La Unión Europea de Radiodifusión (UER), orgnizadora del Festival de Eurovisión, va a vivir este jueves y viernes sus horas más decisivas probablemente en décadas. Lo mismo le sucede a España, pues, dependiendo de lo que se logre con la participación de Israel en la Asamblea de Ginebra, RTVE irá o no a la próxima edición Leer La Unión Europea de Radiodifusión (UER), orgnizadora del Festival de Eurovisión, va a vivir este jueves y viernes sus horas más decisivas probablemente en décadas. Lo mismo le sucede a España, pues, dependiendo de lo que se logre con la participación de Israel en la Asamblea de Ginebra, RTVE irá o no a la próxima edición Leer
¿Salvar Eurovisión o terminar de hundirla? Este es el dilema al que, a partir de mañana, se va a enfrentar la Unión Europea de Radiodifusión (UER), responsable del Festival, en la asamblea que se va a celebrar este jueves y viernes en Ginebra. El clima hace presagiar que lo que salga de esa reunión a puerta cerrada supondrá un antes y un después en la historia del Festival de Eurovisión.
Las tensiones llevan cocinándose meses; la causa, la participación de Israel; las consecuencias, la retirada de varios países, entre ellos España. La UER, que engloba a 68 cadenas públicas de radio y televisión de 56 naciones, se va a reunir en medio de una tensión que llevaba años sin vivirse. La presencia de Israel en Eurovisión ha dividido por completo a una UER que desde hace tiempo lleva mostrando signos de debilidad, agotamiento y falta de decisión y dirección.
Las televisiones públicas de países como España (RTVE), Irlanda (RTÉ), Eslovenia (RTV Slovenija), Países Bajos (AVROTROS) e Islandia (RÚV) han condicionado su participación en 2026 a que Israel no concurse. España lo tiene muy claro: si Israel participa, RTVE no solo no irá, sino que tampoco emitirá ni las semifinales ni la final, lo que supone para la UER una gran pérdida económica.
«Mantenemos la misma posición cuando dijimos que la presencia de Israel era insostenible: primero, por el genocidio; los derechos humanos no son un concurso. Hay otra cuestión, el incumplimiento sistemático de las normas del concurso. No ha sido sancionada nunca. Cualquier otro país que hubiera llevado a cabo esta utilización de Eurovisión estaría sancionado y expulsado», argumentó hace ahora una semana el presidente de RTVE, José Pablo López, en la Comisión de Control a la Corporación en el Senado.
Para Televisión Española «son necesarias más medidas» para contener a Israel y «ese va a ser el planteamiento que vamos a llevar a la Asamblea». «Lo que pedíamos hace cuatro meses es lo mismo que pedimos ahora», reafirmó López.
Sin embargo, todo apunta a que la UER no está dispuesta a excluir a Israel. La organización admite que hay una gran división entre los miembros y llegó incluso a convocar una asamblea extraordinaria para el mes de noviembre con el fin de votar sobre la participación israelí, una reunión que fue cancelada pocos días después de la entrada en vigor del alto el fuego en Gaza.
En estos últimos días, sin embargo, la cuerda se ha ido tensando aún más. El canciller de Alemania, Friedrich Merz, ha indicado en una entrevista que su país debería retirarse de Eurovisión el próximo año si Israel era apartada. Hacia la misma dirección apuntan desde Italia, mientras que en Austria, país encargado de acoger la edición de 2026 al haber ganado la de 2025, la televisión pública ORF expresó su deseo de que Israel participe, señalando que intentará disuadir en la asamblea a RTVE y a otros críticos para que apoyen esta postura.
RTVE tiene un gran peso en la UER, ya que, junto a homólogas de Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, conforman el llamado Big 5, al ser los cinco mayores contribuyentes financieros en la organización. España, como miembro del Big Five, aporta una cuota para financiar el festival. En 2023, España pagó una cuota de 347.700 euros para ese evento. Por los derechos de emisión del Festival, RTVE pagó 334.432,63 euros en 2024. Por contra, RTVE perdería la audiencia del programa de entretenimiento que más audiencia genera. El presidente de RTVE ya ha dejado claro que, en este caso, la audiencia es lo de menos y que lo importante son «Los Derechos Humanos».
La opción que menos probabilidades tiene de salir es que haya un acuerdo unánime y todo vuelva a la normalidad, porque la normalidad desapareció hace dos años, cuando la presencia de Israel en Eurovisión empezó a poner contra las cuerdas a la UER. Es bastante posible que la asamblea concluya sin una lista definitiva de los países que concursarán el próximo año en Eurovisión, ya que la UER ha dado de plazo hasta mediados de diciembre a sus miembros para confirmarlo. La lista definitiva de países se publicará «antes de Navidad».
Para intentar frenar la sangría de participaciones con la que puede celebrarse Eurovisión 2026, hace unas semanas la UER intentó maquillar una serie de normas que daban la sensación de que se iba a poner más control sobre Israel. Con esos cambios, la UER busca reducir la polémica que en las dos últimas ediciones ha rodeado al festival por el elevado número de votos que obtuvo Israel, algo que algunos atribuyen a fraude o presiones políticas.
La UER anunció en este sentido que el número de televotos que cada espectador podrá enviar se reducirá de 20 a 10, así como la reinstauración del voto del jurado en las semifinales y salvaguardas técnicas reforzadas para detectar y bloquear votaciones fraudulentas o coordinadas. La asamblea tendrá que votar si acepta estas normas, si no, o si quiere normas más estrictas.
El presidente de RTVE aseguró en su reciente comparecencia ante la Cámara Alta que esas decisiones encaminadas a disuadir las injerencias políticas y los votos fraudulentos «no son suficientes» ni garantizan que no puedan volver a producirse, por lo que el ente público español pedirá en la asamblea más medidas.
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