Mariló Montero sacó las garras. Se acabó el cachondeo y la locura de Torito. La ex presentadora dijo basta poniendo el orden que MasterChef Celebrity no estaba poniendo Leer Mariló Montero sacó las garras. Se acabó el cachondeo y la locura de Torito. La ex presentadora dijo basta poniendo el orden que MasterChef Celebrity no estaba poniendo Leer
Cuidado con MasterChef Celebrity 10; cuidado con Mariló Montero. Si algún día Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera o Jordi Cruz deciden dejar de ser los jueces de MasterChef que nadie se preocupe: Mariló Montero puede asumir la responsabilidad de los tres. Es la única de MasterChef Celebrity 10 que ha dicho basta a lo que empieza a ser más que cansino para el programa, pero, especialmente, para sus compañeros. Su nombre, Torito. Nadie puede con él; nadie, menos Mariló Montero. La única a la que el colaborador de televisión parece temer de verdad. La teme él y la tememos todos. Cuando a Mariló Montero le tocan las narices…
Y Torito se las ha tocado a ella y a todos. Meter a Torito en unas cocinas es como meter al demonio de Tasmania en un museo arqueológico. No se salva nada ni nadie. La gracia está bien. Hace gracia hasta que uno ve peligrar su continuidad. Torito es espectáculo, es show, es esperpento, es exceso, es como una fiesta incorporada en todo su ser. El problema es que por mucho cachondeo y por muchas ganas que tengan de pasarlo bien, cuando Torito empieza a hacer de las suya se sabe ya el final: tragedia.
Han aguantado tres programas dejando que hiciese lo que le diera la gana, que fluyera, que estuviera a lo suyo y a los demás, conscientes tanto sus compañeros celebrities como los espectadores que, pese a su falta de concentración y despiporre, Torito sabe cocinar. Es decir, que va a durar sí o sí en MasterChef Celebrity. El problema es que cuando a Torito se le enciende el botón de ‘la voy a liar’ no es él el que se ve afectado sino todos los que están a su alrededor.
Todos aguantan porque no es plató de buen gusto poner los puntos sobre las ies a un compañeros; todos, menos Mariló Montero. Pues no tiene los ovarios bien puestos la colaboradora televisiva. Anoche los puso encima de las cocinas de MasterChef Celebrity 10 y dio el golpe en la mesa que, tal ves, no tenía que haber dado ella. Sólo Mariló Montero ha conseguido acojonar de verdad de Torito. Bueno, eso es lo que se cree ella.
La tensión y la presión tan habitual en las cocinas de MasterChef empezó a asomar la patita por debajo de la puerta anoche. Los celebrities empiezan a ser conscientes de la exigencia del programa y del agotamiento mental y físico que supone. Que se lo digan a Alejo Sauras. El actor vivió anoche un auténtico colapso en la primera prueba. Había que ganar el pin de la infidelidad -cualquiera se lo puede quitar si le reta en la primera prueba del talent-, pero no iba a ser sencillo. Nada en MasterChef es sencillo, tampoco en el Celebrity.
Para ganar el pin de la infidelidad los aspirantes tenían que realizar tres cocinados en el que se irían eliminando los peores. Los celebroties cocinarían en cada uno de los cocinados distintas masas. El reto es que las masas les salieran bien y Alejo Sauras y Miguel Torres estuvieron de 10. Les salió todo, la masa de los buñuelos, la de la coca, la de las tartaletas… Pero ya se sabe que en MasterChef nada es fácil. Para ganar el pin se tenían que enfrentar a Ana Callís, finalista de MasterChef 13, con la venía de las dos primeras invitadas de la noche Yolanda Ramos y Lorena Castell. Fue inevitable que me imaginase lo que hubiera sido MasterChef Celebrity si hubiesen juntado en una misma edición a Yolanda Ramos, Lorena Castell y Torito. No hay Mariló Montero suficiente para frenarles.
El caso es que cuando Alejo y Miguel fueron conscientes de que todavía no había terminado, Alejo Sauras colapsó. El tener que preparar una tarta para ganar el ansiado pin después de haber realizado tres cocinados antes fue demasiado para él. Simplemente, colapsó. Se vino abajo, se quedó en blanco, se vio incapaz siquiera de pensar cómo tenía que hacer un bizcocho. A Dios gracias que las dos invitadas tiraron de esa locura tan desesperante, pero a la vez tan necesaria en un programa como MasterChef. Y funcionó. Alejo Sauras se llevó el pin de la inmunidad infiel para sorpresa de todos, pero le costó, ¡vaya si le costó! Le costó pasar un mal trago de narices. El mismo que pasó Mariló Montero en la prueba de exteriores o que paso Juanjo Bona, Valeria Vegas y Charo Reina en la de eliminación.
MasterChef Celebrity 10 se trasladó a las cocinas de Finlandón, un restaurante que rinde culto al producto con la parrilla, situado en el Monte de El Pardo. Con Raquel Medroño, ganadora de MasterChef Celebrity 5 de madrina y comodín, fue ella la que eligió que las dos Valerias, Ross y Vegas, se convirtieran en las capitanas para un cocinado dirigido a 85 comensales y con la parrilla y el pescado como protagonistas. Creyó Valeria Ross que podría controlar a Torito. Una hora exacta le duró el sueño. El colaborador de televisión lo advirtió y cumplió: en una hora se acabó el Torito calmado. Y en una hora apareció Mr. Hyde.
Como ya ha hecho en programas anteriores, Torito intentó boicotear el cocinado del equipo contrario y terminó boicoteando el de todos. Agarró a José Manuel Parada, le dio un buen meneo, rompió huevos en la cabeza de Juanjo Bona, corrió por las cocinas como alma que lleva el diablo, tiró un tarro lleno de aceite, cabreó a Valeria Ross, a la que hasta ese momento no la habíamos visto enfandada en ningún momento, y sacó a la Mariló Montero con la que nadie se querría encontrar.
A mí me mira alguien como Mariló Montero miró a Torito y juro que me entierro yo misma bajo tierra. Cierto que fue la única que le plantó cara, que le dijo que estaba poniendo en peligro la integridad de sus compañeros, pues no podían seguir cocinando porque todo el suelo estaba lleno de aceite, fue la única con valor para mandarle sin despeinarse a limpiar el estropicio que había hecho y fue la única que señaló lo que tanto defiende MasterChef Celebrity, el no desperdiciar alimentos.
«Me molesta enormemente que se juegue con los alimentos, me parece gravísimo. Así que ten mucho cuidado con los alimentos que hay», le espetó la presentadora durante las valoraciones señalándole con el dedo y dejándole las cosas muy claritas. Al pan, pan y al vino, vino, que diría mi abuela. «No me amenaces con el dedo, cariño», le respondió un Torito sorprendido por el cabreo de Mariló Montero. «Lo has hecho las tres semanas. Has tirado cuatro litros de aceite», le reprochó la colaboradora, mientras Torito se acercaba para pedirle perdón. «¿Te puedo maquillar?», intentó Torito romper la tensión. «No. No me toques», le espetó Mariló Montero para acabar ambos entre risas. Sí, entre risas, pero la advertencia ahí queda. Además, para más inri el equipo de Mariló Montero, el rojo, el liderado por Valeria Vegas acabó yendo a eliminación. Apaga y vámonos.
De hecho, fue tal el cabreo de Mariló Montero que cuando regresaron a las cocinas de MasterChef la propia colaboradora se dio cuenta de que «había sido excesivo». Pues no puedo estar de acuerdo. Excesivo es lo de Torito, lo de Mariló Montero fue lo que cualquiera en su casa hubiera hecho. Pero, bueno, ya se sabe que toca suavizar.
Y cuando todo parecía volver a la normalidad… ¡Zas! MasterChef Celebrity 10 se sacó de la manga un giro de los acontecimientos que acabó en disgusto de los gordos: Charo Reina, expulsada.
Los delantales negros tenían que cocinar un postre del gran Jordi Roca que les esperaba con dulces como tarta de crepes con crema de cacao, tarta tatín de manzana, postre de melón y menta y tiramisú, entre otros. Juanjo Bona la cagó. Su postre se quedó crudo. Se iba él sí o sí, pero…
Pero MasterChef Celebrity 10 decidió dar una segunda oportunidad a Charo Reina, Juanjo Bona y Valeria Vegas. Apaga y vámonos. Juanjo Bona aprovechó la segunda oportunidad y se quedaron al borde del abismo Charo Reina y Valeria Vegas. Pese a que en el primer postre, Charo salió más o menos bien parada, en el segundo el caos de cocinado de la artista le pasó factura. Fue la expulsada y no sé decir si le dolió más a ella o a sus compañeros.
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