El autor mexicano debuta con una historia de supervivencia, oscuridad y esperanza en un mundo donde la humanidad ha desaparecido.
Ciudad de México, octubre de 2025. — ¿Qué ocurre cuando la soledad se vuelve tan real que puedes sentirla respirar a tu lado? En su impactante primera novela, La Travesía. Primera parte: Soledad, Ángel Monje Bermúdez lleva al lector a un escenario inquietante y desolador, donde un joven intenta sobrevivir en un mundo vacío, habitado por criaturas que son tanto monstruos externos como reflejos internos de la mente humana.
El autor, nacido en la Ciudad de México y residente en Tlalnepantla, reconoce que la inspiración de esta obra surgió de una reflexión tan actual como perturbadora: “Vivimos en una epidemia de soledad cada vez más grande. Me pregunté qué pasaría si esa soledad se hiciera tangible, total”. A partir de esa idea nació una historia que combina ficción, terror psicológico y elementos de aventura, y que invita a preguntarse qué significa realmente estar solo.
Un mundo vacío, una mente al límite
El protagonista, Nathan Walker, despierta un día en un mundo donde la humanidad ha desaparecido sin explicación. Las calles están vacías, el silencio es absoluto y, en las sombras, acechan seres hostiles que parecen surgir de sus propios miedos. Nathan no sabe si está soñando, si ha perdido la razón o si el fin del mundo realmente ha llegado.
A lo largo de su travesía, lo acompañan Dover, su inseparable perro-lobo, y la memoria de figuras del pasado que marcaron su vida: Jane Burgman, una policía fuerte y compasiva; Brett Valmont y Tony McAwley, los antagonistas de su adolescencia; y Mercy Walker, su madre, cuya falta de amor dejó heridas que aún sangran.
En el presente, la enigmática figura del profesor Hockley le ofrece una pista: una dirección que podría contener la clave del destino humano.
El relato se despliega en dos tiempos narrativos que se entrelazan con maestría: el pasado doloroso de Nathan y su desesperada lucha por sobrevivir en un presente dominado por el vacío.
Entre Lovecraft, King y la soledad contemporánea
Con influencias reconocidas de H. P. Lovecraft y Stephen King, Ángel Monje logra una prosa absorbente, cargada de atmósfera, que combina lo sobrenatural con lo profundamente humano. Su narrativa muestra una visión emocional y filosófica del aislamiento, en la que los monstruos son tan reales como los traumas que habitan en el interior del protagonista.
“La historia de Nathan es, en el fondo, una metáfora del ser humano moderno: un individuo rodeado de ruido, pero completamente solo”, afirma el autor.
La Travesía no solo invita a vivir una aventura apocalíptica, sino a reflexionar sobre la soledad como una condición universal.
Una ópera prima que promete una saga impactante
Aunque esta es su primera publicación, Ángel Monje Bermúdez lleva escribiendo desde los trece años, y ha dedicado más de tres años a construir el universo de La Travesía, que se proyecta como una saga literaria. El autor confiesa sentirse profundamente agradecido por la oportunidad de publicar con Letrame Grupo Editorial, destacando la experiencia como “una de las más gratificantes y profesionales” de su carrera.
Las primeras opiniones de lectores que han tenido acceso a la obra coinciden en resaltar su originalidad, su atmósfera intensa y la empatía que despierta el personaje principal, calificándola como una historia que “atrapa desde el primer capítulo”.
Publicar un libro para dar voz al silencio
Con La Travesía. Primera parte: Soledad, Ángel Monje Bermúdez se suma al catálogo de autores que han encontrado en Letrame Grupo Editorial un aliado para transformar su pasión en literatura publicada.
El autor no busca solo contar una historia de supervivencia, sino ofrecer un espejo de las emociones humanas más profundas: la pérdida, el miedo, la esperanza y la búsqueda de sentido.
En palabras del propio Monje:
“Escribí esta historia para dar forma a aquello que no siempre sabemos decir: el peso del silencio, la nostalgia y la resiliencia que todos llevamos dentro.”
Con esta ópera prima, el joven autor mexicano demuestra que la ficción sigue siendo uno de los lenguajes más poderosos para hablar de la realidad, y que incluso en los mundos más oscuros siempre hay una chispa de humanidad dispuesta a resistir.
