La paradoja de Feijóo: el PP dispara a Vox en el momento de mayor debilidad del PSOE

“Lo llevaba pensado y preparado y lo tenía guardado desde hacía tiempo”, afirma un veterano dirigente popular refiriéndose al momento en el que Alberto Núñez Feijóo espetó a Pedro Sánchez en el Congreso: “¿De qué prostíbulos ha vivido usted? Partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución”. Fue en el pleno convocado para que el presidente del Gobierno respondiera sobre el escándalo de corrupción que afecta a sus dos últimos ex secretarios de Organización, Santos Cerdán y José Luis Ábalos, también exministro. El líder del PP tenía 500 demoledoras páginas de munición, las del informe de la UCO sobre la trama corrupta, pero decidió pasar al ataque personal lanzando insinuaciones sobre el suegro de Sánchez, fallecido en 2024. “En condiciones normales”, prosigue este cargo del PP, “en un país que no estuviera al borde de las elecciones, esto no habría pasado, pero estamos en campaña y en campaña vale todo. Y a diferencia de otras ocasiones, en este caso, Feijóo no tenía nada que perder porque esto no distrae de la corrupción, se acumula sobre lo que hay. Son cosas que en estos momentos nos podemos permitir. Puede haber provocado una unión momentánea en las filas socialistas, pero mañana o al día siguiente saldrá otra información de la UCO que los destroce. ¿Cuántas veces va a pedir perdón Pedro Sánchez? Además, dentro de unas semanas, presentará unas propuestas, hará un guiño al electorado moderado. Una de cal y otra de arena. Se trata de intentar abarcar el mayor espectro posible: que no se nos sigan marchando votantes a Vox y captar al abstencionista o el que a veces vota al PSOE y otras no porque el que más ha descuidado el centro ha sido el propio Sánchez”.

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 El líder de los populares trata de captar votos de centro y extrema derecha, pero es Abascal quien capitaliza el descontento con Sánchez  

“Lo llevaba pensado y preparado y lo tenía guardado desde hacía tiempo”, afirma un veterano dirigente popular refiriéndose al momento en el que Alberto Núñez Feijóo espetó a Pedro Sánchez en el Congreso: “¿De qué prostíbulos ha vivido usted? Partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución”. Fue en el pleno convocado para que el presidente del Gobierno respondiera sobre el escándalo de corrupción que afecta a sus dos últimos ex secretarios de Organización, Santos Cerdán y José Luis Ábalos, también exministro. El líder del PP tenía 500 demoledoras páginas de munición, las del informe de la UCO sobre la trama corrupta, pero decidió pasar al ataque personal lanzando insinuaciones sobre el suegro de Sánchez, fallecido en 2024. “En condiciones normales”, prosigue este cargo del PP, “en un país que no estuviera al borde de las elecciones, esto no habría pasado, pero estamos en campaña y en campaña vale todo. Y a diferencia de otras ocasiones, en este caso, Feijóo no tenía nada que perder porque esto no distrae de la corrupción, se acumula sobre lo que hay. Son cosas que en estos momentos nos podemos permitir. Puede haber provocado una unión momentánea en las filas socialistas, pero mañana o al día siguiente saldrá otra información de la UCO que los destroce. ¿Cuántas veces va a pedir perdón Pedro Sánchez? Además, dentro de unas semanas, presentará unas propuestas, hará un guiño al electorado moderado. Una de cal y otra de arena. Se trata de intentar abarcar el mayor espectro posible: que no se nos sigan marchando votantes a Vox y captar al abstencionista o el que a veces vota al PSOE y otras no porque el que más ha descuidado el centro ha sido el propio Sánchez”.

La estrategia que resume este veterano cargo popular, y que explica buena parte de los aparentes bandazos o mensajes contradictorios que Feijóo ha lanzado esta semana, desde que fue reelegido como presidente del PP, se basa en una interpretación de las encuestas. No hay convocatoria electoral a la vista y Sánchez ha insistido en que su intención es agotar la legislatura, pero los populares se han convencido de que esta vez no podrá resistir, que la Guardia Civil seguirá encontrando información comprometedora para el PSOE y el Gobierno y que habrá elecciones “más pronto que tarde”. Los candidatos de una campaña electoral, esos periodos que ya no duran 15 días ni tienen lugar exclusivamente en las semanas inmediatamente anteriores a los comicios, buscan un triple propósito: movilizar a los propios, desmovilizar a los rivales y captar votos de otros electorados. Pero no es un equilibrio fácil porque un éxito en uno de esos objetivos puede ser un fracaso en otro, sobre todo cuanto el aspirante trata de pescar a la vez en distintos caladeros: el PSOE y Vox, por ejemplo.

La frase que Feijóo empleó en el Congreso, “partícipe a título lucrativo”, es la misma que en 2018 utilizó la Audiencia Nacional para condenar al PP a pagar una multa por el caso Gürtel y que posteriormente favoreció la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy de La Moncloa. El último barómetro de 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER muestra un claro impacto del escándalo de corrupción en la estimación de voto del PSOE, que perdería, si los comicios se celebrasen hoy, casi cinco puntos (hasta el 27%) respecto al apoyo que obtuvo en las urnas en 2023 (31,7%). Pero el PP apenas mejora en dos décimas su resultado de entonces, mientras que su escisión por la derecha, Vox, sube casi tres puntos y supera el 15% en estimación de voto. La socióloga Belén Barreiro, fundadora de 40dB. y expresidenta del CIS, explica: “La fuga de votos del PP a Vox es la mayor de la legislatura y eso tiene que ver con que muchos electores identifican la corrupción con el bipartidismo, es decir, no solo con el que ahora protagoniza el escándalo, sino también con el PP. La corrupción activa un sentimiento antisistema y ahora mismo quien encarna esa posición antisistema ya no es Podemos ni Sumar, que formaron parte del Gobierno de coalición, sino Vox, que está más fuerte que nunca y tiene una tendencia claramente ascendente que obliga a Feijóo a depender de ellos. La encuesta de liderazgo [publicada el pasado 2 de junio y que situaba a Abascal, con cinco puntos más que el año de las elecciones, 2023, como el segundo mejor valorado, por delante de Feijóo], ya mostró que el líder del PP no tira, no genera el mismo entusiasmo que el líder de Vox entre los suyos, y el PP no está aprovechándose tanto de la crisis del PSOE”. Paco Camas, director de investigación de opinión pública en Ipsos, coincide: “El principal motivo que vemos entre los votantes del PP para votar al PP es que el Gobierno actual no continúe. No es un voto ideológico o de propuestas. Y el saldo de transferencias de votos entre el PP y Vox es muy favorable a los segundos, es decir, capta más votantes el partido de Abascal de Feijóo que Feijóo de Abascal. Es una transferencia muy asentada en el tiempo y por tanto, muy difícil de revertir. Por eso el PP parece estancado, porque le cuesta captar votos por su derecha y también, aunque ahora empieza a crecer, por la izquierda”.

Según el sondeo de 40dB., el PP cede ahora un 13,2% de sus apoyos de 2023 a Vox, y estos, un 3,2% al PP; Además, los populares captan a un 8,2% de votantes que en los anteriores comicios escogieron la papeleta del PSOE. Barreiro recuerda que, antes de que estallara el caso Cerdán, los socialistas habían logrado reducir esa fuga de votos al PP hasta el 3%.

Para revertir su estancamiento, en un momento de máxima debilidad del mayor rival, el PP lanza mensajes en distintas direcciones. “Al votante de Vox, con lo de los prostíbulos”, prosigue un veterano cargo popular, “le demuestra que contra Sánchez es tan duro como Abascal. Y al que alguna vez votó a Sánchez o está en la abstención, le dice que su deseo es gobernar en solitario para no asustarlo con una coalición con Vox”.

En su primer discurso del congreso nacional del PP, Feijóo declaró: “No soy ni seré nunca fundamentalista. Defiendo la centralidad porque no es renuncia, es compromiso con la mayoría y una aspiración de la que no desisto: volver a ser un partido de 10 millones de votantes”. Los populares no alcanzan esa cifra en las urnas desde hace 14 años. En el discurso de clausura, expresó su “deseo” de gobernar en solitario —como cualquier candidato—, y su compromiso de no hacer un cordón sanitario a la extrema derecha, a cuyos votantes —que antes aglutinaban las siglas que ahora preside— lanzó varios guiños —en materia de inmigración, feminismo, seguridad ciudadana…— para tratar de que volvieran a la casa madre.

Como el “deseo” no parecía suficiente para pescar en el desencanto del PSOE, en esa bolsa de votantes menos ideologizados que a veces se decantan por la gaviota y otras por el puño y la rosa, apenas 24 horas después, pero fuera de cámaras aunque autorizó a que publicaran sus palabras —delante de ellas, el secretario general siguió hablando de “aspiraciones”—, Miguel Tellado aseguró que el PP se comprometía a no gobernar con Vox, mensaje que repitió al día siguiente en Onda Cero. Por la mañana, ante la pregunta en Telecinco de si “estarían dispuestos a hacer vicepresidente a Abascal si no dan los números”, la portavoz parlamentaria, Esther Muñoz, había dicho: “Tenemos que esperar a que haya elecciones y ver los números y los diputados que nos dan a cada uno de los partidos”.

Un dirigente popular atribuye a “la insistencia de las preguntas” el cambio de posición de Tellado. “Si mañana sumamos con Vox y Abascal pide ser vicepresidente, ¿no vamos a gobernar por eso? Sería inaceptable, y ya sabemos lo que pasó cuando el PSOE y Podemos no se pusieron de acuerdo en 2019. Se repitieron las elecciones, perdieron votos y llegaron a un acuerdo en 24 horas. Si sumamos, habrá acuerdo de Gobierno. En el discurso de Feijóo todos lo interpretamos así, como un deseo, un plan. Otra cosa es lo que encuentres el día de las elecciones».

Al incidir en el tema de la prostitución y en otros gestos como el de plantear que el Estado pague la congelación de óvulos para mujeres que quieran retrasar la maternidad, según confirma un cargo popular, el partido está tratando de captar votos, también, en un electorado, el femenino, que tradicionalmente ha sido más socialdemócrata. “Vox crece mucho”, reitera Barreiro, “pero le cuesta mucho más hacerlo entre las mujeres, especialmente entre las jóvenes”. “El partido de Abascal es el primero en intención de voto en las franjas de los 18 a 24 años y los 25 a 34, pero su intención de voto es ocho puntos más baja en el electorado femenino que en el masculino”. El voto de las mujeres fue clave en el resultado de las elecciones de julio de 2023. Si Vox hubiese tenido entonces el mismo apoyo entre hombres y mujeres, podría haber crecido alrededor de medio millón de votos.

La foto demoscópica muestra hoy “ansias de cambio en la derecha y expectación en la izquierda, que no tira la toalla”, concluye Barreiro, quien apunta que, a diferencia de lo que auguran los populares, el caso Cerdán no está pasando factura, de momento, a los socios. “El PP”, añade Camas, “tiene a su favor la movilización de la derecha, que no era tan alta desde 2011, y en contra que en ese estado de campaña permanente en el que vive, cuando llega la campaña de verdad les sale mal porque no tiene un candidato fuerte, por eso no va al debate electoral, por ejemplo. En campaña tienes que articular mensajes nuevos, porque la reincidencia en la misma temática hace que pierdan efecto, y ahí es donde suele cometer errores como el de poner en duda el voto por correo”.

El pleno del miércoles, en el que Sánchez compareció para dar explicaciones sobre el caso Cerdán y anunciar un plan anticorrupción, fue, de alguna forma, el reverso del congreso nacional del PP. Cerraron filas los populares con su líder y dieron oxígeno los socios de investidura al presidente del Gobierno, en lo que adoptó, sin serlo, el formato de una cuestión de confianza. “Sánchez escapó vivo”, admite un cargo popular, “porque los que le apoyan le siguen apoyando, pero eso ya lo sabíamos. Mientras vayamos con Vox, no tenemos ninguna opción con los socios. Pero el PNV, que es la parte más débil porque le afecta mucho el tema de la corrupción, le dijo a Sánchez lo mismo que a Rajoy con la sentencia de Gürtel: váyase y ponga a otro. La portavoz peneuvista, Maribel Vaquero, enumeró en su intervención en el Congreso las alternativas que tenía Sánchez y entre ellas, la de ”valorar dimitir sin disolver la Cámara para intentar armar una mayoría en torno a un nuevo candidato de su partido sin necesidad de convocar elecciones”.

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