Las cuentas pendientes de Andrés Mountbatten Windsor: la decisión de Carlos III no acaba con el problema

El Rollo de la Nobleza (Roll of Peerage), el registro público que recoge a todos los aristócratas del Reino Unido, ha borrado desde este viernes por la mañana el ducado de York. La decisión de Carlos III de despojar formal y oficialmente a su hermano Andrés de todos sus títulos, incluido el de príncipe, reviste una gravedad histórica solo comparable al castigo público que sufrieron hace más de un siglo los tres duques y un vizconde acusados de traición por apoyar al enemigo alemán en la I Guerra Mundial.

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 La familia de Virginia Giuffre reclama que el hijo de Isabel II sea juzgado y “acabe detrás de las rejas”  

El Rollo de la Nobleza (Roll of Peerage), el registro público que recoge a todos los aristócratas del Reino Unido, ha borrado desde este viernes por la mañana el ducado de York. La decisión de Carlos III de despojar formal y oficialmente a su hermano Andrés de todos sus títulos, incluido el de príncipe, reviste una gravedad histórica solo comparable al castigo público que sufrieron hace más de un siglo los tres duques y un vizconde acusados de traición por apoyar al enemigo alemán en la I Guerra Mundial.

Pero en el universo de la Monarquía, como en el de la Iglesia, la decisión de dar por zanjado un asunto, por mucha trascendencia que encierre, no tiene necesariamente implicaciones en el mundo civil. El ciudadano Andrés Mountbatten Windsor, como será conocido ahora por decisión real el hijo favorito de Isabel II, tiene cuentas pendientes que todavía pueden seguir dando sobresaltos al palacio de Buckingham.

La familia de Virginia Giuffre, la mujer que sufrió los abusos sexuales de Jeffrey Epstein y del entonces príncipe Andrés mientras era menor, ha expresado su satisfacción ante la drástica decisión del monarca, que han calificado de “victoria sin precedentes en la historia”, pero han reclamado ir más allá. “Debemos tener algún tipo de investigación que vaya más lejos. [Andrés] sigue paseando como un hombre libre. Alabo al rey, que está haciendo un gran trabajo como líder mundial sentando este precedente, pero necesitamos avanzar algunos pasos hacia delante. Es necesario que acabe detrás de las rejas”, decía el jueves por la noche a la BBC Sky Roberts, el hermano de Giuffre.

El 25 de abril de este año, Virginia Giuffre se suicidó, con 41 años. Antes había dejado unas memorias póstumas cuya publicación ha ayudado a apuntalar el hundimiento del hermano del rey.

Cualquier posibilidad de que el caso se reactive ahora en territorio estadounidense no pasa de ser una especulación. Giuffre cerró un acuerdo multimillonario extrajudicial con el entonces duque de York en febrero de 2022, para zanjar la demanda que había interpuesto por abuso sexual contra el hijo de Isabel II. La muerte de la mujer y la defenestración pública de Andrés podrían impulsar un nuevo intento de llevar el asunto a la justicia. Sin olvidar que la comisión de la Cámara de Representantes que ha investigado la trama Epstein ha expresado siempre su deseo de que comparezca el miembro de la familia real británica.

Problemas en el Reino Unido

Antes de contemplar los posibles problemas futuros en suelo estadounidense, si los llega a haber, Andrés deberá prestar atención a sus problemas en el Reino Unido. El rey ha dado orden de que se rescinda el contrato de alquiler que tenía su hermano para disfrutar del llamado Royal Lodge, la mansión de treinta habitaciones en la que residían él, su esposa y sus dos hijas, en el complejo del castillo de Windsor. El palacio de Buckingham remite este asunto a la Crown Estate, el ente privado de gestión pública, controlado por el Gobierno, que maneja las propiedades de la casa real británica y entrega parte de sus dividendos a la casa de Windsor para sus gastos de protocolo y representación.

Pero hay una resignación implícita por parte de todos estos actores ante la posibilidad más que cierta de que Andrés pueda recibir una indemnización millonaria, tanto por la cancelación anticipada de un contrato legal de arrendamiento cuya duración estaba prevista hasta 2078 como por los 8,6 millones de euros que Andrés pagó de su bolsillo por las obras de rehabilitación y mejoramiento de la mansión.

La Comisión de Cuentas Públicas del Parlamento británico no ha cesado aún en su empeño de reclamar explicaciones sobre el uso privilegiado de esa residencia y del apaño acordado para Andrés. “Esta comisión, que engloba a representantes de varios partidos y que yo presido, asume de manera unida la responsabilidad de tomarse muy en serio la obligación de hacer un buen uso del dinero del contribuyente. Es con ese espíritu que creemos razonable exigir más información sobre la situación legal actual del Royal Lodge y la racionalidad que haya tras ella”, ha dicho el presidente de la comisión, Geoffrey Clifton-Brown.

El palacio de Buckingham admite además que, a partir de ahora, Carlos III deberá asignar a su hermano alguna renta procedente de su patrimonio privado para que pueda mantenerse. La previsión de que nuevos escándalos en torno al pasado de Andrés salgan a la luz puede añadir presión al monarca para que anule incluso esos pagos.

Frente político y judicial

Finalmente, el frente político y judicial en el Reino Unido no está despejado del todo para el hermano del rey. El Partido Liberal Demócrata, que en paralelo a los nacionalistas escoceses del SNP, había comenzado a trabajar en la presentación de una moción parlamentaria para debatir las finanzas de Andrés, ha levantado ahora el pie del acelerador. Era una decisión inusual y hasta drástica, porque los usos y costumbres han evitado siempre que los asuntos de la familia Windsor se discutan en la Cámara de los Comunes.

“Estaba claro que la posición de Andrés se había vuelto completamente insostenible, y era una vergüenza para la institución y para todo el país”, ha dicho el líder de la formación, Ed Davey, que sugería así darse por satisfecho. A fin de cuentas, los liberales demócratas forman también parte de un entramado institucional, junto a conservadores y laboristas, que han expresado ya su apoyo a la decisión de Carlos III y trabajan ahora por contener los daños.

La diputada exlaborista y hoy independiente Zarah Sultana, que ha puesto en marcha con éxito un nuevo partido de izquierdas de la mano del defenestrado líder Jeremy Corbyn, ya ha anunciado que su formación hará bandera de la abolición de la monarquía en el Reino Unido: “El príncipe Andrés ha sido despojado de todos sus títulos. Buen comienzo. Ahora vayamos a por el resto y eliminemos la monarquía”, ha escrito en la red X.

La organización antimonárquica Republic, que ha tomado la calle en cada celebración pública de la Corona desde que Carlos III accedió al trono, ha encargado a un equipo de juristas que explore la posibilidad de abrir en el Reino Unido una causa penal contra Andrés. No parece que vaya a prosperar, pero da una idea de que el problema creado por el hermano del rey está aún lejos de desaparecer.

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