Por segunda vez en F1 moderna, el Mundial se dilucidará entre dos pilotos del mismo equipo. Leer Por segunda vez en F1 moderna, el Mundial se dilucidará entre dos pilotos del mismo equipo. Leer
El Mundial 2025 se dirige, inexorable, hacia un desenlace en la última carrera entre dos pilotos del mismo equipo. Un hecho que sólo admite un precedente en la F1 moderna. Fue en 2016, cuando Nico Rosberg privó del título a Lewis Hamilton. Hoy, antes de tomar la salida en el GP de Hungría, Oscar Piastri cuenta con 16 puntos de ventaja sobre Lando Norris. Un margen tan exiguo que nadie, en el seno de McLaren, considera definitivo. De hecho, Zak Brown, CEO del equipo, fantasea con que la resolución, el 7 de diciembre en Abu Dhabi, reedite para la escudería de Woking aquellas inolvidables batallas entre Alain Prost y Ayrton Senna.
El carácter metódico de Piastri, un piloto que minimiza los errores, recuerda de algún modo a Prost. «Siempre he dicho que Oscar no tiene ruido en la cabeza. Eso le permite procesar la información disponible para mejorar muy rápidamente», ha comentado Andrea Stella, team principal de McLaren. A los 23 años, con apenas dos y medio de experiencia en la F1, el australiano luce ya ese aura de los elegidos. De los pilotos carismáticos que no necesitan alharacas en el podio, de los que prefieren la calculadora a las emociones.
Nicole, madre y compañera en cada circuito, ha confesado una anécdota. Durante una reciente salida en bicicleta, ella sufrió un accidente y salió despedida por encima del manillar. Al llegar a casa, consultaron el pulsómetro de Oscar. «Así que tienes corazón, aunque jamás lo parezca», le dijo. El pasado abril, Piastri prefirió no atacar a Norris en Suzuka, aun sabiéndose superior en ritmo, para no comprometer su plaza en el podio. Era la tercera cita del Mundial, pero ya sólo pensaba en el título. De su regularidad habla otro dato: desde el GP de Brasil 2023 enlaza 40 carreras consecutivas sin un abandono.
La gélida autoridad de Piastri, ese modo en que irradia confianza, contrasta con el estilo de Norris. A los 25 años, el británico sigue siendo un piloto impredecible, que reúne golpes de genio con errores flagrantes. Un chico atormentado y ferozmente autocrítico ante los periodistas, que aún arrastra las secuelas de tantos duelos perdidos ante Max Verstappen en 2024. No por azar tuvo que esperar 110 carreras y 15 podios antes de bañarse con el champán de la victoria (GP de Miami 2024).
Las comparaciones con Senna son odiosas, pero Norris también luce una formidable velocidad a una vuelta y cuenta con una legión de aduladores. Aun sin las sensaciones de Piastri al volante, ha optimizado sus recursos y seguirá enganchado hasta el final. Incluso tras haber perdido todos los cuerpo a cuerpo frente a su compañero, incluido el funesto episodio del pasado 15 de junio en Montreal. Entonces embistió al australiano antes de estamparse contra el muro. «Ambos queremos jugar duro y competir limpio. Y eso va en ambos sentidos», sentenció tras su único cero del año.
Apenas dos semanas más tarde, Piastri y Norris protagonizaron una fantástica batalla, a lo largo de 15 vueltas, en el Red Bull Ring. Entonces fue el australiano quien midió mal, dejando a McLaren a un suspiro del gran fiasco. Las escenas trajeron a la memoria lo sucedido entre Lewis Hamilton y Nico Rosberg, hace nueve años, en esa misma pista. Los ánimos venían ya caldeados desde el GP de España, así que Toto Wolff tuvo que mediar para que Mercedes no estallara en mil pedazos.
Aquella última carrera en Marina Bay, con Hamilton ralentizando peligrosamente a Rosberg para dejarlo en las fauces de Sebastian Vettel y Verstappen, debería servir como advertencia. Hoy no queda margen para las papaya rules, el código interno de buenas prácticas que rige en McLaren para imponer la sensatez. Piastri y Norris saben que la gloria se resolverá por centímetros en el cuerpo a cuerpo. Ya no sólo se trata de saber cuándo y dónde. Hay otra pregunta aún más acuciante: ¿habrá juego limpio?
Mark Webber, agente de Piastri, conoce de sobra este tipo de manejos desde su explosivo Mundial 2013 frente a Vettel. En el paddock aún se hacen chistes con aquella saga del multi-21 en Red Bull. Por contra, Mark Berryman, representante de Norris, presume de un perfil bajo, más del agrado en la cúpula de Woking. Y es que aunque Brown y Stella suspiren por la épica definitiva en Abu Dhabi, ninguno querría reeditar el infausto episodio de Senna y Prost en el GP de Japón de 1989.
Entonces, Le Professeur movió cielo y tierra para que la FIA retirase la victoria a Senna, remolcado por los comisarios. Un año más tarde, ya con Prost en Ferrari, el brasileño juró venganza y la obtuvo en la curva 1 de Suzuka. ¿Cómo afectarán los nervios a Norris en el último triplete del ao? ¿Se atreverá Piastri a sacar del asfalto a su adversario para forzar un doble abandono que le allane el camino hacia el título? El 7 de diciembre, en Abu Dhabi, podremos salir de dudas.
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