Mont-roig del Camp airea su secreto para ser una turbina generadora de ocupación en el sur de Cataluña

Una pintada a favor de la planta de componentes para baterías, que ha despertado cierta oposición en Mont-roig.

Los aires de Mont-roig del Camp (Tarragona) le sirvieron al artista Joan Miró para curarse de los achaques de una enfermedad que contrajo cuando era joven, y esas mismas corrientes le valen ahora al municipio para vitaminar la economía del sur de Cataluña. El pueblo, de 14.000 habitantes y situado a una veintena de kilómetros de Tarragona y Reus, se ha erigido en motor de creación de empleo tras lograr atraer a dos inversiones millonarias, de sectores tan distintos como la automoción y la agricultura, con capacidad para generar 1.100 puestos de trabajo.

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Fran Morancho, alcalde de Mont-roig.Presentación del proyecto del grupo Ametller, ante los vecinos. Los registros de viento permanente incentivan la llegada de dos inversiones millonarias con un impacto de 1.100 puestos de trabajo  

Los aires de Mont-roig del Camp (Tarragona) le sirvieron al artista Joan Miró para curarse de los achaques de una enfermedad que contrajo cuando era joven, y esas mismas corrientes le valen ahora al municipio para vitaminar la economía del sur de Cataluña. El pueblo, de 14.000 habitantes y situado a una veintena de kilómetros de Tarragona y Reus, se ha erigido en motor de creación de empleo tras lograr atraer a dos inversiones millonarias, de sectores tan distintos como la automoción y la agricultura, con capacidad para generar 1.100 puestos de trabajo.

Más allá de su situación estratégica, en pleno Corredor Mediterráneo y pegado al trazado que une el puerto de Tarragona con Lleida y Zaragoza, Mont-roig saca provecho de un elemento que arrastra fama de ser un quebradero de cabeza: el viento. La multinacional coreana Lotte y el grupo agroalimentario catalán Ametller Origen han presentado sendos proyectos industriales que explotan los beneficios de las ventoleras que soplan en el pueblo.

“La primera vez que los coreanos vinieron a Mont-roig era uno de esos días de viento fuerte. Una concejal vaticinó que aquella gente no iba a volver por aquí”, cuenta Fran Morancho, el alcalde. En realidad, los visitantes volvieron y revelaron que tenían intención de construir un gran complejo industrial donde iban a producir Elecfoil, un compuesto para las baterías eléctricas de los coches. El plan no decayó ni cuando la empresa original, Iljin Materials, fue absorbida por Lotte Energy. La idea es una inversión inicial de 600 millones de euros, que podría duplicarse hasta alcanzar los 1.200 millones de euros, en función de si la demanda impulsa el desarrollo de nuevas plantas de fabricación de láminas de Elecfoil.

El proyecto abarca un ámbito de 44 hectáreas y, tras sufrir retrasos por la tramitación urbanística, está previsto que las obras empiecen a finales de este año. La Generalitat lo etiquetó como un proyecto estratégico, una consideración que supuestamente debía revertir en un recorte de los plazos para poder activar las obras, pero nada de ello ha evitado la demora, por lo menos hasta 2027, del estreno del complejo industrial.

Estar en disposición de ofrecer los metros cuadrados de terreno que necesita Lotte ayudó a atar la operación, “pero lugares con suelo disponible hay muchos. Antes de decidirse por Mont-roig visitaron lugares de Aragón, Andalucía o País Vasco”, asegura el alcalde.

Fran Morancho, alcalde de Mont-roig.

Las condiciones ambientales que tiene Mont-roig actuaron, según la compañía coreana, como un incentivo a la hora de elegir emplazamiento, porque el aire incide en el índice de humedad y aligera el proceso de fabricación de las láminas de cobre.

Un argumento similar usa Jordi Ametller, socio fundador de Ametller Origen junto con su hermano Josep, para alabar la idoneidad del municipio, en este caso para habilitar 500.000 metros cuadrados de invernaderos y un centro de innovación agroalimentaria. Se desarrollará la agricultura hidropónica —es decir, optimizando el riego y sin necesidad de plantar en el suelo— en grandes invernaderos para tener ciclos de cultivo más largos, con mayores rendimientos y donde la tecnología tendrá un papel fundamental.

Para la empresa supondrá un desembolso de 50 millones de euros, con la previsión de crear 500 puestos de trabajo: “Es Mont-roig el lugar de Cataluña donde más llueve? No, pero está dentro de la media de pluviometría de los municipios de la costa y aquí hace mucho sol y mucho aire”, explica Jordi Ametller. Hace unas semanas, al presentar el proyecto en un acto público ante los vecinos, Ametller difundió unas diapositivas con datos de lluvia y radiación solar de distintos puntos de Cataluña. Mont-roig tiene buenos registros, pero donde más destaca es en los gráficos de días sin viento. Apenas los hay: un porcentaje de 0,86, muy inferior al que se mide en Roses, 11,4, zona conocida por su potente tramuntana.

Presentación del proyecto del grupo Ametller, ante los vecinos.

“La zona del Camp de Tarragona, que tiene un largo recorrido de desarrollo industrial de alto valor añadido con el polo químico más grande del sur de Europa, es la que atrae a gran parte de los proyectos llamados estratégicos, que son los de mayor inversión, con creación de empleo, y que fomentan el desarrollo económico, social y territorial”, ha defendido Miquel Sàmper, consejero de Empresa de la Generalitat. La provincia de Tarragona carga con los peores datos de ocupación de Cataluña. Un 12,7% de paro en el último trimestre de 2024, según el Idescat. La media catalana es del 7,9%.

El influjo de la Costa Daurada y de activos como el parque Port Aventura convierten al turismo en uno de los principales motores para el empleo en Tarragona. Un motor que se gripa en temporada baja. “Veo a Mont-roig como una Cataluña en pequeño. Un lugar donde el turismo es muy potente, pero ello no quita que se tenga que apostar por la industria y la agricultura”, mantiene Fran Morancho.

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