en una serie que remueve todos los sentimientos del ser humano y que arranca el alma de sus protagonistas.
Interrumpe durante la conversación Rodrigo de la Serna (el inspector Salazar) para apuntar que la magia de Los sin nombre es que «combina muchísimos géneros, que pasan de uno a otro con muchísima fluidez». Para el actor argentino ese paso de thriller a drama, de ficción a suspense, de gore a lo sobrenatural «genera en el espectador una incertidumbre» que es la que hace que el que empieza a ver la serie no pueda parar. Y, aviso, no es fácil de ver, como no fue fácil de hacer.
Claudia es una mujer, joven, viuda, que pierde a su hija Ángela de forma traumática después de que la sociedad convirtiese a la pequeña en «la niña milagro». Años después, justo cuando empieza a recuperarse del trauma, una llamada lo cambia todo. Ese «mamá, ven a buscarme». Es la frase que le devolverá la esperanza, pero también el pánico y el terror.
Claudia recurrirá entonces a Salazar, el inspector que llevó el caso tras la desaparición, y a Laura, la joven a la que Ángela salvó la vida tras un grave accidente de tráfico horas antes de desaparecer. Juntos seguirán la pista de la pequeña a través de misteriosos lugares que esconden una verdad aterradora. Aterradora es la palabra. No espere sustos ni el terror habitual, Los sin nombre es más extremo. Es, en palabras de Rodrido de la Serna, «una monstruosidad brutal».
«Te diré que es de las cosas que más me han gustado de todas las que he hecho», asegura Milena Smit. Y eso que tras ver la serie en su casa y con su pareja, una de las escenas en la que ella es la protagonista le provocó una crisis de hipocondría: «Casi me da algo».
La realidad es que con Los sin nombre casi les da algo a todos. Es Ibarguren, acostumbrada más a la comedia que al thriller psicológico y al drama la que explica la dureza de un rodaje en el que sin el apoyo del equipo y el que se generó entre los actores hubiera sido imposible de soportar. «En la comedia hay una parte que no sacas de todo, en Los sin nombre sacas toda tu vulnerabilidad y tristeza. Sacas tu parte más privada, más íntima. Si no hubiera sido por mis compañeros hubiera sido muy difícil», explica.
«El espectador ve seis horas de serie, pero para nosotros fueron seis meses metidos en ese bucle»
Rodrigo de la Serna, actor
«Sí, fue muy difícil», insiste De la Serna. Claudia, Salazar y Laura son tres personajes que navegan por diferentes traumas que marcaron su pasado, su presente y que van a marcar su futuro. «Todo eso durante semanas de rodaje te va derrumbando y te va fragmentando», añade. «El espectador ve seis horas de serie, pero para nosotros fueron seis meses metidos en ese bucle», insiste, y coincide con el apoyo que supusieron los unos para los otros: «(…) la camaradería que tuvimos entre nostros, las risotadas necesarias y liberadoras que nos pegábamos era la ayuda que teníamos para sobrellevarlo porque, lo tengo que decir, pasan cosas muy truculentas, muy heavies y uno pone el cuerpo y el alma en ella».
Como ejemplo el rodaje de la escena final del primer capítulo. Sin dar demasiadas pistas, la escena es el límite de esa «monstruosidad» de la que hablaba De la Serna. Los espectadores, efectivamente, lo viven en no más de tres minutos, ellos lo tuvieron que vivir durante toda una noche de rodaje.
«Fue una noche entera, de 10 de la noche a seis de la mañana», cuenta Ibarguren. «Oíamos a los cerdos de verdad chillar, intentando que se comieran unos dedos falsos… Todavía escucho esos gritos», dice con angustia la actriz de Todos mienten.
«Cada chillido era como una cuchilla», relata De la Serna, el cual añade más horror al rodaje de la escena en cuestión: «Los cerdos follaban entre ellos, era algo monstruoso, brutal. Cuando vimos la serie ya montada y vimos esos tres minutos nos dio hasta alivio porque para nosotros aquella noche fue eterna».
Dirigida por Pau Freixas y escrita por Pol Cortecans, también sus creadores, Los sin nombre es en realidad la adaptación a la pequeña pantalla del libro del mismo nombre escrito por Ramsey Campbell. Y aunque en 1999 Jaume Balagueró -productor ahora de la serie- llevó la novela al cine, Freixas y Cortecans han querido dar un paso más. Si el libro y la película es de ese terror que cala hasta los huesos, la serie de Movistar Plus+ emponzoña y engancha a partes iguales, aunque también deja un halo de esperanza que para De la Serna es más una «redención»: «No deja de ser una redención, de un tipo que se arrodilla, que claudica porque ya no puede sostener más la farsa de su vida».
Los sin nombre provoca el comportamiento que genera una adicción: sabes que te va a hacer sufrir, pero no puedes dejar de verla. «¿A qué quieres ver un capítulo más?», nos incita Miren Ibarguren. Quédese con la palabra «mariposa». «Sí, sí, con la mapirosa», concluye la actriz.
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