La UE aprobará normas de tráfico para los 50.000 satélites que flotarán sobre nuestras cabezas en 2035

En estos momentos hay 140 millones de deshechos en el espacio que pueden provocar colisiones o impedir nuevos lanzamientos Leer En estos momentos hay 140 millones de deshechos en el espacio que pueden provocar colisiones o impedir nuevos lanzamientos Leer  

El comisario europeo de Defensa y Espacio, Andrius Kubilus, cree que «quien controla el espacio, controla el futuro», y que este de momento está en manos de EEUU, China y Rusia. Para tratar de cambiar su destino, la UE pretende poner en marcha en 2030 su primera Ley del Espacio, con el fin de reforzar la seguridad de sus satélites contra los ciberataques, limitar la basura espacial y reducir su impacto medioambiental.

Mientras la Política Espacial de Estados Unidos está en manos de empresas privadas, y la China en manos del Gobierno, la Unión Europea tiene que lidiar con hasta doce legislaciones distintas, incluida la de España.

El pasado octubre Airbus anunciaba una reestructuración que incluía la reducción de hasta 2.500 empleos en su división espacial. De ser líderes en lanzadores comerciales y satélites geoestacionarios, Europa ha empezado a recurrir a cohetes de la compañía estadounidense SpaceX, de Elon Musk. Las cadenas de suministro de la industria espacial europea, o bien nunca existieron, o han quedado desestabilizadas por el covid y la guerra de Ucrania, dejándonos fuera de un sector que aumentará hasta los 1.600 millones de euros en 2035. «El siglo XXI será el siglo del espacio. El siglo de la nueva frontera. Y está absolutamente claro que estamos al principio de esta revolución espacial», apunta Kubilius.

La inversión pública en el sector espacial es casi cinco veces inferior a la de Estados Unidos: en 2023, Europa gastó unos 15.000 millones de dólares -un 0,07 % de su PIB- en el espacio, frente a los 73.000 millones estadounidenses, mientras que China planea gastar unos 20.000 millones hasta el 2030, según la Comisión Europea.

Uno de los problemas que más preocupa a la UE es el tráfico que circula sobre nuestras cabezas. En estos momentos, según Bruselas, hay 140 millones de deshechos, mientras están operativos 11.700 satélites, entre ellos los europeos de Copernicus y Galileo. Con el primero la UE controla el 41 % del mercado de observación de la Tierra, la misma proporción que Estados Unidos; mientras Galileo cuenta con el sistema de navegación por satélite más preciso del mundo, que da servicio a más de 4.000 millones de teléfonos móviles y genera unos beneficios equivalentes al 10% del PIB de la UE.

En la próxima década, la cifra de satélites que flotarán sobre nuestras cabezas ascenderá hasta los 50.000, de los que una parte pertenecerán a la constelación IRIS2, el principal proyecto de la UE para el futuro espacial, con el que aspira a competir, por ejemplo, contra Starlink del magnate Elon Musk. «Una revolución de este tipo proporciona nuevas posibilidades, pero también nuevos riesgos», continuó Kubilius.

Las colisiones pueden inhabilitar los satélites e impedir nuevos lanzamientos. Algo que el nuevo reglamento prevé evitar obligando a los operadores a retirar los satélites tras 25 años, o sólo un año después si circulan en una órbita terrestre baja.

La norma, que aún tiene que negociarse entre el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo, también obligará a las empresas a reforzar la seguridad de los satélites durante toda su vida útil para prevenir posibles ciberataques. Kubilus recordó cómo Rusia atacó la red de satélites KA-SAT operada por Viasat horas antes de su invasión a gran escala de Ucrania, en febrero de 2022.

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